
Tal y como Fernando Santiago Riera afirma “La misión de UROSA es romper con el modelo tradicional de agencia inmobiliaria, en el que a menudo se prioriza la comisión por encima del verdadero interés del cliente. Nosotros apostamos por un modelo basado en la confianza, la excelencia técnica y la ética profesional. Creemos firmemente que otra forma de hacer las cosas es posible —una más cercana, más preparada y, sobre todo, más honesta.”
Y es que UROSA TARGET GROUP nace de la alianza estratégica entre dos empresarios con una trayectoria conjunta de más de 50 años en áreas clave como la gestión empresarial, el asesoramiento fiscal y, muy especialmente, el análisis y acompañamiento en operaciones inmobiliarias : “Esta experiencia acumulada nos permite ofrecer una visión integral, madura y profundamente estratégica del mercado.”, asevera Fernando Santiago Riera.
Para este joven empresario el cliente “merece un asesoramiento riguroso, profesional y transparente en cada etapa del proceso inmobiliario. Para ello, contamos con un equipo multidisciplinar formado por expertos cualificados en todas las áreas implicadas, desde el análisis jurídico y fiscal hasta la planificación patrimonial o la estrategia comercial.”

¿Cuáles son los principales servicios que ofrece UROSA TARGET GROUP actualmente?
En UROSA TARGET GROUP ofrecemos lo que denominamos un servicio 360º: un acompañamiento completo y personalizado que cubre todas las necesidades del cliente en el ámbito inmobiliario, desde la planificación estratégica hasta la ejecución final. Nuestro objetivo es que cada cliente —particular o empresa— encuentre en nosotros un aliado capaz de ofrecer soluciones a medida, adaptadas a su perfil y a sus objetivos concretos.
Entre las áreas que abarcamos se encuentran el asesoramiento en la compra, venta y arrendamiento de activos inmobiliarios; la gestión integral de alquileres; la administración de fincas; y los servicios de personal shopper inmobiliario (PSI). También contamos con experiencia en la gestión de promociones, el desarrollo urbanístico, la tramitación de licencias, y la gestión documental asociada a todo tipo de operaciones inmobiliarias. Asimismo, prestamos servicios especializados de gestión patrimonial, enfocados en optimizar y proteger el valor de los activos a medio y largo plazo.
Nuestra versatilidad y conocimiento profundo del sector nos permiten atender operaciones tanto sencillas como complejas con la misma profesionalidad, siempre bajo una premisa clara: cada cliente necesita una solución distinta, y nuestra labor es diseñarla con rigor y honestidad.
¿Quién es Fernando Santiago Riera? ¿Cómo te describirías a ti mismo?
Mi trayectoria profesional no ha sido lineal, pero sí profundamente coherente con lo que siempre he buscado: aportar valor desde el conocimiento, con libertad y vocación de servicio. Comencé estudiando Farmacia, una carrera que terminé tras cinco intensos años, aunque pronto descubrí que no era el camino que realmente me motivaba. Durante ese tiempo, me fui interesando cada vez más por conceptos como la libertad financiera y los ingresos pasivos, inspirándome en figuras como Robert Kiyosaki. Entre todas las vías que exploré, el sector inmobiliario fue siempre la que más me atrajo, aunque en aquel momento no disponía del capital necesario para iniciarme en él.
Antes incluso de terminar Farmacia, tomé una decisión que cambió por completo mi rumbo: empecé también la carrera de Derecho con el objetivo de dedicarme profesionalmente al asesoramiento inmobiliario, pero no desde el enfoque clásico del comercial, sino desde una posición sólida, con formación técnica y una visión jurídica integral que me permitiera acompañar a mis futuros clientes con verdadero conocimiento de causa.
Durante años compaginé mi trabajo como farmacéutico con los estudios y la formación continua, hasta que, cuatro años después de licenciarme en Derecho, decidí dejar definitivamente la farmacia y volcarme de lleno en el ámbito empresarial e inmobiliario. Desde entonces, me he especializado en operaciones de compraventa, alquiler, inversión y planificación patrimonial, aportando siempre una perspectiva jurídica rigurosa y un compromiso absoluto con la confianza y los resultados.
Hoy, tras casi una década vinculado al sector inmobiliario, estoy convencido de que puedo ofrecer un asesoramiento como pocas veces se ha visto: profesional, honesto y completo. Eso sí, sin caer nunca en la complacencia. Creo firmemente en la formación continua, y sé que siempre habrá algo nuevo que aprender si quiero seguir ofreciendo a mis clientes el mejor servicio posible.
