8M Por Rosario Alirangues. CEO de Acción Jurídica Abogados.
Es verdad que hemos avanzado en los logros obtenidos por la lucha en favor de la efectiva igualdad de los derechos de las mujeres, pero son insuficientes, vamos con mucho retraso, nuestra inteligencia social ha sido adelantada por la IA, quien a su vez utiliza patrones patriarcales. Sólo hay que comparar el tiempo que tardó la Asamblea General de las Naciones Unidas en declarar el “Año Internacional de la Mujer”, en concreto en el año 1.975 es cuando dictó su Resolución 3010, es decir, 64 años después de la Conferencia de Copenhague.
En realidad, no es un día de celebración, es un día de reivindicación de la igualdad efectiva de los derechos de las mujeres en los ámbitos sexual, social, educativo, cultural, político y económico. La reivindicación del 8M debe de ser de todas las personas que conforman la sociedad civil, puesto que, si no hay igualdad, no puede haber libertad. Tanto la igualdad, como la libertad son Derechos Humanos, y los Derechos Humanos son derechos inherentes a todas las personas, sin distinción alguna de nacionalidad, residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.
Es un día de reivindicación porque queda mucho más camino que el andado hasta llegar a la efectiva igualdad de los derechos de las mujeres en una sociedad dirigida por el sistema patriarcal que discrimina a las mujeres por ser mujeres al establecer como uno de sus pilares la desigualdad de las mujeres.
Aún hay que gritar alto y claro que las mujeres seguimos siendo discriminadas, en unos casos por no tener reconocidos nuestros Derechos Humanos de Igualdad y Libertad en sus países, y en otros casos porque teniéndolos reconocidos, los poderes públicos no adoptan las medidas legislativas, ejecutivas y de control para hacer efectivo el ejercicio de dichos Derechos Humanos.
En preciso insistir, son DERECHOS HUMANOS de alcance universal que se convierten en DERECHOS FUNDAMENTALES en los distintos países, cuando se incluyen en sus Constituciones. Los Derechos Humanos de Igualdad y Libertad son Derechos Humanos universales recogidos en el artículo 1 de La Declaración Universal de Derechos Humanos firmada en 1948, y además son Derechos Fundamentales al incluidos en nuestra Constitución, en concreto en el artículo 14 de la Constitución Española.
Es vergonzoso que alcanzáramos la luna en 1.968 y en la actualidad se estén abriendo las puertas al turismo espacial, o que Madame Curie sea la primera y única persona en recibir dos premios Nobel (1.903 y 1.911), y las mujeres sigamos siendo objeto de discriminación por ser mujeres.
Aristóteles definió al hombre (hoy diría “hombre y mujer”) como un animal político porque vive en sociedades organizadas políticamente. La lucha contra la desigualdad que sufren las mujeres es un movimiento transversal en el que están obligados a participar todos los agentes sociales, y si no estamos todos, no podremos conquistar la efectiva igualdad de los derechos de la mujer, lo que nos avoca a seguir manteniendo un sistema en el que no hay plena libertad, un sistema imperfecto que se retroalimenta y pretende desalentarnos.
Como así indica Amnistía Internacional “en pleno siglo XXI, la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más prevalentes en todo el mundo. Un estudio elaborado por la UNODC y ONU Mujeres sobre feminicidio indica que alrededor del 56% de todas las mujeres y las niñas asesinadas intencionalmente en 2021 lo fueron a manos de sus parejas íntimas u otros miembros de la familia. Esto significa que cada 11 minutos una mujer o niña es asesinada por una persona conocida.”
En el mundo jurídico también ha sido necesaria y sigue siendo obligatoria la lucha por nuestros Derechos. Hay que conocer la historia de quienes empezaron este camino y las dificultades que se encontraron.
