La mutilación genital femenina: una violación flagrante de los derechos humanos de la que poco se habla
La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica que afecta a más de 230 millones de mujeres y niñas que han sobrevivido, pero mal viven a duras penas con las consecuencias físicas y psicológicas de esta práctica, según los últimos datos de Unicef, lo que supone un aumento del 15 % en el número total de supervivientes –esto es, 30 millones de niñas y mujeres más– en comparación con los datos publicados hace ocho años. Según la agencia EFE aproximadamente 144 millones se encuentran en África, 80 millones en Asia y 6 millones en Oriente Medio. Cada año, alrededor de 4,3 millones de niñas se ven sometidas a esta práctica y en la mayoría de los países se practica antes de cumplir los 5 años de edad. Para proteger a estas menores la ley española castiga la mutilación genital femenina con penas de cárcel de entre 6 y 12 años y la pérdida de la custodia de las hijas, también si se realiza fuera de España. Además, está considerada una forma de violencia contra las mujeres según el Convenio de Estambul que España ratificó en 2014, y la ley de garantía integral de la libertad sexual, conocida como “la ley del sólo sí es sí”, reconoció esta práctica, que consiste en la extirpación -parcial o total- de los genitales externos de las mujeres, como una forma de violencia sexual. Cada 6 de febrero se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina para visibilizar la necesidad de una acción global y urgente.