
Dentro del contexto artístico actual, “creemos que es importante para los creadores contar con un entorno de creación y convivencia donde arte, naturaleza y vida tienen la oportunidad de fusionarse, fomentando el diálogo y un encuentro personal del artista con su obra y el público que la contempla”, explica la directora del Museo e impulsora de este proyecto, Begoña Torres.
El programa viene precedido por iniciativas como “Artistas por casa”, que ha puesto a disposición de artistas visuales como Félix de la Concha, Ricardo Calero, Linarejos Moreno, Soledad Córdoba o Aitor Ortiz diferentes espacios del Museo y del Jardín, donde han llevado a cabo obras site specific que luego han mostrado en diferentes exposiciones. También “Haus Musik”, un ciclo organizado por el Museo Lázaro Galdiano con su cuarteto en residencia, el Cuarteto Iberia, una formación que ha querido mantener la tradición cuartetística aportando un nuevo punto de vista a la interpretación de las grandes obras del género. El cuarteto dispone de espacios para ensayar en el Museo, así como para ofrecer conciertos y crear proyectos basados en la investigación y el estudio de la obra de autores de diferente época y estilo.
El Museo Lázaro Galdiano pretende ser, así, un lugar habitado por la comunidad artística donde no se trata únicamente de entender la producción como la mera creación de obras, sino como un hecho capaz de generar conocimiento, relaciones y también afectos. “Una segunda casa para los creadores que les sirva de soporte logístico, donde estén tan cómodos que puedan sentir que ‘caminan en zapatillas’…”, expresa Begoña Torres.
Peter Nikl: Pianos danzantes, juguetes robóticos y dibujo automático
Afirma el propio Petr Nikl que la forma en la que surgen las piezas le hace sentir no como un autor en el sentido tradicional del término, sino como un espectador privilegiado en el nacimiento de ellas. Y es que los espectadores que el 11 de junio a las 19:30 se acerquen al Museo Lázaro Galdiano presenciarán sendas creaciones in situ (con entrada gratuita y, al término, un aperitivo y cerveza checa).
“Tras las huellas de Jerónimo”, en el cenador-quiosco instalado en el jardín e inspirado en el cuadro Meditaciones de San Juan Bautista de El Bosco, que se puede ver en el Museo, formará una especie de parterre interior en el que se trazará un paisaje imaginativo, un dibujo automático a gran escala creado gracias a trayectorias aleatorias de juguetes robóticos o pequeños escarabajos electrónicos sobre papel pigmentado.
El autor asume el papel de asistente de las máquinas de dibujo, determinando únicamente el color, la saturación y la densidad del proceso, así como la posición inicial de los trazos, creando de forma independiente una maraña orgánica de líneas. Pequeños juguetes a pilas, un cepillo de dientes
