En esta película, donde la música y las emociones cobran vida a través de las calles iraníes, el director de cine revela que “es difícil no tomar partido en sociedades en las que la falta de libertad está muy clara”. Por eso todo está contado a través de la música. “Yo procedo de una casa donde el 80 por ciento de su programación es la pasión por la música, una cosa que tengo en vena -confiesa Tolentino-. A la hora de rodar mi primer largometraje, (antes había hecho tres cortos) quería que hubiera un fondo donde yo me sintiera seguro. Y eso lo consigo con la música”.
Un blues para Teherán capta la historia de Erfan Shafei, joven de origen kurdo que vive con sus padres y busca cómo canalizar sus aspiraciones artísticas pese a las limitaciones que le ofrece la sociedad iraní y la asfixiante censura del régimen. Otra joven, recuerda al mundo la prohibición de cantar en solitario que recae sobre las mujeres iraníes. Todos ellos califican la música como algo vivo y grande que les une a los demás.
El debut como director del crítico de cine radiofónico Javier Tolentino que se estrena en España este 2 de julio, busca el origen y la tradición de las antiguas canciones iraníes, pero a través del relato, las vivencias y emociones de la gente joven, condenados a vivir las ataduras de un país que nos les permite volar. Tanto es así, que el director de la película tuvo 2 años de oposiciones legales para tramitar todos los papeles burocráticos necesarios para realizar el filme en Irán: “Acabamos en comisaría e incluso tuvimos que entregar parte del material”, -cuenta Javier Tolentino- “Los principales obstáculos provienen de los chivatos del régimen, la soldadesca y la policía” con quienes el director tuvo varios encontronazos mientras rodaba en las calles de Teherán. No obstante, en lugares como la región de Kurdistán y en la costa del mar Caspio se encontró a gente mucho más “cálida y receptiva”.
“Un blues para Teherán –añade Tolentino- es un homenaje tanto al cine iraní que he mamado, como a un pueblo al que amo profundamente. Yo no quería ser un occidental que va allí a juzgar a un pueblo, sino que quería tener una relación cariñosa con la cultura iraní, que es a la que quiero rendir homenaje en la película”. “La poesía persa probablemente sea con la japonesa de las más elevadas de la literatura universal y el cine iraní es perfecto heredero de sus letras”.
María Casajust.