María de la Ascensión Chirivella Marín, fue la primera mujer Abogada en España en el año 1922. Es reconocida como una gran oradora en favor de los derechos de las mujeres, y en la época en la que le tocó vivir, fue muy elocuente en favor de los beneficios que para la mujer suponía la II República que permitía que la mujer adquiriera los derechos de voto, acceso a cargos políticos, divorcio con imposición de la obligación de pago de pensiones de alimentos a los padres, etc. Sus ideales le obligaron a exiliarse en el año 1939 a México.
Vitoria Kent, en el año 1925 se convirtió en la segunda mujer abogada en España. Es importante destacar su labor en el Lyceum Club Femenino, junto con Clara Campoamor y Matilde Huici, mujeres unidas por sus ideales feministas. El objetivo del lyceum era la defensa de los derechos de la mujer, promoviendo el desarrollo educativo, cultural y profesional de las mujeres. En ciudades como Berlín, París, Bruselas, Nueva York, Roma, La Haya, tomaron nota y surgieron asociaciones similares. Durante el régimen franquista, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, la condenó en rebeldía a 30 años de prisión, exiliándose en 1.948 en México.
Clara Campoamor, abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer, se colegió como abogada un mes después de Victoria Kent. Creó la Unión Republicana Femenina e impulsó el sufragio femenino en nuestro país, que fue recogido en la Constitución de 1931, lo que permitió que la mujer española votara por primera vez en las elecciones de 1933. Y como ocurrió a mucha/os contemporánea/os de la época, a causa de la guerra civil, tuvo que huir de España y se exilió en Suiza.
En la Segunda República fue elegida diputada por Madrid en las elecciones de 1931, en las que las mujeres podían presentarse pero contradictoriamente no podían votar. Por ello luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal.
En atención a su figura se creó en el año 2005 el Premio Mujer y Parlamento “Clara Campoamor” que otorgan el Congreso de los Diputados, el Senado y el Ministerio de la Presidencia. Este galardón reconoce las obras o estudios relativos a la participación de las mujeres en la vida política y parlamentaria. Y en 1988 Correos y Telégrafos lanzó un sello de conmemoración del Primer Centenario del nacimiento de Clara Campoamor, quien había formado parte del cuerpo auxiliar de Telégrafos.
Clara Campoamor y Victoria Kent, abogadas, feministas y demócratas protagonizaron un debate histórico que sobre el que no me atrevo a opinar puesto que, Clara Campoamor fue fiel a sus ideales, pese a que el resultado podía frustrar la consecuencia de los derechos de las mujeres. En cambio, Victoria Kent renunció a sus ideales porque consideraba que precisamente el voto de la mujer iba a ser perjudicial para las propias mujeres, adoptando un rol proteccionista y tutelar sobre la mujer española de aquel momento. Clara Campoamor ganó aquel debate, pero los pronósticos de Victoria Kent se hicieron realidad, por ello es imprescindible la lectura de discurso de Victoria Kent, que temerosa de que la mujer influida por el ordeno y mando del hombre de la sociedad patriarcal, iba a votar en contra de sus propios derechos, y analizar los pensamientos y sentimientos que nos produce:
“[…] creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. […] Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres se encuentren aquí reunidas opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes […] es necesario, Sres. Diputados, aplazar el voto femenino, porque yo necesitaría ver, para variar de criterio, a las madres en la calle pidiendo escuelas para sus hijos; yo necesitaría haber visto en la calle a las madres prohibiendo que sus hijos fueran a Marruecos; yo necesitaría ver a las mujeres españolas unidas todas pidiendo lo que es indispensable para la salud y la cultura de sus hijos. […] Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República. Por esto pido el aplazamiento del voto femenino o su condicionalidad; pero si condicionamos el voto de la mujer, quizás pudiéramos cometer alguna injusticia. Si aplazamos el voto femenino no se comete injusticia alguna, a mi juicio. Entiendo que la mujer, para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo ideal. […]. Cuando transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y recoja la mujer en la educación y en la vida de sus hijos los frutos de la República, el fruto de esta República en la que se está laborando con este ardor y con este desprendimiento, cuando la mujer española se dé cuenta de que sólo en la República están garantizados los derechos de ciudadanía de sus hijos, de que sólo la República ha traído a su hogar el pan que la monarquía no les había dejado, entonces, Sres. Diputados, la mujer será la más ferviente, la más ardiente defensora de la República […]. Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino.”
