Natalia Guzmán es Licenciada en Derecho, y se ha dedicado al Derecho Contencioso administrativo durante muchos años, teniendo su propio bufete. Una especialidad que no le ha impedido transitar por otras área como el Civil y el Mercantil. Desde hace tres años es procuradora de los tribunales; un cambio a otra parcela del derecho, complementaria pero diferente y que ejerce desde su proyecto LEXDE PROCURADORES.
Le apasiona cantar, bailar y escribir: “Considero que son ventanas del alma porque estar frente a un papel o frente al ordenador en blanco te permite sacar todo lo que tienes dentro y no necesariamente tienes que ir mañana a publicar nada, pero es una cuestión que te permite fluir. Lo mismo pasa con el baile, la energía te cambia absolutamente todo el carácter y con la música pasa 3/4 de lo mismo.”
La soledad no es ninguna extraña para Natalia Guzmán, que disfruta del tiempo junto a su familia pero que tal y como asegura, le encanta ir al cine, viajar o salir a cenar, algunas veces en su propia compañía: “si, me gusta estar sola, pero si uno tiene una buena compañía, mejor imposible, en mi caso por ejemplo con mi marido, nos encanta ir al cine y el hecho de que tú puedas planificar, elegir las palomitas, el olor del cine es diferente y bueno cada vez son más cómodos; ya puedes cenar, puedes hacer muchas cosas y desconectar y eso es uno de los planes que más me gusta.”
¿Porque elegiste esta profesión? ¿Qué es lo que más te atrajo?
Creo que desde pequeña me gusto entender el mundo y ser participe de su funcionamiento, me encantan las cosas ordenadas y tengo un alto sentido de la responsabilidad, eso no quita que a veces me sintiera atraída por otras actividades, por ejemplo, ayer estuve hablando con un amigo que tiene un estudio de grabación, que hacen doblajes y demás y le dije: “oye me encanta este trabajo vuestro, lo que hacéis aquí, es tan divertido, es tan diferente… Cada día hay una cosa nueva que merece la pena”.
En mi trabajo no existen grandes variaciones, y si hablamos de la aplicación de la Ley poco se puede inventar. Yo empecé a dedicarme a esto por mi sentido de la justicia y mi vocación por el bien común.
Y luego con el paso de los años te das cuenta de que la justicia y la aplicación del Derecho vigente son cosas a veces antagónicas porque la justicia al final, por mucho que uno quiera es subjetiva; cada uno tiene su visión, según quién te cuenta la historia, según las pruebas que tengas, y para remate en nuestro caso estamos solo de una parte y si hablamos de la posición de un juez al final se basa en las periciales, testigos, en definitiva, se remiten a los hechos probados. Es complicado, pero realmente lo que te motiva a empezar en esto es ese sentimiento de contribuir al orden social.
¿Cómo fueron esos primeros tiempos en la profesión y por qué exactamente elegiste esa esa especialidad de Contencioso Administrativo?
Yo creo que las especialidades te eligen a ti, no eres tú quien al final decide. En mi caso durante toda la carrera fue la asignatura que más odié; para mí el contencioso administrativo era lo que menos me gustaba y hoy en día creo que se sigue considerando el patito feo del ejercicio profesional porque no hay puestas en escena tan llamativas ni hay sentimientos de por medio como puedes encontrarte en familia o en penal. En el Contencioso sientes que estás jugando al frontón porque es enfrentarte a la administración, y la percepción que tiene el letrado es que al final el juez es juez y parte, aunque no lo sea, porque se supone que es totalmente neutral, pero aun así es parte del sistema. Cuando lo estas ejerciendo te das cuenta de que hay muchísimas cosas que benefician al administrado, que te permiten ganar procedimientos incluso con costas, aunque no es fácil que ocurra, pero por increíble que parezca ocurre, y te vas especializando en eso. Con los años cada vez estaba más metida en expropiaciones, reclamaciones patrimoniales a la administración y expedientes sancionadores y luego llegué a una rama muy específica que es la publicidad exterior, muy interesante, muy técnico y que muy poca gente controla. Trabajé durante 15 años en el mundo de la publicidad exterior.
