Marco Maseda hizo suyos los mitos y los encuentros que en su imaginario se construyeron: rostros y miradas de aquellos y aquellas a quienes había admirado y que conforman la cultura pop contemporánea. Posee un humanismo desbordante, del cual dan fe sus tatuajes y su voz honesta que juguetea con pinceles electrizantes y lienzos en blanco, que son en definitiva, una ventana espiritual a cientos de mundos donde chorrea el talento y el fucsia flúor.
La obra de Marco Maseda se presenta ante nuestros ojos como la rebelión del artista en diálogo con su público y sus anhelos.
Los folios amarillentos que heredó de su padre son su mayor tesoro; obsequia de manera generosa alguna de sus obras a través de juegos con sus seguidores en redes sociales porque es consiente de la necesidad de democratizar el arte y eso, es lo que le hace feliz; y los haters son la sal y la pimienta de sus suculentos instagrammers platos. Es inquebrantable, fiero y desnudo en sus convicciones, y del placer del encuentro con Urban Beat nace esta entrañable entrevista con una de las figuras más talentosas y transgresoras del panorama artístico contemporáneo.
¿Cómo surgió tu vocación por le arte pictórico?
Desde que era muy niño ya se intuía dentro de mí la pasión desbordante por el dibujo. El mundo del comic tuvo una influencia muy importante ya que había una correspondencia entre las imágenes y los sentimientos que me fascinaba, sobre todo gracias a los clásicos de Mortadelo y Filemón y Astérix y Obélix. Me parecía muy mágico poder expresar todo tipo de emociones a través del dibujo. Soy disléxico y eso ha contribuido a que focalizara mi talento sobre el arte pictórico obviando el resto de materias escolares que cualquier niño debe tener siempre presente en su formación educativa. Mi pasión por el dibujo también ha sido muy influida por mi padre, ya que él, siendo guardia civil también era muy aficionado a la pintura y a partir de esa época tuve claro que mi mundo eran el lienzo y los pinceles.
Cuando repasamos tu obra percibimos un humanismo desbordante, está todo muy vinculado al Street art o arte urbano. ¿Qué herramientas creativas te aporta esta forma de expresión? y ¿Cómo enfrentas el proceso creativo cuando te enfrentas al lienzo en blanco?
Mi familia tiene orígenes muy humildes. Mi padre era el único que trabajaba en casa y entonces para mí el material era algo mágico. Un folio en blanco era algo maravilloso cuyo valor era algo desconocido para mí. Mi padre tenía un armario donde guardaba dichos folios y me los daba de uno en uno como si fuesen pequeños tesoros. Aún conservo algunos de esos folios que a pesar de estar amarillentos, por el paso del tiempo, tienen un valor sentimental que me conecta con toda la creatividad de mi infancia. Hoy en día el lienzo en blanco es una ventana espiritual donde siempre me asomo para crear una auténtica obra de arte. El Street art es una manera de expresión que implica riesgo y velocidad y esas son cualidades que caracterizan mi arte. Mi técnica depurada y ágil juega con dejar que la pintura chorree sobre el lienzo buscando formas libres en un blanco y negro con chispas de fucsia flúor. No soy partidario de usar el pincel de una manera convencional ya que me gusta llevar el trazo a la mínima expresión, es decir, si puedo dibujar un ojo en 35 segundos, lo hago; si puedo dibujar el cabello con cuatro rayajos de rotulador Parker lo hago; intento siempre no relamer y detener lo antes posible mi trabajo en el cuadro para que adquiera una cualidad especial y única. Mi arte no sólo está vinculado al Street art por el hecho de correr como prófugos grafiteros a la hora de la ejecución sino que lo llevo a mi terreno e intento que todo el proceso creativo sea lo más salvaje posible y que la pintura caiga, gotee y discurra un poco por donde le de la gana.