Es un resumen que me temo que obvia muchos más estudios especializados; estudiaste Farmacia y Derecho a la vez; posees un Master de Gestor Administrativo, otro máster en Abogacía, Master de Asesoría Fiscal, contable y laboral, además de un MBA en Asesoría Fiscal y el último post grado que has cursado en IA. Al tiempo que creabas una familia y una empresa. ¿Cómo se consigue compaginar y armonizar todo esto?
Con mucha disciplina, visión clara y sabiendo priorizar. No se trata de hacerlo todo a la vez, sino de saber en qué etapa va cada cosa. En mi caso, combiné estudios con trabajo porque entendí desde el principio que la formación me daría una ventaja competitiva. Es una cuestión de enfoque: si quieres algo grande, tienes que estar dispuesto a pagar el precio.
La clave es rodearte de un buen equipo, tanto en lo personal como en lo profesional. También aprendí a decir ‘no’ a muchas cosas que no aportan.
No voy a decir que sea fácil, porque no lo es. Pero tampoco es magia. También ayuda tener cierta tolerancia al caos. Porque la vida no se alinea para que tú puedas hacerlo todo perfecto. Siempre hay algo que se desordena, y ahí es donde entra la flexibilidad mental: saber adaptarte, reorganizarte, pedir ayuda si hace falta, y seguir.
¿El equilibrio perfecto? No existe. Pero se puede vivir una vida intensa, plena y con propósito, si sabes a qué estás jugando.

¿Cómo cambia el mercado inmobiliario madrileño durante el verano?
El mercado inmobiliario madrileño en verano no se detiene, al contrario de lo que muchos creen. De hecho, suele ser un momento en el que se concentra un alto número de operaciones, especialmente en los primeros meses de la estación. Es una época en la que tanto particulares como inversores aprovechan para tomar decisiones importantes, bien sea por disponer de más tiempo o por estar planificando ya el inicio del nuevo curso en septiembre.
En mi experiencia, el verano marca un punto de activación fuerte del mercado. Hay movimiento, hay intención real y, sobre todo, se nota una voluntad clara de cerrar operaciones. Muchos propietarios ponen sus viviendas a la venta en este periodo precisamente porque saben que hay demanda activa y que el interés por comprar no se frena con el calor.
En definitiva, el verano no solo no frena el mercado, sino que marca el inicio de un nuevo ciclo. Muchas veces, las operaciones que se cierran en septiembre u octubre ya se estaban gestando en julio y agosto.
¿Es esta una buena época para comprar, vender o alquilar?
No hay una única respuesta válida a esa pregunta, porque todo depende de cuáles sean tus objetivos personales. El mercado inmobiliario no es algo estático, y mucho menos universal: lo que es una buena decisión para una persona puede no serlo para otra.
Ahora mismo estamos en un momento en el que el mercado ha crecido de forma notable, y en muchas zonas se han superado los máximos históricos tanto en precios de venta como de alquiler. Por eso, antes de tomar cualquier decisión, lo más sensato es analizar qué estás buscando realmente: ¿quieres liquidez? ¿estás buscando rentabilidad? ¿necesitas cambiar de vivienda por motivos personales o familiares?
Pongamos un ejemplo: si tienes una vivienda que compraste hace años a un precio razonable y estás pensando en vender porque el mercado está alto, podría parecer una buena idea. Pero si esa es tu única propiedad, ¿qué vas a hacer después? Si compras otra, también pagarás un precio elevado; y si optas por alquilar, te enfrentarás a rentas históricamente altas. En cambio, si tienes más de una vivienda y buscas obtener liquidez aprovechando el momento del mercado, vender puede ser una decisión estratégica acertada.
Al final, lo fundamental es tener muy claro qué buscas conseguir. Y una vez definidos esos objetivos, es importante observar el mercado con atención. Porque incluso en escenarios en los que parece que todo está caro, siempre aparecen oportunidades interesantes… si sabes dónde mirar y te dejas asesorar con criterio.

¿Hay menos competencia entre compradores en verano? ¿Puede eso traducirse en mejores precios?
La realidad es que siempre hay competencia entre compradores, independientemente de la época del año. El hecho de que estemos en verano no elimina el interés ni la demanda; simplemente puede cambiar el perfil del comprador o el ritmo de las operaciones, pero no desaparece la competencia.