¿Cuál era el problema con la publicidad exterior?
La publicidad exterior, en casi todos los casos se encuentra al margen de la legalidad, porque hay una confrontación entre lo que puede verse y la normativa. Eso pasa, por ejemplo, en Arganda, en la A3, hay un suelo maravilloso a nivel de visibilidad, pero está protegido y los monopostes ahí ubicados en los que no está permitida la publicidad, a día de hoy tampoco se pueden retirar, porque anidan las cigüeñas. Está reñido por un conflicto de intereses porque al final la publicidad es necesaria, incluso de señalización, que dentro de la ley está muy establecido, dónde puedes poner una señalización, si es en un desvío, una parcela propia o si es un terreno específico que depende de concesión administrativa.
¿Tienes alguna anécdota de esos casos de publicidad exterior ilegal que destacarías o te parezca especialmente ilustrativa?
Los Ayuntamientos tienen multas contra empresas de publicidad exterior, porque están en lugares que no tienen autorización administrativa para instalaciones, pero cuando llega la época de las campañas políticas, entonces las contratan. Es algo llamativo y que se explica por sí mismo; la incoherencia en la aplicación de la ley.
En aquella época en la que tenías que lidiar con ese tipo de cosas, por un lado, pues sí, esa piel fina de los políticos y de la administración en cuanto a que no se puede traspasar y que luego ellos, en nombre del bien común, de lo constitucional, del uso del espacio público ¿Te cambió tu idea sobre la justicia, y su funcionamiento? ¿En qué te transformó todas esas aparentemente incoherencias?
Yo busco el bienestar de mi cliente, evidentemente no entro a prejuzgar si está bien o está mal lo que hace la administración. Evidentemente es un hecho llamativo, pero yo busco que mi representado, que es la empresa de publicidad, salga bien dentro de los acuerdos a que se lleguen.
¿Cómo les iba a los clientes contigo? ¿Conseguisteis ganar casos, conseguisteis legislar? Porque, por lo que me cuentas, era un poquito un tema de vacío legal o de un espacio legal poco o mal gestionado
No es que esté mal gestionado, es que yo creo que ambas cosas son necesarias. La regulación es necesaria porque hay que proteger el tráfico rodado, el viandante. Y luego hay concesiones administrativas que van contra eso, porque al final la publicidad también es necesaria. Todas las empresas tanto grandes como pequeñas, la necesitan y la publicidad exterior va por impacto visual. De hecho hay estudios que demuestran que el ser humano tarda 14 día en grabar la información de forma permanente de lo que ve a diario. De ahí la importancia y el atractivo que tiene para el mundo publicitario y para las administraciones en tiempos de elecciones la publicidad exterior.
A partir de un momento determinado, dejas todo eso atrás y empiezas a ser procuradora. Cuál es el origen de LEXDE PROCURADORES ¿Por qué se produce esa transformación desde la perspectiva profesional?
A mí el Derecho me apasiona. Lo vivo con vehemencia y no sabría si en mi vida podría haberme dedicado a otra cosa. Además, considero que todo el mundo debería estudiar Derecho, independientemente de a qué se dedique.
Todo en esta vida está regulado; respirar, morirte, nacer, casarte, comprar… absolutamente todo. Entonces, esto es un sistema, es una maquinaria, y tienes que saber cómo funciona porque vives en ella.
¿Hay algo que te ha decepcionado del derecho, de la profesión?
Bueno, me decepcionan a veces cosas, pero es puntual. A veces me decepcionan comportamientos de compañeros, que yo espero que sean profesionales y luego me encuentro que no. Me decepciono cuando veo la aplicación de la norma, que no tiene por qué coincidir con el criterio que tenga yo de justicia, me impacienta ver cosas muy claras y que salen al revés.