Hemos de analizar que las tres primeras abogadas y feministas que defendieron los derechos de la mujer tuvieron que exiliarse por ser mujeres, por sus ideas, por defender los derechos humanos de las mujeres. Posteriormente, tras la Guerra civil española y el régimen franquista, los ciudadanos de España (tanto mujeres como hombres), perdieron su derecho al voto hasta las elecciones generales de junio 1977, durante transición democrática.
Desde luego, nadie les podrá arrebatar a todas las mujeres del movimiento feminista español, que su lucha por los derechos de la mujer consiguió el derecho a votar de las mujeres españolas antes que en otras democracias occidentales, como Francia que lo aprobó en el año 1944, un año más tarde en Italia y en el año 1.971 en Suiza. Si bien es cierto que, por desgracia, la/os española/es fueron privados de su derecho al voto durante 44 años.
Hay datos que tienen que provocarnos una profunda reflexión sobre la importancia de los derechos humanos de igualdad y libertad, ya que su máxima expresión es el derecho a votar (salvo en aquellos países como Rusia, que utilizan el derecho al voto para crear apariencia de un sistema democrático, pero el derecho a voto no es sólo el acto de depositarlo en una urna, sino tener diversidad de opciones a las que votar).
Durante el franquismo, es destacable la figura feminista de María Telo, quien ingresó en el Colegio de Abogados de Madrid en el año 1.952 y abrió su propio despacho especializándose en los derechos de las mujeres.
En aquel momento, las mujeres debían obedecer a sus maridos por imperativo legal, no podían trabajar sin su consentimiento, ni abrir cuentas corrientes, etc. El Código Civil consideraba a la mujer casada entre los menores, los locos o dementes y los sordomudos que no sabían leer ni escribir. Consiguió en el año 1.970 encontrarse con Franco y el Ministro de Justicia, Antonio María de Oriol Urquijo, que le permitió crear la Asociación Española de Mujeres Juristas, con la finalidad de revisar el Código Civil. Gracias a este trabajo, junto con sus compañeras, se suprimió todas las discriminaciones hacia las mujeres casadas que dependían de la licencia marital, por lo que las mujeres ya no necesitaban del permiso de sus maridos para trabajar o abrir una cuenta corriente.
Llegada la transición y nuestra democracia, continuó luchando por los derechos de las mujeres, su feminismo sigue marcando senda para el movimiento feminista y forma parte de su universo.
Cristina Almeida Castro, con la democracia, se centró en la lucha de los derechos de la mujer, interviniendo en movilizaciones feministas y participando en las conferencias mundiales organizadas por las Naciones Unidas en Nairobi, en 1985, y en Pekín, en 1995.Luchadora de la despenalización del aborto, y que colaboró en su momento con el Instituto de la Mujer.
Concepción Collado Mateo, adscrita al Movimiento Democrático de Mujeres, intervino en multitud de actividades en defensa de los derechos de las mujeres. Ha pertenecido a la Junta de Gobierno del Colegio de la Abogacía de Alicante (ICALI) y ha presidido la Agrupación de Mujeres Abogadas. El Consejo General de la Abogacía Española le concedió la Medalla al Mérito en el Servicio a la Abogacía. las Cortes Valencianas le concedió el premio “Corts de Dones”.
En Europa son de destacar la abogada italiana Lidia Poët, muy activa en la defensa de los derechos de los menores, de las mujeres y de los marginados y en favor del sufragio femenino. Fue precedida por Bettisia Gozzadini como la primera jurista que dio clases en una universidad. Sarmiza Bilcescu, jurista rumana que fue la primera mujer en obtener un doctorado en Derecho. Y en Francia, en el año 1901, Jeanne Chauvin fue la primera abogada ejerciente, dedicando su vida y profesión al acceso de las mujeres a la universidad y a la profesión.