Tampoco se puede asumir que, por ser verano, los precios vayan a ser mejores. El valor de una propiedad está determinado por múltiples factores —ubicación, estado, demanda en esa zona, condiciones del vendedor, etc.—, y no necesariamente por la estación del año. Puede haber oportunidades puntuales, sí, pero no porque sea verano, sino porque hay propietarios que, por motivos personales, tienen prisa por vender o están abiertos a negociar.
Quien busca comprar con la expectativa de encontrar “gangas” por el simple hecho de que es verano, probablemente se lleve una decepción. Sin embargo, quien entra al mercado con buena información, claridad de objetivos y acompañado de un buen asesoramiento, puede tomar decisiones inteligentes en cualquier momento del año.
¿Qué zonas de Madrid son más atractivas ahora mismo para invertir de cara al curso académico o al turismo?
Eso va a depender, como casi siempre en este sector, del tipo de inversor que seas. No existe una única zona “buena” para invertir, sino operaciones bien estudiadas, en ubicaciones que encajen con tu estrategia. España ha estado históricamente por detrás de otras grandes ciudades europeas en términos de madurez inmobiliaria, pero eso está cambiando: ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia están protagonizando un ajuste natural de precios, que las acerca a los grandes núcleos del continente.
En el caso concreto de Madrid, la clave está en saber qué buscas: si eres un inversor enfocado en alquileres para estudiantes, lo más lógico es centrarte en zonas con buena conexión con universidades y transporte público. Pero también hay que decir que este segmento está muy saturado. La competencia es feroz y cada vez cuesta más encontrar activos que realmente ofrezcan buena rentabilidad en este nicho.
Por norma general, cuanto más te alejas del centro de la ciudad, mejores precios puedes encontrar… pero también menor rendimiento. Y al contrario, en las zonas más demandadas es más difícil comprar barato, aunque el potencial de rentabilidad y revalorización puede ser superior si se actúa con inteligencia.
Mi opinión personal es que, más allá de zonas concretas, cualquier ubicación puede ser una buena oportunidad si se analiza con atención, se estudia el entorno y se actúa con un plan claro. El mercado siempre ofrece ventanas de entrada para quien sabe mirar más allá de lo evidente.
Ahora bien, si me preguntas por zonas que, personalmente, me gustan, hay dos que menciono siempre. Por un lado, Carabanchel. Es un distrito que conozco muy bien, que ha crecido muchísimo en los últimos años y que, a pesar de ese crecimiento, sigue ofreciendo oportunidades reales de inversión con rentabilidades interesantes. Es una zona que nunca deja de sorprenderme.
Y por otro lado, el Barrio de Salamanca. Sé que los precios actuales pueden parecer una locura, pero para inversores con liquidez que buscan un activo sólido y están dispuestos a esperar, es una apuesta segura. No tengo ninguna duda de que veremos precios aún más altos en los próximos años. A veces, apostar por valor a largo plazo es la mejor forma de proteger y hacer crecer el patrimonio.
¿Cuál es la demanda de alquiler de corta o media estancia durante el verano en Madrid?
Aunque no es un segmento en el que trabajemos de forma tan directa como otros, lo cierto es que el mercado de alquiler de corta y media estancia en Madrid sigue siendo bastante activo durante el verano. Madrid es una ciudad con una actividad turística constante y con una rotación profesional muy alta, lo que genera una demanda continua de este tipo de alojamiento, incluso en los meses tradicionalmente más tranquilos.
Dicho esto, también es verdad que en los últimos tiempos este mercado está mucho más competido y regulado. Han cambiado muchas cosas: desde requisitos legales más estrictos hasta plataformas que exigen documentación o códigos específicos. Eso obliga a quienes quieran operar en este sector a hacerlo con mayor profesionalismo y previsión.
En mi opinión, sigue habiendo oportunidades, pero no es un mercado “fácil”. Los propietarios deben estar bien asesorados, estudiar la rentabilidad real —descontando gastos, tiempos vacíos y carga de gestión— y tener claro que este tipo de alquiler requiere implicación activa. A quien le encaje ese perfil, puede funcionarle. Para el resto, a veces es más rentable apostar por un alquiler tradicional bien gestionado, que genere ingresos más estables con menos complicaciones.
¿Qué opina de la nueva Ley de Vivienda y de los límites que anticipa en el alquiler estacional?
