
El discurso curatorial de Ixel Rion Lora, pretende ofrecer al visitante una lectura del arte contemporáneo de México en los años noventa, abarcando casi dos décadas de producción, desde mediados de los años noventa hasta los primeros diez años del nuevo milenio. Propone un recorrido a manera de homenaje al desenfreno juvenil que derivó en creación artística en el tejido urbano de México. La muestra está dividida en cinco núcleos que plantean ejes temáticos de gran importancia durante los años noventa para el desarrollo del arte contemporáneo en México: la ciudad, el espacio, el contexto social, la identidad, lo material. El ejercicio de reunir obra que abarca prácticamente veinte años de producción resulta para el espectador un cambio visual de la transición que se experimentó.

Los años noventa son un periodo clave en la evolución del arte contemporáneo de México. Surgió una generación de artistas emergentes y alternativos, en respuesta al movimiento del neomexicanismo.
La globalización de esa época trajo consigo un boom en la cultura visual, cambio en las formas de producción y exhibición del arte. La ciudad de México, aún llamada DF, comenzaba a despegar y a mostrar rasgos de la gran urbe en la que se convertiría, con una escena artística en ebullición. En esa época surge un gran grupo de jóvenes artistas deseosos de experimentar, romper cánones , alejándose de las instituciones culturales imperantes que no daban cabida al arte contemporáneo, convirtiéndose en la generación que sentó las bases del arte contemporáneo en México. Experimentaron con materiales, formatos y lugares de exhibición, creando su propia comunidad y circuito artístico.
Las primeras propuestas eran más reaccionarias y de ninguna manera buscaban la validación, pretendían situarse lo más lejos posible al sistema establecido. Este periodo fue transcendental para la historia de México, ya que sucedieron una serie de eventos que marcaron al país. En 1994 se firma el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Con la entrada en vigor del TLCAN, el 1 de enero de 1994 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantó en armas, exigiendo la propiedad de las tierras, un mejor reparto de la riqueza y el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas. El 23 de marzo de 1994 se produce un acontecimiento que conmociona al país y cambia el rumbo político: el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia, como consecuencia, Ernesto Zedillo asume la presidencia del país. Además, México se sumerge en una crisis económica, conocida como “efecto tequila” que deriva en la devaluación de la moneda, una profunda recesión. Como consecuencia, el FMI tiene que intervenir en el país y hacer una inyección de 50 mil millones de dólares, aumentando la deuda externa de América Latina en máximos históricos.

Después de un tiempo diversas instituciones dieron entrada y espacio a nuevas propuestas. Diferentes entidades culturales asumieron el cambio generacional que era inevitable. Las elecciones del 2000 representaron un cambio significativo. Por primera vez en setenta años la presidencia del país cambio de partido político, a un candidato que no pertenecía al PRI. Vicente Fox Quesada, candidato del PAN gana las alecciones. Se atendieron las demandas de los artistas y se rompió con los soportes y temáticas tradicionales para dar entrada a expresiones artísticas que circulaban fuera de los espacios institucionales. Esta combinación de factores impulsó la producción de obra, entre ellos, el sistema de apoyo a la creación artística FONCA; el interés de nuevos coleccionistas y la incorporación de nuevas galerías al mercado del arte de México.


La madurez artística y personal trajo consigo nuevas aproximaciones al quehacer artístico. Surgieron nuevos espacios como Laboratorio de Arte Alameda, El Museo Universitario del Chopo y el Museo Jumex en 2013. Esta mezcla de acciones que se iban sucediendo una a la otra, eran muestras de la institucionalización del arte contemporáneo en el país, lo cual le dio visibilidad y facilitó que las obras y los artistas tuvieran acceso a nuevos circuitos.

Artistas presentes de la exposición
Abraham Cruzvillegas (México, 1968), Francis Alÿs (Bélgica, 1959), Carlos Amorales (México, 1970), Daniel Guzmán (México, 1964), Daniela Rossell (México, 1973), Eduardo Abaroa (México, 1968), Gabriel Kuri (México, 1970), Gabriel Orozco (México, 1962), Gonzalo Lebrija (México, 1972), Iñaki Bonillas (México 1981), Jonathan Hernández (México, 1972) Laureana Toledo (México, 1970), Damian Ortega (México, 1967), Fernando Ortega (México, 1971), Luis Miguel Suro (México, 1972), Jorge Mendez Blake (México, 1974), Miguel Calderón (México, 1971), Minerva Cuevas (México, 1975), Pablo Vargas Lugo (México, 1968), Sofía Táboas (México, 1968), Stefan Brüggemann (México, 1975), Silvia Gruner (México, 1959), Melanie Smith (Reino Unido, 1965), Ruben Ortiz Torres (México, 1964), Dr. Lakra (México, 1972), Santiago Sierra (España, 1966) Thomas Glassford (EEUU, 1963), José Dávila (México, 1974).

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