Me decepciona, a veces, sentir que la administración está sobrecargada y que el funcionamiento podría ser más ágil, pero estamos tan burocratizados que realmente está demasiado ralentizado. Por tanto, el tiempo que podíamos dedicar a otras cosas, lo perdemos en formalismos absurdos, o cosas que realmente carecen de sentido. Pero en general son cuestiones puntuales que me pasan un día porque salgo de un procedimiento enfadada, porque me ha pasado algo concreto… Pero no podría decirte que me he decepcionado profundamente porque no podría ejercer. Son cosas que vives en el día a día. Esto es una profesión de y para humanos, cada uno con nuestros más, nuestros menos, nuestros días mejores y peores, incluso uno mismo tampoco está bien todos los días. Y es una profesión muy estresante. En el caso de los abogados, ellos no descansan nunca. Y por otro lado la figura del procurador tiene muy alta la responsabilidad de los plazos, de los tiempos, de ir corriendo de allá para acá… Entonces, aunque son complementarias y ambas necesarias, la vida del abogado y del procurador son diferentes, porque evidentemente su función es diferente; uno es la representación procesal y el otro es la defensa de la parte.
Háblame de LEXDE PROCURADORES, ¿Cómo nace? ¿Cómo lo estás viviendo? ¿Cuáles fueron esos momentos y sentimientos inaugurales?
Fue una decisión muy meditada y absolutamente personal, porque me gusta lo que hago, porque considero que es parte de mi vida. Después, nace de una situación organizativa para poder brindar siempre un excelente servicio por la disponibilidad de los tiempos. Como procurador, tú puedes organizarte los tiempos, aunque es complicado, pero si tienes un buen equipo, como es mi caso, pues lo gestionas bien. Yo me esfuerzo por ir personalmente a Sala, pero los procuradores a veces tenemos tres o cuatro señalamientos al mismo tiempo y entonces nos tenemos que distribuir.
Con letrados no es así; el cliente quiere verte a ti en Sala. Aunque tú le digas que va a ir un compañero que es buenísimo incluso ganando el caso, el representado siempre piensa que le has dejado tirado. Porque para él eso que está viviendo, aunque sea un pleito pequeñito, le supone un mundo por tener que pisar un juzgado. Yo lo entiendo, la gente va súper nerviosa a los juzgados, nadie quiere pisarlos. Evidentemente los que estamos en esta profesión, estamos muy acostumbrados a estar ahí, pero comprendo que no es plato de buen gusto para nadie.
Entonces, evidentemente, hay casos de mucha carga económica, emocional, y hay otros que no tienen tanta importancia, pero aun así el cliente quiere verte y tienes que tomarte el mismo empeño y tiempo, porque quiere hablar contigo, se quiere sentar contigo y preparar el procedimiento contigo. Y aunque tú le digas que esta esta todo controlado, para él es importante.
En cambio, nosotros, como procuradores, tenemos escasa relación con el cliente. Lo que si tenemos es un contacto directo con los juzgados y con los abogados. De hecho, muchas veces ocurre que el justiciado ni siquiera te conoce. Es más, usualmente ni siquiera entiende qué hacemos y se pregunta por qué nos tiene que pagar. Es una de las cosas que intento reivindicar permanentemente.
¿Cuál es la función de un procurador?
La función de un procurador es clara; es la representación procesal de la parte. Eso implica que todas las cuestiones que notifique el juzgado, es el nexo directo entre la persona que está litigando y el juzgado y su abogado. Entonces, cuando el juzgado notifica algo, lo hace a través del procurador. Asimismo, cuando el abogado necesita solicitar algo, lo tiene que gestionar a través del procurador. Por lo general, solamente los procuradores somos quienes nos personamos en los juzgados para ver las actuaciones. Además, solemos estar en sala, en los procedimientos, pero no podemos hablar dentro de ellos.
Es una garantía procesal de la parte de que todo se está llevando a cabo conforme a Derecho, que todos los pasos se están cumpliendo, que todo está notificado en su tiempo y forma, y que el procedimiento está bien hecho independientemente del resultado del mismo… Y esa es básicamente, entre otras, la función del procurador.