La nueva Ley de Vivienda introduce una serie de medidas orientadas a regular de forma más estricta el alquiler turístico y estacional, con el objetivo declarado de equilibrar el acceso a la vivienda y mejorar la transparencia en el mercado. Entre las principales novedades destacan la creación de un registro obligatorio para alquileres de corta y media estancia, la exigencia de códigos de registro válidos en plataformas como Airbnb, y la posibilidad de que las comunidades de propietarios aprueben —o limiten— este tipo de actividad dentro de sus edificios.
Desde el punto de vista técnico, se trata de un marco regulador que busca homogeneizar y ordenar un segmento que hasta ahora ha funcionado con cierta ambigüedad jurídica. Además, introduce elementos de control fiscal y normativo que afectan especialmente a los grandes tenedores, y abre la puerta a nuevas herramientas para las administraciones públicas en zonas consideradas tensionadas.
Como toda norma, generará efectos distintos en función del perfil del propietario o del inversor. Quienes operen con profesionalidad y estén bien asesorados podrán adaptarse con cierta solvencia. En cambio, quienes hayan basado su modelo en esquemas más flexibles o poco estructurados, deberán hacer una revisión profunda de su estrategia.
En cualquier caso, y más allá de valoraciones políticas o personales, lo que está claro es que el sector entra en una etapa de mayor exigencia jurídica. Por ello, ahora más que nunca es importante actuar con rigor, cumplir con los requisitos legales y planificar cualquier operación con una perspectiva técnica sólida y actualizada.
¿Recomienda a los propietarios adaptar sus viviendas para alquiler vacacional o seguir con el alquiler tradicional?
Hoy en día, adaptar una vivienda al alquiler vacacional conlleva una serie de requisitos legales, técnicos y operativos que no todos los propietarios están preparados —o dispuestos— a asumir. Con la entrada en vigor de nuevas normativas, es imprescindible contar con un código de registro, cumplir con los criterios establecidos por las comunidades autónomas y, en muchos casos, obtener la aprobación de la comunidad de vecinos. Además, las plataformas digitales están aplicando filtros más estrictos y exigen documentación actualizada, lo que añade una carga adicional de gestión.
A esto se suma la necesidad de mantener la vivienda en condiciones óptimas, gestionar entradas y salidas frecuentes, coordinar servicios de limpieza y atender incidencias en tiempo real. Todo esto puede ser rentable, sí, pero también implica una dedicación y un control continuo que no todos los propietarios están en condiciones de asumir, especialmente si no cuentan con una estructura profesional detrás.
En mi caso personal, aunque valoro el potencial de rentabilidad del alquiler vacacional en determinadas ubicaciones, me siento más cómodo con el modelo de alquiler tradicional. Me parece más estable, más previsible y menos expuesto a cambios regulatorios o fluctuaciones estacionales. Pero como siempre, depende del perfil del propietario, del inmueble del que se trate y de sus objetivos concretos.
¿Cambian los tiempos de tramitación (notarías, registros, hipotecas) en verano?
En mi experiencia, los tiempos de tramitación —ya sea en notarías, registros o la concesión de hipotecas— suelen mantenerse bastante estables a lo largo del año. Sí es verdad que en verano puede haber más profesionales de vacaciones, lo que en algunos casos ralentiza plazos, sobre todo si no se planifican con tiempo. Pero también ocurre algo contrario: muchos despachos o bancos establecen turnos para mantener la actividad, y hay otro equipo disponible que cubre esas ausencias.
Las opiniones del sector respaldan esta visión:
- Es habitual que se informe de disponibilidad reducida en notarías, bancos, tasadoras y registros debido a las vacaciones de parte del personal.
- También es cierto que algunas oficinas o servicios administrativos pueden cerrar parcialmente en agosto, aunque, por lo general, mantienen guardias.
La clave está en anticiparse. Si sabes que vas a firmar en verano, lo ideal es coordinar con antelación las citas, reservar plaza en notaría, adelantar la tasación y tener todos los documentos listos para evitar retrasos evitables.
¿Recomienda planificar operaciones con antelación debido a las vacaciones de administraciones o bancos?
Sí, siempre. Planificar con antelación no es solo recomendable, es una cuestión de sentido común, especialmente en épocas como el verano, cuando muchas entidades —ya sean notarías, registros, bancos o administraciones— operan con plantillas reducidas o tienen turnos de vacaciones.
