Carme Castro, CEO de Kainova, es creadora de la metodología K180® para la Transformación Organizacional que ha logrado el Premio Europeo al Talento Empresarial otorgado por la Asociación de Industria, Tecnología e Innovación en 2023, Creadora de la metodología Las 5CCP’s®: Las cinco características de la Comunicación Poderosa. Y por todo ello recibió el Premio Europeo a la Mejor Trayectoria Profesional en Innovación en la Gestión del Talento otorgado en 2023 por la Sociedad Europea de Fomento Social y Cultural.
En la formación de Carme Castro destaca un Máster en Coaching i Liderazgo Personal- Universidad de Barcelona, Ingeniera Superior Informática – Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), Máster in Business & Technology, La Salle, un Postgrado de Diseño y Implementación de Aplicaciones Cliente/Servidor – UPC o el Postgrado de Ingeniería del Software Orientada a Objetos – UPC, PDAE Programa de Desarrollo Administración de empresas EAE, además de un extraordinaria y amplia formación complementaria.
¿Qué es para Carme Castro y para Kainova la innovación?
La innovación es estar en mejora continua en todos los ámbitos de una organización. La innovación la vivo como una actitud en la vida, es tener la necesidad de estar cuestionando constantemente si existe una manera diferente de hacer algo, que sea mejor que la que conoces. Por ejemplo, en tus tareas diarias en tu actividad profesional, buscar una nueva manera de optimizar los recursos e incrementar el valor del resultado, tanto cuantitativa como cualitativamente. Como comento, es una actitud que la llevo también a nivel personal, ya que me permite disfrutar más y mejor de la vida.
En Kainova, la innovación está en su ADN, trabajamos incorporando servicios a los clientes que les faciliten la transformación de sus organizaciones, por eso, desde hace más de 6 años trabajamos implementando el modelo de empresa líquida y liderazgo disruptivo. El mismo modelo con el que trabajamos internamente, y que vamos mejorando de forma continua.
Innovar es, también, cazar oportunidades en el mercado que te permitan ofrecer un servicio o producto que te diferencia, y que contribuya a que tus clientes sean competitivos.
Innovar es crear el modelo de empresa que necesitas para ser ágil y flexible, un nuevo modelo el de empresa líquida, pues el que conoces, el jerárquico, no soporta la agilidad que se necesita. En ese modelo cada empresa tendrá el grado de liquidez adecuada.
Innovar es evolucionar a un estilo de liderazgo que impulse la transformación organizacional y conviva con soltura en la incertidumbre: el liderazgo disruptivo. Un estilo que aprende a bailar con los desafíos, a incorporar en el ADN de las personas la innovación, el que caza las oportunidades y se mueve con agilidad dentro y fuera de la organización.
Innovar es crear las dinámicas de trabajo que lleven al equipo humano a disfrutar de su profesión con una actitud de aprendizaje y mejora continua, de trabajar con la inteligencia colectiva, de impregnar el día a día de oportunidades, de pequeñas mejoras que vayan transformando la cultura a una cultura innovadora.
Innovar es todo aquello que hagas que, teniendo en cuenta las necesidades, algunas evidentes y otras ocultas, te permita seguir evolucionando, creciendo y desarrollando a velocidad de vértigo, para seguir siendo competitivo en estos momentos.
Nunca ha sido tan evidente como ahora que sin innovación la supervivencia de una organización está en riesgo. Ese es el motivo por el que las empresas están sumergidas en una transformación profunda. La forma de trabajar que conocíamos ha desaparecido y hemos de construir una nueva. Estamos en un cambio de paradigma.
¿Cuáles cree que son los sectores más proclives a implicarse en los procesos de innovación?
Creo que todos los sectores tendrán que innovar, pues hay innovaciones disruptivas que transforman industrias y, a su vez, afecta a industrias colaterales. Por eso es necesario estar muy activo observando lo que sucede en el entorno empresarial, social y tecnológico para prever lo antes posible cómo puede afectar a tu organización, y pensar de modo constante qué nuevas soluciones podrás ofrecer para seguir creciendo.
Nuevas soluciones que te permitan crecer de forma sostenible y para ello tendrán que innovar, bien sea en el servicio o producto, o en algo de su cadena de valor que le dé una ventaja competitiva.
