
Podemos afirmar que Luisa Carnés se ha vuelto a convertir en una de las escritoras más interesantes del s. XX español. Ha sido necesario tener acceso a las reediciones de sus obras para que nos demos cuenta de su calidad literaria y una emocionante perspectiva social que, casi un siglo después, nos sigue fascinando. En “Cumpleaños” Eva siente el mismo vacío, la misma imposibilidad de reconocerse. “Me parece estar frente a una puerta cerrada, detrás de la cual yo sola sé lo que existe. Mejor dicho: lo que no existe”, dice Eva. La condición femenina es uno de los temas fundamentales en la obra de Carnés y en este texto pone de manifiesto que las opresiones que sufren las mujeres no son solo de clase.
El matrimonio se presenta como la forma más eficaz de empujar a las mujeres a relegarse voluntariamente, siguiendo un espejismo de felicidad, y esto les impide pensarse fuera del papel de esposas y madres. Eva, como otros personajes femeninos de Luisa Carnés, medita sobre el suicidio que brota de las penas que conlleva vivir en un cuerpo femenino, y la libertad para elegir entre vida y muerte se presenta como única rebelión posible para salir del espacio de opresión en el que se encuentran, ya sea el laboral o el doméstico. En Cumpleaños, el suicidio lo podemos ver en dos planos, el real o el metafórico.
En el metafórico vemos a una mujer que al cumplir cuarenta años se va volviendo invisible a la mirada masculina. El miedo a envejecer llevado al extremo. En un plano más real, Eva, la protagonista de esta pieza, sabe que su marido está con otra, seguro que más joven, y siente que sus hijos ya no la necesitan. La función que le ha sido asignada en la vida, ser madre y esposa, se desvanece y, para ella, todo pierde sentido. El suicidio se convierte en una elección para escapar de una vida que considera vacía. La acción se desarrolla en un espacio atribuido culturalmente a la feminidad, un lugar íntimo asignado para la mujer dentro de una casa. Una suerte de despacho en el que se tratan asuntos relacionados con la belleza, donde no puede faltar el tocador presidiendo la estancia y los espejos que nos devuelven esa imagen de nosotras mismas, siempre subjetiva y, en muchos casos, cruel.
Uno de los temas fundamentales que trata Cumpleaños es el miedo a envejecer y la presión estética en una sociedad que examina constantemente la belleza en la mujer. Miles de anuncios nos ametrallan diariamente para que hagamos lo imposible por parecer más jóvenes, más atractivas y nos generan una continua necesidad de arreglarnos, como si en nosotras hubiera algo roto. Y esto le sucede a Eva y a las mujeres de hoy, por distintas vías, pero con los mismos objetivos: monetizar nuestra insatisfacción y someternos a la mirada masculina. En este sentido ¿no es a nivel metafórico el suicidio una forma lógica de escapar de esto? Luisa Carnés escribe esta pieza teatral en 1966 y nos adelanta temas que siguen vigentes a día de hoy. El cuerpo de la mujer solo es visible y reconocido en función de la mirada masculina y cuando esta mirada se pierde, como le sucede a Eva, aparecen los monstruos: el miedo a envejecer, la inconsistencia del matrimonio y las ilusiones incumplidas de juventud.
Este texto escrito por Carnés durante su exilio en México, utiliza algunas palabras propias de este país. En la adaptación dramatúrgica para hacerlo más actual y entendible he traducido al castellano estas palabras y he actualizado algunas expresiones. La dramaturgia se completa con dos fragmentos extraídos de dos relatos de Luisa Carnés, Un año de matrimonio y El día más feliz. Los asuntos tratados en ellos ayudan a completar los temas que destacamos en la puesta en escena de Cumpleaños.

La mirada masculina en la presión estética, el matrimonio como opresión y la educación femenina desde la infancia. Para mí, como directora y dramaturga, dar a conocer textos de autoras menos conocidas y dar voz a realidades que no han tenido su lugar en el teatro es algo que me interesa especialmente. En esta ocasión, poder llevar a escena por primera vez este monólogo de Luisa Carnés es un reto ilusionante. Así como acercarlo a la actualidad para no mostrarlo como algo museístico sino como una realidad que nos atraviesa a las mujeres de diferentes épocas, sociedades, y culturas.

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