Aunque los servicios siguen funcionando, la capacidad de respuesta puede verse afectada, y eso puede generar pequeños retrasos si no se ha previsto adecuadamente. Reservar una firma notarial, tramitar una hipoteca o incluso obtener ciertos certificados puede demorarse si se deja para última hora.
Por eso, tanto si se trata de una compraventa como de una operación más compleja, siempre aconsejo coordinar todos los pasos con tiempo: adelantar la recopilación de documentación, fijar fechas clave con margen y confirmar la disponibilidad de todos los profesionales implicados. Esta previsión no solo evita problemas, sino que transmite profesionalismo y seriedad a todas las partes.
¿Se espera un repunte en los precios o en la actividad inmobiliaria tras el verano?
A medida que nos acercamos a finales de julio, es habitual empezar a notar una ligera desaceleración en la actividad inmobiliaria. Es un comportamiento cíclico del mercado: tras el fuerte impulso que suele vivirse entre mayo y principios de julio, muchas operaciones ya se han cerrado o están en proceso, y eso da paso a unas semanas de menor intensidad, coincidiendo con el mes de agosto y el periodo vacacional generalizado.
Pero lo que también es habitual —y prácticamente constante cada año— es que a partir de septiembre veamos un repunte tanto en volumen de operaciones como en demanda. Muchas personas que han estado analizando el mercado durante el verano, o que han pospuesto decisiones por cuestiones logísticas, reactivan sus planes en cuanto vuelve la rutina. Lo mismo ocurre con inversores que esperan al último trimestre del año para cerrar operaciones con objetivos fiscales o financieros.
En cuanto a los precios, si bien el crecimiento ha sido notable en los últimos meses, no parece que vaya a frenarse en el corto plazo. Hay una demanda sostenida, una oferta limitada en muchas zonas clave y un contexto financiero algo más favorable que el de hace un año, lo que contribuye a mantener esa presión al alza.
¿Qué sectores del mercado (lujo, obra nueva, segunda mano) muestran más movimiento estacional?
Cada segmento del mercado inmobiliario tiene su propio ritmo, aunque todos muestran ciertos comportamientos estacionales que conviene tener en cuenta.
El mercado de vivienda de segunda mano es, con diferencia, el más dinámico en volumen. Suele concentrar un alto número de operaciones en primavera y principios de verano, para después registrar una pequeña pausa en agosto y volver a activarse con fuerza en septiembre. Es el sector más expuesto a los ciclos estacionales, pero también el que más oportunidades ofrece cuando se actúa con agilidad y visión.
En el caso de la obra nueva, su ritmo viene más condicionado por los tiempos administrativos, la obtención de licencias y el avance de las promociones, por lo que su comportamiento no es tan estacional como el de la segunda mano. Aun así, sigue siendo un producto muy demandado, sobre todo en perfiles que buscan eficiencia energética, comodidad y poca necesidad de reformas. En determinados entornos urbanos, la obra nueva mantiene un nivel de interés constante durante todo el año.
Por último, el segmento del lujo suele moverse con criterios algo distintos. Tiene menos volumen, pero compradores muy definidos, con capacidad financiera y una visión a medio o largo plazo. En este sector, incluso en verano, pueden cerrarse operaciones importantes, ya que muchos de estos clientes aprovechan justamente estas fechas para actuar con más discreción o con menos competencia visible. Es un mercado más estable, menos afectado por la estacionalidad y más centrado en el valor que en el momento.
¿Qué consejo le daría a quien está dudando entre actuar ahora en verano o esperar al otoño?
El mejor consejo que puedo dar es que no tome la decisión basándose únicamente en el calendario, sino en su situación personal, en sus objetivos concretos y en el análisis real del mercado. Cada caso es distinto. Hay quienes necesitan actuar con rapidez por motivos familiares, financieros o de inversión, y otros que pueden permitirse esperar y valorar con más calma.
Es cierto que el verano, en su tramo final, tiende a ser más tranquilo en términos de movimiento, pero también puede ofrecer ventajas: menos competencia visible, más margen para negociar y más atención individualizada por parte de los profesionales. En cambio, el otoño trae consigo un mayor volumen de operaciones, pero también más presión, más compradores en activo y menos flexibilidad en algunos aspectos.
Por eso, mi recomendación es que no se caiga en la trampa de pensar que “mejor época” es sinónimo de “mejor resultado”. Lo importante es tener claridad sobre lo que se busca, prepararse bien y rodearse de buenos profesionales. Cuando eso se hace correctamente, cualquier momento puede ser el adecuado para actuar.

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