También merecen destacar la lucha de las mujeres por conseguir formar parte del Poder Judicial español. Es el único poder del Estado integrado mayoritariamente por mujeres, en concreto el 54,85 por ciento del total, aunque no han roto el techo de cristal, su presencia es minoritaria en el Tribunal Supremo y en el Tribunal Constitucional.
Las mujeres españolas tuvieron vetado el acceso a las oposiciones de ingreso a la Carrera Judicial hasta el año 1966 en virtud de la Ley 96/1966, de 28 de diciembre. Hasta entonces y solo desde 1961, podía acceder a las jurisdicciones denominadas tutelar de menores y laboral en virtud del artículo 3.2.c de la Ley 56/1961, de 22 de julio, de derechos políticos profesionales y de trabajo de la mujer.
Por fin, en el año 1972 se nombró a la primera jueza de distrito española, María Jóver Carrión, del Juzgado de Distrito de Fraga (Huesca). Seis años más tarde, nuestra segunda jueza, Josefina Triguero Agudo, del Juzgado Primera Instancia e Instrucción de Navalmoral de la Mata (Cáceres).
La que hoy es ministra de Defensa, Margarita Robles Fernández, cuarta Jueza en la historia española, en el año 1.991 fue también la primera mujer en acceder a la presidencia de una Audiencia Provincial, en concreto, la Audiencia Provincial de Barcelona.
Once años después, en 2002, Milagros Calvo Ibarlucea se convirtió en la primera magistrada del Tribunal Supremo -que cumplía 190 años de existencia- al ser designada por el Consejo General del Poder Judicial para la Sala Cuarta, de lo Social.
María Eugènia Alegret i Burgués, en el año 2.004, fue la primera mujer nombrada como presidenta de un Tribunal Superior de Justicia, en concreto el de Cataluña.
También en el año 2004, María Emilia Casas Baamonde, fue nombrada presidenta del Tribunal Constitucional.
María Elósegui, por su parte, en el año 2.018, se convirtió el pasado enero en la primera juez española en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que tiene su sede en Estrasburgo, Francia.
María Luisa Segoviano Astaburuaga, se ha unido también al grupo de juezas que han roto techos de cristal, ya que desde el año 2021, es presidenta de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo.
La lucha en favor de los derechos de la mujer se ve representada en la Comisión de Igualdad del seno del órgano de gobierno de los jueces, cuya función es asesorar al Pleno sobre las medidas necesarias para el cumplimiento del principio de igualdad entre mujeres y hombres en el ejercicio de las atribuciones del Consejo.
Al conmemorar el 8M es imprescindible hablar más concretamente del movimiento feminista porque si el movimiento feminista no se celebraría el 8M. Es un movimiento inclusivo, transversal, internacional, diverso y dinámico cuyo objetivo es abrir puertas. Dentro del feminismo, como movimiento que propugna la igualdad y la libertad, conforme se avanza en la lucha de los derechos de las mujeres, se generan diversas corrientes y/o debates (por qué no decir que en muchas ocasiones son acalorados), utilizadas por el sistema patriarcal para desvirtuar el movimiento feminista, pero no hay que olvidar que, en la variedad de opiniones y propuestas, y los debates que generen las mismas, son las que nos hacen avanzar.
Es importante entender la idea de Patriarcado para entender la causa que nos obliga a defender nuestros Derechos Humanos. El patriarcado impone la supremacía del hombre sobre la mujer, tanto en el ámbito público como privado, lo que conlleva la opresión de la mujer. El patriarcado es machismo y el machismo una forma de sexismo en la que el hombre mantiene una prevalencia sobre la mujer. El patriarcado ataca nuestros Derechos Humanos.
