
La cantante noruega Hanne Tveter ha construido a lo largo de su carrera una geografía sonora que desborda los mapas convencionales de la música. Su voz no se sitúa en un solo territorio, sino que transita entre culturas, lenguas y tradiciones con la naturalidad de quien no busca pertenecer, sino crear un lugar nuevo. Tveter es, ante todo, una artista de frontera: una exploradora de las posibilidades del jazz cuando se funde con la raíz, con el folclore, con lo que vive en la sangre y no en los manuales.
Desde sus primeros trabajos, quedó claro que su horizonte no era el de la artista local que canta en inglés para sonar internacional, sino el de una auténtica tejedora de puentes. En Cruxando Fronteraz (2011), ya se anunciaba esa voluntad de cruzar límites, de desafiar etiquetas. El disco presentaba versiones de boleros, rancheras y canciones tradicionales mexicanas con una sensibilidad jazzística que evitaba tanto el pastiche como la apropiación superficial. Lo que se escuchaba allí era una cantante enamorada de otras culturas que había hecho el trabajo profundo de entenderlas desde dentro.

Pero no sería hasta Oslo-Madrid (2015) y, sobre todo, México en mi (2017) cuando Tveter consolidaría su lugar singular dentro del panorama del jazz fusión europeo. Lo que comenzó como un viaje musical se convirtió en una forma de vida artística: la noruega no solo cantaba en español, sino que incorporaba a su grupo músicos iberoamericanos, experimentaba con ritmos flamencos, rancheros, sones y huapangos, e incluso se formó en técnicas vocales propias de esos géneros. Esta hibridez no es anecdótica: es el núcleo de su poética.
Lo que distingue a Hanne Tveter de otros proyectos de world music o crossover es su apuesta por la organicidad. En ella, el jazz no funciona como una estructura que absorbe lo foráneo, sino como un lenguaje abierto que se deja afectar, transformar, contaminar. En México en mi, por ejemplo, una canción como “La Llorona” no se presenta como una simple versión jazzística de un clásico, sino como una reinvención emocional donde la voz, el cajón flamenco, el contrabajo y la armonía modal se entrelazan en un paisaje sonoro profundamente mestizo.
A nivel estilístico, la voz de Tveter es su instrumento más poderoso. No busca exhibicionismo técnico, sino matiz, afecto, textura. Tiene la cualidad camaleónica de poder sonar nórdica —cristalina, introspectiva, contenida— y al mismo tiempo visceralmente hispana, con esa vibración telúrica que sólo se encuentra en el canto popular del sur. Canta como si cada idioma le revelara una emoción distinta, y su repertorio multilingüe (canta en noruego, inglés, español y ocasionalmente en portugués) se convierte así en una forma de mapear las distintas capas de la experiencia humana.

Hanne Tveter no es solo una intérprete: es una médium que deja que los sonidos del mundo la atraviesen. Su obra no busca complacer al mercado ni seguir modas, sino cultivar una poética de la escucha atenta, del respeto por la raíz y del riesgo creativo. En un tiempo de homogeneización estética, su música se erige como un acto de resistencia sensible: una invitación a recordar que el verdadero jazz —como la verdadera identidad— siempre es fusión, siempre es movimiento. Hanne Tveter presenta un viaje musical que te llevará desde la raíz nórdica y su mitología, hasta la canción española y el jazz latino en compás flamenco.

En esta gira, Hanne Tveter presenta su más reciente álbum HULDRA (Hechicera), iluminando esta figura de la mitología nórdica, que fue grabado entre Madrid y Sevilla, con colaboraciones de destacados músicos del jazz flamenco, como Lara Wong, Diego Amador, Daniel García, Gerardo Núñez o Pablo Martín Caminero, entre otros. En sus directos, además, interpreta algunas de las canciones más conocidas de su repertorio.

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