Los más proclives son aquellos relacionados con tecnología o que la tecnología sea su principal activo, aunque creo que todo sector tendrá que reinventarse.
Analizando la complejidad del entorno y el ritmo de progreso tecnológico vertiginoso al que vamos, no hay que confiarse, no puedes conocer si aparecerá una disrupción tecnológica que lo cambie todo.
Si eso sucede, será mejor que ya hayas estado trabajando en innovar para que puedas sortear la situación sin problemas.
¿Y cuáles cree que son los sectores que corren el peligro de quedarse atrás?
Aún existen muchos sectores en los que la forma de trabajar sigue siendo la misma que en décadas anteriores, no me refiero a que no utilicen tecnología, sino a la forma en que abordan su actividad profesional, la forma de relacionarse y de ejercerla, e incluso en la forma de ofrecer su servicio o producto.
Sectores como la hostelería, la sanidad, la educación, por poner algún ejemplo, son sectores en los que la innovación es prácticamente inexistente y, además, son poco permeables a ella, aunque es muy necesario para la sociedad.
Innovación y transformación digital ¿Qué supone la implantación de estos procesos para las organizaciones?
Son dos procesos distintos, aunque podrían realizarse de forma conjunta con un plan estratégico que los vincule y favorezca la transformación profunda de la organización que antes comentaba.
La transformación digital es la digitalización de la información y la automatización del máximo número de tareas posibles. La transformación digital puede requerir cambios en los procesos y, en ocasiones, rediseños de estos, pero ello no lleva implícita la innovación. Lo que sí es factible es que en el proceso de digitalización los sistemas aporten novedades para la organización.
La innovación es replantearse, rediseñar, imaginar pensando de forma distinta. La innovación necesita desarrollar el pensamiento crítico y el pensamiento creativo. La innovación necesita imaginar, soñar, analizar desde una vertiente aparentemente inviable. La innovación necesita unas habilidades y maneras de trabajar diferentes.
Incorporar la innovación en la organización es más complejo que la digitalización. Necesitas crear una cultura de trabajo que impregne la innovación en el ADN de las personas, un estilo de liderazgo que inspire y promueva la innovación y unos sistemas, dinámicas de trabajo, que favorezcan que la innovación se instaure y las personas adquieran las nuevas habilidades en el día a día.
En la complejidad actual las organizaciones necesitan que cualquier persona pueda aportar ideas. No es suficiente crear un departamento de innovación, pues será una innovación específica. Necesitas innovar en cualquier ámbito dentro de la organización, puede ser en la forma de relacionarte con los clientes, en la manera de gestionar una actividad, en la forma de crear marketing, en el control financiero, …
Implantar la innovación es crear una cultura innovadora con un estilo de liderazgo que la mantenga viva y una estructura organizativa que sostenga la innovación con agilidad y flexibilidad.
Cuando las empresas piensan en innovación, se imaginan invirtiendo miles de euros en soluciones tecnológicas. ¿Tener un gran tamaño y un gran presupuesto es condición indispensable para innovar o también está al alcance de las pymes?
Este es un ejemplo del pensamiento heredado del modelo jerárquico. Solo pueden invertir las grandes empresas en innovación porque son las que tienen capacidad financiera, y, además, innovación es tener la última tecnología.
Ninguna de las dos cosas es cierta.
En la actualidad tenemos muchos ejemplos de empresas que han innovado sin recursos económicos. Han desarrollado una idea y la han puesto en el mercado por primera vez.
Innovar es, según la RAE, mudar o alterar algo, introduciendo novedades. Innovar es soñar, imaginar una idea y desarrollarla. Hay ideas que no necesitan tecnología y se pueden implementar, o que necesitan muy pocos recursos.
Como decía al inicio, la innovación es una actitud de mejora continua.
El problema de las PYMES no está en que necesiten recursos económicos, está en que no tienen las condiciones internas para innovar: equipos directivos ávidos de cazar oportunidades en el mercado pendientes de lo que sucede a su alrededor, equipos habituados a la mejora continua, sistemas de aprendizaje constante y dinámicas de trabajo que estimulen la innovación.
Las PYMES en su mayoría carecen de todo ello y por eso la innovación les parece misión imposible. La buena noticia es que no lo es. Tienen que transformar su organización como hemos comentado y podrán hacerlo sin problemas.
