El horizonte abruma con una panorámica donde la línea aerodinámica del arquitecto Casto Fernández Shaw, impone su arquitectura futurista. La medina está recluida en su recinto y más bien conservada, dispuesta a ser recorrida a pie, disfrutando de su escala humana, de su armonía, animada por sus asimetrías y quiebros que juegan con la percepción y los sentidos. Por su riqueza formal y por su llamativa estética, constituye una esplendida muestra de esa tipología urbana tan característica del mundo islámico con la que ha expresado la vitalidad de su vibrante vida ciudadana una sociedad en la que han alcanzado a integrarse, sin perder sus referencias andalusíes, las tradiciones culturales de árabes y magrebíes.
La medina tetuaní extiende así su laberinto de callecitas zigzagueantes a veces rebosantes de una intensa actividad comercial y a menudo coronados por arcos, edificada sobre una vertiente que va desde las alturas de la alcazaba, junto al arruinado cuartel de regulares y a las tumbas de los fundadores, hasta el vasto espacio sobre el que descansa la judería, no lejos del Feddan, la plaza de España que se abre ante el palacio Real y sirve de nexo entre la medina y el ensanche español.
Pero el desconcierto inicial de quién pasea por la medina da paso poco a poco a la fascinación, caminar por el ensanche es ir descubriendo capas, pliegues, esquinas remotas de la historia. Las huellas estilísticas inscritas y plasmadas en su espacio urbano y que dan forma a su arquitectura, reflejan todavía hoy las ambiciosas intenciones de los diferentes arquitectos y urbanistas españoles. España exporta o desplaza arquitectos que han conseguido que hasta hoy día haya edificios con firma española en todo el norte de Marruecos, los arquitectos españoles hicieron una ingente labor en el protectorado, tanto para el gobierno de turno como para particulares, destacaron mucho en Tetuán realizando grandes obras y edificaciones para viviendas de alquiler y unifamiliares.
Paseando o derivando por El ensanche al estilo del “flâneur” de Walter Benjamin , el Tetuán español nos depara varios secretos arquitectónicos, en el caso que nos concierne, se puede asegurar que no hay un estilo único y si todo un conjunto de arquitectos con su propio estilo manifestado en la calidad de sus proyectos realizados en dicho espacio urbano.
Los edificios públicos se distinguen por su excepción arquitectónica y su decorativa y simbólica suntuosidad, consolidando así el equilibrio del conjunto. En calidad de capital del Protectorado, Tetuán fue dotada de prestigiosos edificios situados todos en este nuevo barrio: el Ayuntamiento, el Palacio de Justicia, Correos, Hacienda, Asuntos Indígenas. Hasta la guerra civil, la altura de los edificios estaba estrictamente controlada, y las construcciones no sobrepasaban tres o cuatro plantas. La jerarquía y las dimensiones de las vías crearon una fluida e inteligente estampa visual.
Así, la anchura de las calles, que oscila entre 12 y 15 metros, corresponde perfectamente a los tres o cuatro niveles de edificios. Esta original composición produjo un estilo arquitectónico armonioso, bien proporcionado y sobre todo unificado, y una densidad volumétrica equilibrada, que revela las atenciones llevadas a la escena urbana, lo que contribuía a la belleza plástica de la arquitectura. A pesar, a veces, de la simplicidad de las construcciones, cada edificio se inscribe dentro de una lógica de conjunto. El volumen, las proporciones, las formas y el decorado expresan la coherencia de los arquitectos. Ahí es donde reside el encanto de estas manzanas.
En Tetuán, las consecuencias del interés por el arte árabe condujeron a la promulgación del Dahir (decreto) de 1913 que ordenaba la protección total de las medinas. Por eso, la administración colonial estableció la Junta Superior de Monumentos Artísticos e Históricos en 1919. Los promotores de las primeras obras desarrollaron una arquitectura que no consideraban como exótica, debido a la proximidad de Andalucía. Incluso su presencia en Marruecos, y especialmente en una ciudad edificada por los Andalusíes, hacía que estuviesen más atentos a las tradiciones hispano-árabes que pertenecían a la historia de los dos países. La arabización no se limito a los grandes monumentos.
En los años 30, una nueva orientación de la estética se dibujaba y se concretaba en una visión más sobria relativamente despojada de la primera arabización y más modernista: El Tetuán español como capital del protectorado crecía y se construía a si mismo siguiendo la tradición ecléctica, donde el modernismo se deslizó como una opción decorativa, enfocada a los elementos ornamentales y formales de los edificios a modo de puertas sinuosas, en elementos florales enredados que decoran las fachadas de algunos edificios, zaguanes y escaleras, se contaminan de esta tendencia, que nunca será tan orgánica como en el caso catalán. sino que más aparece con un deseo ornamental suave que contribuye a destacar determinadas partes de los edificios, cuya estructura en general sigue los patrones tradicionales.
A lo largo de este siglo XX, los arquitectos españoles instalados en dicha región encontraron posibilidades idóneas para dar rienda suelta a sus personales creaciones, partiendo de distintos conceptos y agrupados en diferentes escuelas. Este es el caso del omnipresente Carlos Ovilo Castelo que ha sido el definidor del ensanche y con diferencia que más ha construido al gozar en su época de gran reconocimiento y de una clientela fiel entre la burguesía Tetuaní y que con el paso del tiempo su figura se ha visto eclipsada por la sombra de José de Larrucea Garma, Alfonso de Sierra Ochoa y Casto Fernández-Shaw entre otros.
Mustafá Akalay Nasser es Director de la Escuela Superior de Oficios de la Arquitectura y Construccion (Esmab) en la Universidad Privada de Fez (UPF).
1 comentario en “La deriva o el arte de caminar, una invitación a descubrir el Ensanche De Tetuán, por Mustafá Akalay Nasser.”
Una magnífica descripción. Aún nos queda la declaración de Patrimonio por la Unesco. Ayudará a la protección y a su rehabilitación, física y funcional. in cha’ Allah!
Luis