Tu crecimiento como artista ha sido meteórico en los últimos años, has tenido un papel muy destacado en la gala Starlite y en el prestigioso evento One Night Only de la MTV y tu presencia empieza a ser habitual en las galerías mas exclusivas de todo el mundo. ¿Qué significa para Maseda el éxito?
Para mí el éxito es solo una herramienta para poder ser libre porque mientras más trabajo y más presencia tengo en los mejores circuitos de arte del mundo entero, más libre soy de crear con mucha tranquilidad y sin presiones de ninguna clase y sin falsos mentores que me esclavicen con cantos de sirena. Si te soy sincero muchas veces no soy consciente de la gran repercusión de mi obra. Sé que tengo éxito pero es un reconocimiento que no conoce de ego, ni de soberbia, al contrario, es una consecuencia natural de mi quehacer artístico que me permite llegar a más gente sin las típicas pretensiones de los personajillos famosos que pululan sueltos hoy en día en el ámbito artístico.
¿Qué te diferencia de otros artistas del panorama contemporáneo?
Mi pintura parte fundamentalmente de la verdad más genuina y de una necesidad casi irracional que no entiende de vanas elucubraciones. He llegado a estar un año sin pintar porque no sentía una motivación profunda y quise abrazar la humildad más extrema pues estaba harto del consumismo elitista y toda la parafernalia absurda que rodea en ocasiones el mundo del arte. Mi pintura es tan real y está nutrida de vivencias tan personales llenas de salvajes altibajos que ningún artista puede competir conmigo, porque me alejo de las clasificaciones y me dirijo a una autenticidad sin fisuras. Mi objetivo es siempre jugármela con los artistas más grandes, es decir, me gustaría exponer mis obras en el olimpo de los mejores porque estoy seguro que voy a ser el más valorado, y no es prepotencia, es una seguridad absoluta en la pureza y virtud de mi trabajo artístico.
Tu colección titulada 27’s Club, en recuerdo varios artistas fallecidos a esa edad ha sido auspiciada por la galería Art Lab de Chris Bouwer y se expondrá en varias ciudades españolas a lo largo del año. Dicha colección impresiona por la maestría y el realismo desgarrado que conecta con una emoción impactante, ¿Cómo ha sido el proceso creativo de dicha colección?
La idea surgió en colaboración con mi ex manager Pino Sagliocco promotor musical y presidente de Live Nation en España. A ambos nos une la pasión por la música y un buen día decidimos llevar adelante este proyecto en homenaje a grandes músicos que murieron coincidentemente a la edad de 27 años. Una coincidencia fatídica pero envuelta en un halo romántico que me sirvió de inspiración y desembocó en varios retratos llenos una emoción electrizante. Este trabajo creativo me ha enseñado lo peligroso que puede ser el éxito en edades tan tempranas. Cuando comienzo cualquier colección realizo un exhaustivo trabajo de documentación de los personajes y en este caso, he percibido el denominador común de la droga y el desarraigo en todos ellos. Es importante cuando se alcanza tanto éxito rodearte de las personas idóneas, de tu familia más cercana y eliminar la toxicidad de los falsos idólatras que contribuyen tarde o temprano, a una caída sin retorno a los infiernos más delirantes.
¿Cómo influyen las redes sociales en tu carrera y qué opinión tienes de los haters?
Las redes sociales gestionadas de una manera racional pueden llegar a ser la mejor herramienta de difusión de tu obra y la conexión más directa con tu público. Su alcance no conoce límites y su impacto es demoledor. El talento ya no es imprescindible y cualquier persona con contenidos que rozan a veces lo absurdo se hacen virales y tienen miles de seguidores. Por otro lado, los haters me parecen la parte más importante de las redes sociales. Sin haters, las redes sociales serían insulsas y no tendrían ni la mitad de la relevancia porque solamente la gente que te adora no mueve masas, ni mucho menos alimentan el algoritmo con todo el tráfico de clics y comentarios que generan aquellos que está presos en su envidia, en su mezquindad y en su odio. Los haters son necesarios como lo es la sal y la pimienta en un buen plato.
