
Elizabeth Siddall destacó por su vocación, talento y sofisticación que la consagraron como la inspiración de las obras maestras de célebres artistas de la Hermandad Prerrafaelita, que hallaron en ella no solo una belleza gótica llena de magnetismo y entusiasmo, sino el cambio y génesis de una nueva forma de entender y reinventar el arte de la época.
Elizabeth Siddall (Londres, 1829-1862) es la Ophelia más famosa de la historia del arte, la del cuadro de John Everett Millais; la Viola de Twelfth Night de Walter H. Deverell, la Silvia de Valentine salvando a Silvia de William Holman Hunt; la Sancta Lilias, Proserpina, Regina cordium, Lady Lilith, Dantis Amor o las seis versiones de Beata Beatrix, entre otras, del que fuera su esposo, Dante Gabriel Rossetti. Pero además de musa e ideal femenino moderno, fue también una de las poetas más “elegantemente ignoradas” de la época, una pintora calificada como “genial” por John Ruskin, y la única mujer que mostró su obra en la exposición prerrafaelita de 1857 en Londres.
El viernes 11 de octubre a las 19.30h en el auditorio del Museo Lázaro Galdiano, la actriz María Giménez de Cala, gracias a la adaptación del texto escrito por Inés Piñole y bajo la dirección de Paco Montes, pondrá en pie este monólogo de una hora de duración, Elizabeth Siddall (con el apellido original de la artista y musa, con dos “des”), que, con “un trabajo desgarrador muy necesario lleno de magia y fuerza escénica” -como ha dicho la crítica-, rescata y honra la vida de una mujer en la que se encuentran representadas todas las artistas que pasaron a la historia a la sombra de sus parejas o maestros. Artistas que vivieron el arte, el amor y el dolor a la sombra de su amado.

En el cuerpo de Giménez de Cala, Elizabeth, la modelo siempre observada, se convierte en Lizzie, como se la conocía entre sus allegados en Londres, para ser la que observa, la que mira al espectador desde un lienzo que ha pintado ella misma y acercarle, desde la intimidad de su ser, a una sensibilidad infinita. Una obra teatral que evidencia también el microcosmos limitante de una mujer avanzada para su época, y una luchadora contra todo tipo de adversidades, que ahonda en su vida no solo como artista, sino como mujer que quiere existir por ella misma. “Dar vida a un personaje que visibiliza a una mujer olvidada y desconocida para el gran público más allá de las representaciones pictóricas y que emocione al espectador es el mejor regalo que le puede pasar a una creadora que sigue creciendo como tal”, explica la actriz. Según cuenta, un taller de Shakespeare y una visita a una tienda de antigüedades con la adquisición de un libro de mujeres artistas, fue la combinación perfecta que la condujo a reflexionar sobre Siddall, ahondar en su vida y sentir la imperiosa necesidad de contar algo sobre una artista tan emblemática.

Acompañada de la composición musical de Bruno Axel, María Giménez de Cala, bajo el sello de su productora María Giménez Producciones y con una sugerente escenografía de Enrique Martínez –también figurinista- parte del momento en que Elizabeth Siddall, deteriorada, enferma y enganchada al láudano, permanece encerrada en su casa de Londres mientras espera la vuelta de su reciente marido, Dante Gabriel Rossetti. Abandonada y deprimida, hará un último intento por cumplir con el papel de musa que le ha otorgado la Hermandad Prerrafaelita, con esa belleza estática y adormecida que todos esperaban de ella. Pero Elizabeth ha pagado un precio demasiado alto por su independencia y ya no hay marcha atrás… “El trabajo físico y psicológico que requiere interpretar a este personaje y viajar a través de los estados emocionales ha sido lo más difícil que me ha pasado en mi carrera de actriz”, asegura Giménez de Cala.
La obra aborda recuerdos de juventud de Siddall, el talento para la poesía y la pintura, su vida posando, fragmentos de amor y desamor en la tormentosa relación con su esposo… Todo ello conforma, como afirma Paco Montes, “una radiografía donde se intuye el autorretrato, el de la actriz y el personaje, que nos acerca, en un viaje tranquilo y agitado, al alma y el cuerpo de ambas”. “Sin duda el mayor reto ha sido imaginarlo y hacerlo real. Si conectas con la verdad de tus personajes, te das cuenta de que no eres tan diferente, aunque sean de otra época”, añade la actriz.

Museo Lázaro Galdeano: https://www.flg.es/
Más acerca de María Giménez de Cala: https://www.mariagimenezactriz.com/