El feminismo nace de una idea, la efectiva igualdad de los derechos de la mujer, no habla de superioridad, no discrimina al otro género, combate las desigualdades que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo. El feminismo siempre se ha destacado por su libertad de pensamiento que ha llevado al nacimiento y desarrollo de muchas variantes, no siendo posible mencionar todas en este artículo, y aún menos, explorar lo que las une y lo que las diferencia, y las críticas que unas dirigen a otras, pero es interesante mencionar algunas que conforman el universo feminista: feminismo liberal, feminismo socialdemócrata, feminismo racializado, feminismo trans, transfeminismo, lesbofeminismo, feminismo radical, ecofeminismos, feminismo cultural, feminismo comunitario, etc.
A continuación, voy a dar unas pinceladas de algunas variantes, a la vez que invito a todos la/os lectora/es que procedáis a investigar las variantes existentes para entender y comprender el movimiento feminista, así como comprobar que todas sus variantes aportan. Si una variante no representa a toda/os en función de las diferentes problemáticas, si lo hace otra variante, por lo que toda/os la/os miembra/os de la sociedad civil están incluidos en el universo feminista. El análisis al que os invito también tiene como objetivo ser conscientes y analizar las carencias que el feminismo sufre como cualquier otro movimiento, pero dichas carencias no pueden ser la excusa para su linchamiento, como ocurre desde algunas posiciones involutivas.
El Feminismo Socialdemócrata, es una corriente crítica tanto con el capitalismo como con el patriarcado, centrándose en la idea de que es necesario, para la liberación de la mujer, poner fin a las políticas económicas y culturales impuestas por el capitalismo y el patriarcado que oprimen a la mujer.
El Feminismo Liberal, se enfoca en la igualdad individual y no en la igualdad de grupo, a diferencia del feminismo socialdemócrata, por eso se considera que no busca un tratamiento especial para las mujeres, sino que simplemente quiere que se les trate de la misma manera que a los hombres.
El Feminismo Racializado, reivindica la igualdad de derechos y el feminismo desde la perspectiva de las mujeres negras, quienes tienen que luchar por ser mujeres y negras, por lo que son oprimidas por el machismo y el racismo impuesto por el patriarcado y en ocasiones por sus propias culturas.
El Feminismo Islámico lucha contra el fundamentalismo islámico que considera al feminismo como una invención occidental que ha ser rechazada, y se opone a la idea de las vertientes feministas que sostienen la incompatibilidad entre el feminismo y el islam.
El Transfeminismo, en esta vertiente, las transfeministas y las feministas defensoras de un feminismo diverso, inclusivo e interseccional, luchan contra la idea de biología determinista, consideran que han de ser juzgadas por sus méritos y no por su género asignado al nacer, ni por su identidad sexual real.
El Lesbofeminismo, considera que la heterosexualidad como un régimen político y no como una preferencia, práctica, orientación u opción sexual, generando el concepto heteropatriarcado, que hace referencia a que el sistema patriarcal se sustenta mediante la heterosexualidad.
El Feminismo Radical, considera que el patriarcado es quien genera la desigualdad social, marcándose como objetivo un reordenamiento radical de nuestra sociedad en el que sea eliminado en todos los ámbitos de nuestra sociedad. También fija su ámbito de actuación en la lucha contra otras discriminaciones sociales por razón de raza, clase y orientación sexual.
Toda/os debemos disfrutar de un efectivo ejercicio de nuestros Derechos Humanos, para lo cual debemos articular todos los mecanismos necesarios, ya que la igualdad nos llevará a la libertad, que en definitiva es un pensamiento, una idea, un deseo y un objetivo universal de todas las personas.
Mi deseo es cada 8M sea más de celebración que de reivindicación, eso significará que cada vez estaremos más cerca de la efectiva igualdad, y por tanto, de la efectiva libertad. Siempre habrá que celebrarlo porque la memoria es frágil cuando ya se han conseguido los objetivos, ya que las generaciones posteriores que disfrutan de la lucha de las generaciones predecesoras, les pueda resultar difícil valorar todo lo que las mujeres han dejado por el camino, que es, en definitiva, un alto precio, que no las hace víctimas sino heroínas, ejemplo de constancia y libertad.