Muchas empresas invierten tiempo y dinero en proyectos de innovación que fracasan al poco tiempo de ser lanzado o no acaban dando los resultados esperados. ¿Cuál son los motivos principales de su fracaso?
La falta de mentalidad de innovador. Innovar es arriesgar. Innovar es tener la capacidad de asumir el riesgo de que puede no salir bien, a la primera, de que puede necesitar varios intentos hasta lograr el resultado.
La falta de metodología en el proceso de innovación. En este sentido, hay que actuar como las startups, lanzar un producto mínimo que permita testear y aprender mientras se va desarrollando, virando si es necesario la idea inicial o incluso cancelarlo a tiempo.
Ese dinero y tiempo es una inversión en adquirir un conocimiento que le permitirá avanzar en la innovación, es una ventaja competitiva respecto los que, todavía, no han empezado.
La innovación de las compañías requiere personas, tecnología y gestión. ¿Qué elemento consideras el más importante?
Por supuesto, las personas.
Las personas son las que tienen la capacidad de imaginar e innovar. Esto no lo hará la tecnología, de momento.
Las personas son las que tienen la capacidad de, si creen en su idea, ingeniárselas para que sea una realidad. Buscarán los mecanismos necesarios para con los recursos que tienen, desarrollarla.
Es por ello por lo que la transformación de las organizaciones tiene que realizarse acompañando a las personas a comprender las nuevas necesidades y dotarlas de las herramientas que les permita desarrollar las nuevas habilidades necesarias para innovar: la curiosidad, la proactividad, el pensamiento crítico, el pensamiento creativo, la co-creación, entre otras.
¿Qué consejos le darías a los directivos? ¿Cómo se puede implicar al resto de agentes, empleados, colaboradores y partners en el proyecto innovador?
Los directivos deben ser los primeros en entender y comprender que, ante la tesitura compleja de un terreno que es incierto y nuevo, que está en reconfiguración continua, progresando a muy alta velocidad, la única fórmula para que sus compañías soporten las embestidas, crezcan y sean longevas, es la innovación.
Una vez lo asimilen y apuesten por ello tienen que transformarse para que la innovación esté en el ADN de la compañía. Para ello, hay que definir una estrategia que implique a toda la organización y los partners involucrados en su ecosistema de trabajo. Y en la estrategia es relevante el acompañamiento al equipo humano, no una formación. Sin ese acompañamiento la innovación será un proceso arduo, complejo y repleto de resistencias que desgastan el intento, estresan al equipo humano y corren el riesgo de que sea un fracaso.
Se necesita agentes de cambio, personas dentro de la organización que impulsen y aceleren ese proceso de transformación en el día a día. En Kainova acompañamos a los líderes a ser líderes disruptivos, es decir, a que evolucionen con herramientas que les permita comprender su nuevo rol y desarrollar las habilidades para ser agentes de cambio y cazadores de oportunidades simultáneamente.
Un líder disruptivo aprende a pensar y a trabajar de una manera que facilita y promueve la innovación y, por tanto, van impregnándolo en los equipos acelerando el proceso. Queremos que la cultura sea innovadora y no un proyecto que empieza y acaba, sino una cultura cuya inercia, cuyo hábitat natural de las personas sea la mejora continua en todos sus ámbitos.
¿De qué forma pueden retos como el feminismo, la inclusión de migrantes o personas con diversidad funcional o la sostenibilidad medioambiental beneficiar o reforzar la innovación?
La innovación se vería beneficiada, justamente por incluir una diversidad en la búsqueda de soluciones.
Ante un reto, problema o situación, abordar la búsqueda de la solución con un equipo multidisciplinar facilita que surja una innovación o solución ingeniosa, gracias a la diversidad en esa cocreación, donde cada disciplina aporta una mirada diferente.
Si a esa diversidad de disciplinas le sumamos la diversidad de personas con sensibilidades diferentes, lo que estamos haciendo es enriquecer con la aportación de miradas que, quizás, no se han tenido en cuenta.
Con ello reforzamos no solo la innovación, sino que pueda aportar una solución más inclusiva.
El reto está en que esa diversidad de personas y disciplinas aprendan a cocrear, algo que necesita una forma de pensar el trabajo evolucionado del conocido trabajo en equipo y una serie de habilidades que permitan que esa cocreación sea fructuosa y sencilla.