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¿Merece la pena ser periodista en España?

Un periodista no nace, se hace y por eso es una de las profesiones más complejas y, a menudo, cuestionadas en España y en un mundo globalizado donde abundan la “fakes news”. En un entorno donde la información y la desinformación se encuentran en constante evolución, los periodistas deben lidiar con retos que van más allá de la búsqueda de la verdad y la ética profesional. La precariedad laboral, el intrusismo y el desprestigio de la profesión son algunos de los factores que configuran el espacio discriminatorio en el que se desarrolla el periodismo. Este artículo explora las cuestiones existenciales que rigen la vida de los periodistas en España, así como los retos y beneficios que implica estudiar esta disciplina en un mercado laboral cada vez más complicado y competitivo, incluso, denostado. El periodismo está tan prostituido por intereses de alto rango, que más vale dedicarse a otra cosa. Aún así, desde la redacción de Urban Beat alentamos a las nuevas promesas a que no sean compradas tan fácilmentey confíen con fuerza en su valor. Lo periodistas de la prensa rosa son encumbrados, los periodistas que cubren Gaza, Cuba o Venezuela rara vez son reconocidos. Todo se resume a una manera loca de entender el periodismo. La locura no es manifiesta, es un subterfugio de los poderosos que elaboran, pagan y difunden las noticias. Todos sabemos que para salir y tener un recorrido en el País o en la Razón, se necesita un bolsillo abultado. Pagas y listo. En este punto da igual las derechas o las izquierdas. Pagas, y eres blanqueado en el acto, con campañas comunicativas de alto nivel. Así de simple. Diáfano.
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Uno de los mayores problemas que enfrentan los periodistas en España es la precariedad laboral. Según informes de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), los salarios en el sector han disminuido drásticamente en la última década, y muchos profesionales trabajan en condiciones de inestabilidad. Contratos temporales, sueldos bajos y la sobreexplotación de becarios son realidades cotidianas en el mundo del periodismo. Las redacciones de grandes periódicos están llenas de pobres becarios que a duras penas llegan a final de mes. Es una problemática endémica y corrosiva, de la que poco se habla.

El desprestigio de la profesión de periodista  también juega un papel crucial en la crisis existencial del periodismo español. En un mundo inundado de desinformación y noticias falsas, de youtubers alucinados, la credibilidad de los medios tradicionales se ve comprometida. Además, el auge de las redes sociales ha permitido que cualquier persona pueda difundir información sin necesidad de seguir los principios éticos del periodismo, lo que contribuye a la confusión y el descrédito del sector. El mundo al revés.

El intrusismo en el periodismo es otra de las grandes problemáticas que afectan a los profesionales del sector. La facilidad con la que personas sin formación en periodismo pueden acceder a espacios de comunicación profesional ha generado un debilitamiento del rigor informativo. Muchos medios prefieren contratar a profesionales de otras disciplinas o comunicadores sin titulación en periodismo debido a razones económicas o por la flexibilidad que ofrecen estos perfiles. Belén Esteban; Kiko Hernández y demás mamarrachos que pululan sustentados por una audiencia empobrecida,  pueden dar fe de ello. Todo vale, aunque nada valga. Vale la audiencia, el contenido es menos importante porque contribuir a que un país presuma de su ignorancia es lo de menos. Cero compromiso con la verdad, espectáculos sórdidos para gente aburrida y el resto, es historia. David Valldeperas es un especialista en este ámbito que debería ser estudiado en las universidades que presumen de ostentar las ciencias de la información. Vacua presunción, si no cuentas con su talento. Olé Valldeperas.

Esta situación ha provocado una división entre quienes defienden la necesidad de una regulación más estricta de la profesión y aquellos que consideran que el periodismo no debe ser una profesión cerrada. Sin embargo, la falta de garantías laborales y la creciente dificultad para distinguir entre información veraz y contenido sensacionalista afectan directamente la calidad del periodismo en España.

A pesar de las dificultades que enfrenta la profesión, el periodismo sigue siendo una opción vocacional para muchos estudiantes. Sin embargo, estudiar periodismo en España no está exento de retos. Las universidades ofrecen planes de estudio que, en muchos casos, no están adaptados a la realidad laboral actual. Mientras que la teoría sigue teniendo un peso significativo en la formación, las prácticas profesionales suelen estar mal remuneradas o ser inexistentes.

El periodismo digital ha cambiado radicalmente la manera en que se produce y consume información, por lo que los futuros periodistas deben prepararse para un entorno tecnológico en constante cambio. Sin embargo, muchas facultades de periodismo aún no han logrado actualizarse a la velocidad necesaria para formar a los profesionales del futuro.

A pesar de los obstáculos, el periodismo sigue ofreciendo beneficios y oportunidades para aquellos que eligen esta profesión. En primer lugar, el periodismo permite a los profesionales estar en contacto con la realidad social y política del país, contribuyendo al derecho a la información y a la formación de una opinión pública fundamentada.

Además, el periodismo es una profesión que brinda oportunidades de especialización. Desde el periodismo de investigación hasta el periodismo deportivo o cultural, los periodistas pueden enfocarse en áreas que realmente les apasionen. Además, el auge del periodismo digital también ha abierto nuevas oportunidades de emprendimiento para aquellos dispuestos a innovar en la forma de comunicar.

Otro aspecto positivo del periodismo en España es su carácter globalizado. Un periodista no está limitado a trabajar en medios tradicionales, sino que puede colaborar con medios internacionales, trabajar como corresponsal o dedicarse al periodismo independiente.

Conclusión: ¿Vale la pena ser periodista en España?

 

El periodismo en España enfrenta una crisis de identidad marcada por la precariedad laboral, el intrusismo y la pérdida de credibilidad. No obstante, sigue siendo una profesión fundamental para la sociedad, ya que la información veraz y contrastada es esencial para el buen funcionamiento de la democracia.

Estudiar periodismo en España implica aceptar los desafíos de un entorno en constante cambio, pero también representa la oportunidad de contribuir al futuro de la comunicación. Aquellos que eligen esta carrera deben estar preparados para reinventarse y adaptarse a las nuevas formas de periodismo, apostando por la independencia, la investigación y el compromiso con la verdad.

Si bien la profesión está denostada, su valor sigue siendo incalculable. En última instancia, el futuro del periodismo en España dependerá de la capacidad de sus profesionales para defender su papel en la sociedad y adaptarse a los cambios del siglo XXI.

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