Las imágenes exhibidas —veintidós de las ciento veintidós que componen el proyecto completo— fueron realizadas a lo largo de dos años en santuarios y centros de protección animal. De Castro recorrió estos espacios con una paciencia casi monástica, buscando no solo un rostro, sino la memoria de cada ser vivo que había sobrevivido al abandono, a la explotación industrial o a la experimentación científica.
Ventanas que miran desde la sombra
Ares, el gallo; Miguelito, el cerdo; Dante, el perro; Boris, el orangután… Sus presencias emergen desde las puertas y ventanales de la Nave 15 como figuras detenidas en un instante de revelación. La técnica de claroscuro —un fondo negro que engulle lo accesorio y concentra la mirada en lo esencial— funciona aquí como dispositivo narrativo: cada retrato señala la penumbra de la que estos animales provienen y la dignidad con la que ahora ocupan el espacio público.
Lejos de la iconografía amable o anecdótica, De Castro propone un pacto visual directo. Sus fotografías invitan a la ciudadanía a detenerse, a mirar sin evasivas, a escuchar sin palabras. Tal como explica la autora, su intención es “abrir un espacio de reconocimiento donde ellos cuenten la historia y nosotros, por una vez, aprendamos a escucharla”. El resultado es una galería frontal, despojada, al borde de lo íntimo, que desarma la distancia habitual entre humanos y no humanos.
El retrato como memoria y denuncia
La obra de Estela de Castro se inscribe en la tradición contemporánea que utiliza el retrato como herramienta de cuestionamiento social. Su activismo no se formula desde el panfleto, sino desde la precisión técnica: un gesto disciplinado que devuelve individualidad a quienes la industria ha reducido a mercancía o espectáculo.
Su trayectoria lo refleja. Entre 2017 y 2019 desarrolló Zoocosis, un desgarrador mapa visual del encierro animal en zoológicos españoles. La serie formó parte de Capital Animal, un proyecto multidisciplinar dirigido por Rafael Doctor que viajó a centros como La Casa Encendida, el Centre del Carmen o el Festival Revela-t, entre otros. Allí ya asomaba la mirada crítica y compasiva que hoy se amplifica en The Animals.
En 2020 consolidó esta vía con el proyecto homónimo al que da título la exposición. La serie fue presentada en PHotoESPAÑA y publicada por La Fábrica, un libro que en 2023 obtuvo el Premio al Mejor Libro de Arte del Año otorgado por el Ministerio de Cultura y que también fue distinguido por el Ministerio de Asuntos Sociales en el certamen Amigos de los Animales.
Nave 15: un nuevo escenario para la conciencia urbana
La intervención de The Animals en Matadero Madrid no es solo una exhibición: es una declaración de intenciones. La Nave 15, habitualmente reservada a otros usos culturales, se convierte en un agente activo del discurso visual, un edificio que mira y es mirado. Durante los próximos meses, quienes crucen Plaza Matadero lo harán acompañados por estas presencias silenciosas que, desde su humanidad invertida, cuestionan nuestra relación con la vida que nos rodea.
No se trata únicamente de contemplar fotografías, sino de permitir que esos rostros —con su mezcla de fragilidad, resistencia y misterio— interrumpan la rutina urbana y nos devuelvan preguntas incómodas: ¿qué vidas excluimos? ¿Qué violencias normalizamos? ¿Qué historias nos negamos a escuchar?
Con The Animals, Matadero Madrid abre un territorio donde la fotografía se convierte en refugio, denuncia y memoria; y donde la ciudad, al menos por un instante, toma conciencia de que no está habitada solo por humanos.








