Nacho Vera: Un desconcierto escénico sobre lo invisible y lo que pasa desapercibido
Antigua Novedad no es exactamente una obra de teatro, ni un concierto, ni un poema, pero tiene algo de los tres. Se trata de una re-creación libre de un concierto mítico que tal vez nunca ocurrió. O un poema escénico construido a partir de dos palabras que, aunque se contradicen, no pueden existir la una sin la otra. Y a la vez, es también la historia de una desaparición: la del personaje principal que cede su lugar al secundario, como un guiño a todo lo que normalmente queda fuera de foco.

Hay algo de homenaje en esta pieza a lo marginal, a lo tangencial, a esos momentos en los que la atención se escapa hacia lo aparentemente irrelevante mientras hacemos “lo importante”. Es un desconcierto artístico, una obra desmesurada que no parece terminar nunca y que, sin embargo, puede quedarse con el público mucho después de que baje el telón.

“Creo que Antigua Novedad tiene muchos homenajes; a la creación, a la música, a personas que ya no están o mejor dicho personas que sí que están, pero están muertas, al sentido del humor, a las bandas que desaparecieron y a las canciones aparecidas, aparecidas porque se perdieron y hoy vuelven, y aparecidas en plan fantasma para que alguien dé un brinco al escuchar esa canción que viene de un lugar ignoto”, comenta Vera. “En un momento de la pieza, el actor secundario que hace de batería toca un tema del futuro, es una especie de invocación a un porvenir que ya ha pasado, es como resucitar un muerto, de esto también tiene mucho esta función, de resucitar ilusiones”.