¿Qué servicios presta LEXDE PROCURADORES y quiénes la componen?
En LEXDE hacemos procura, pero también hacemos mediación civil, mercantil, y de familia. Concretamente dentro del ámbito de la procura tenemos muchísimas funciones; desde lanzamientos, notificaciones, gestión procesal…. Hay procedimientos que son obligatorios con procurador y hay otros, dentro del ámbito laboral, por ejemplo, que no es perceptivo; tú puedes querer un procurador o no. Normalmente los abogados lo prefieren porque se garantizan que todo va a funcionar bien. Luego hay otros, por ejemplo, en las cuestiones de comunidades de propietarios, los monitorios, pueden ir directamente y entablarlo, pero no se necesita al procurador. Entonces, nosotros hacemos todo, porque son muchas las funciones del procurador, y luego hacemos la mediación. Eso es básicamente a lo que nos dedicamos.
En mi despacho hay cinco personas conmigo, tres de ellas son oficiales, es decir que representan exactamente igual al cliente como si fuese yo. Obviamente hay cosas en las que no se puede, no lo puedo delegar, tengo que ir yo, como la sustitución de otro compañero o un lanzamiento. Pero en general, nos distribuimos el trabajo.
Cuento con el mismo equipo que tenía en el despacho de abogados desde hace 16 años.
Uno nunca sabe qué va a pasar con los proyectos, y cómo a veces los proyectos te eligen a ti en lugar de elegirlos tu a ellos. Cuando te viste con LEXDE PROCURADORES, asumiendo de pronto una nueva responsabilidad, un nuevo reto… ¿Qué sentiste?
Tuve que aprender, aun dedicándome al ámbito del Derecho, porque el funcionamiento de los programas es muy técnico. Una cosa es que yo trabajara con procuradores y otra hacerlo. Entonces, he tenido que aprender, no desde cero, pero si cómo funciona, desde el programa, como ir, cómo interactuar, cómo funciona el colegio de procuradores, ya que funciona diferente, incluso como trabajar en juzgados donde ni siquiera hay salón de procuradores y no nos dejan acceder al de letrados… Entonces, aprendes y eso me ha llevado, no solamente a mí que como letrada, sino a todo mi equipo que al final ha tenido que reinventarse.
Al principio pensé que me iba a resultar fácil porque, evidentemente, conozco mucha gente dentro del gremio desde hace muchísimos años, y la mayoría de amigos son abogados y por ese motivo pensaba así. Lo que pasa es que, en esta rama, ocurre algo bastante curioso; cuando un abogado empieza a ejercer es como si se “casara” con un procurador. Es una cuestión de confianza y a veces no es ni siquiera porque sea mejor o peor que otro, es porque es el que ha tenido siempre y es una cuestión de comodidad.
He conseguido avanzar en ese sentido e ir introduciéndome en despachos y trabajando muy duro; pero no, no ha sido fácil. Me ha costado igual que si empezara de cero, como si nunca hubiese ejercido, como si no conociera a nadie.
¿En qué momento estas ahora? ¿Qué análisis y valoraciones haces de tu momento actual y qué proyectas hacia el futuro?
He perdido el estrés que me generaba inicialmente pensar que esto tenía que funcionar de igual modo que me funcionaba el despacho de abogados. Pero es cierto que los inicios son difíciles.
Procuro hacer mucho seguimiento de los letrados; que estén felices, porque yo también he sufrido, cuando era letrada, procedimientos duros y estoy muy pendiente de eso.
Te diría que nos haremos grandes, seguro. Porque esto es cuestión de tiempo y de confianza. La confianza no se gana en dos días; la confianza se gana con mucho tiempo y esfuerzo y eso requiere también paciencia. Con mucha paciencia seguiremos luchando y esforzándonos.
De los tres años que llevamos con LEXDE PROCURADORES, vamos creciendo y mejorando y eso me da a entender que lo hacemos bien.
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