¿Con qué sueña Marco Maseda y cuáles son sus sueños rotos?
Mi sueño es seguir como estoy y seguir trabajando con ahínco para que todo el mundo reconozca lo que hago y valore siempre mi talento con los pinceles, más que nada porque ese talento parte de mucho amor, disciplina y respeto por el arte. Soy un artista inquebrantable que no tiene sueños rotos porque ha aprendido a gestionar la frustración con madurez y que se crece ante las dificultades siempre desde el aprendizaje y las ganas de salir adelante.
¿Cómo es el día en la galería la Art Lab en Andorra junto a Chris Bouwer?
Chris Bouwer es un tío alucinante de origen holandés que comenzó a ganar dinero con el arte en la década de los noventa. Es una persona que te da total libertad creativa y jamás ejerce ningún tipo de presión a la hora de sacar adelante los proyectos más ambiciosos. Él siempre busca autonomía en las personas con las que colabora, y esta autonomía se consigue con confianza, respeto y trabajo arduo.
¿Consideras que el arte para sentirlo o para apreciarlo hay que tener un conocimiento previo o por le contrario todo depende de una conexión emocional con la obra?
Yo siempre digo que para saber si una canción me pone los pelos de punta no tengo que saber solfeo. Tengo claro que el arte te tiene que atravesar el alma y para eso no hacen falta grandes estudios. Si es cierto que si encima de que el arte te atraviesa, o un Ferrari te gusta, o una canción te pone los pelos de punta además sabes como está hecha y levantas el capó y sabes que ese motor es otra obra de arte pues ya es un nivel superior para apreciar la excelencia. Un producto artístico dice más del observador que lo aprecia que del propio creador que lo plasma, es una retroalimentación imprescindible en cualquier proceso creativo.
¿Qué recomendarías a las nuevas generaciones de artistas que intentan abrirse camino en el complejo mundo del arte?
Primero les diría que confiasen en su talento con humildad sin pretender ser genios que merecen toda la atención del mundo por el mero hecho de existir. Cuando el trabajo está hecho con las entrañas y con valentía el mundo lo va a ver de manera inexorable, tarde o temprano, no es necesario prostituir tu talento por culpa del ego o por una soberbia estéril. Además les diría que estén alertas ante los marchantes o managers que son como buitres que te exigen dinero por mover tus obras. Es una falacia y es algo condenado al fracaso, lo digo por experiencia propia. He sido muy hábil en este aspecto y mi crecimiento puede parecer meteórico pero en realidad se funda en la sabia paciencia de no forzar las cosas y tener claro quién eres y a dónde quieres llegar. Esa es la clave.
Nos gustaría concluir esta entrevista con los nuevos proyectos en los que estás trabajando.
Si te contase de manera exhaustiva sobre todos los proyectos en los que estoy trabajando nos daría vértigo a los dos, sin embargo, puedo adelantarte los más significativos en los que estoy inmerso. Expondré en el Salón de Arte Contemporáneo SAM del 6 al 10 de marzo en Madrid, donde creo que soy el más contemporáneo de los que expone y eso me encanta porque soy como el contrapunto de dicha feria. En enero visitaré el estudio de Lita Cabellut. Estamos trabajando en un proyecto juntos que verá la luz en septiembre de 2024. Quiero repetir en otra ciudades la iniciativa de obsequiar un cuadro de manera generosa a alguno de mis seguidores de las redes sociales como he hecho en Madrid y Barcelona para finalizar 2023. Considero que es necesario democratizar el arte de alguna manera y lo hago porque quiero que la gente no sólo tenga acceso a mi obra de manera altruista sino porque es una manera de soñar, de hacer feliz a mis admiradores y esa es mi autentica motivación y el motor que hace avanzar cada día en este mundo convulso que nos ha tocado vivir.
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