Luciano Rosso se consagra como una figura indiscutible del arte contemporáneo con su la obra “Un poyo rojo” creada en 2008 y que ha sido representada en más de 30 países y recientemente ha triunfado en los escenarios del Festival Temporada Ata de Girona. La obra sigue vigente en nuestros días porque aborda temas atemporales transgrediendo sus propios límites, haciéndose sobre la marcha, reinventándose en cada función como si fuese el primer día, hace 15 años. Luciano Rosso es junto a Alfonso Barón y Hermes Gaido; el genial artífice de un espectáculo multidisciplinar que combina de manera brillante el teatro físico, la danza contemporánea, el humor gestual, el clown y las acrobacias… en fin todo lo que su juego honesto le permita porque el juego escénico de Luciano, es valiente y se hila con un texto donde le humor se tiñe de pinceladas dramáticas y reluce el amor que no entiende de sujetos, ni de objetos, su único fin es su única existencia per se. “Poyo rojo” puede ser una coctelera explosiva, y es cierto que lo es porque te lleva de la mano por muchos universos que se expanden, como también puede ser un desahogo lúdico en este mundo convulso y lleno de vanas etiquetas que nos a tocado vivir. Luciano no entiende de etiquetas porque en el escenario se convierte en un “laboratorio de creación en sí mismo” que explora siempre nuevos ámbitos con una versatilidad física desbordante. Me recuerda a Jim Carrey en sus mejores momentos. Un “Jim Carrey” renacido que le da la vuelta de tuerca al contexto, con una fenomímica fresca que lo sublima; nos deja sin aliento incluso, cuando una sensualidad deliciosa de testosterona anhelante invade el ambiente de un gimnasio sudoroso, con un banco de reposo esquizofrénico y una radio que se presenta como un protagonista inesperado. Por cierto, las redes sociales han ardido de euforia siendo testigo de los performances de Rosso , si no has visto “Un pollito Pío” has perdido un tiempo precioso que Urban Beat ha ganado con esta entrevista en exclusiva con un artista carismático, impredecible y con un talento difícil de calibrar.