
El collage surgió a principios del siglo XX de la mano de artistas como Braque y Picasso, seguidos por otros vanguardistas como los alemanes Kurt Schwitters o Hanna Höch, que comenzaron a recolectar y pegar trozos e imágenes para construir nuevas realidades. Esta experimentación tiene su origen, a su vez, en el modo en que el cine, a partir de su nacimiento en 1895, crea historias mediante fragmentos, fotogramas, modificando la forma de observar el mundo de una generación entera. Al igual que con el collage, cuya esencia reside en la carga de significado de las piezas que lo componen, el cine, según la comisaria, debe tener un “margen para lo adivinatorio”.

Dice Estrella de Diego que Isabel Coixet desprende en sus obras la misma desobediencia que reside en sus largometrajes, reflejando temas aparentemente banales, como las pequeñas cosas y la vida corriente, que se convierten en cuestiones abordadas desde puntos de vista inesperados. En ellas incluye frases en diferentes idiomas que se van intercalando como llamadas de atención o puntos de partida para imaginar el relato, reflejo de su manera de jugar con los varios niveles de lecturas.

La exposición está compuesta por medio centenar de collages presentados en una variedad de soportes y técnicas que van desde lo digital al lienzo, pasando por el cartón pluma, el papel y el táblex.

En esta selección, de pequeño y medio formato, se plantea una especie de juego de series donde se acentúa el contraste y la fuerza visual de cada pieza. La mayoría de estas composiciones datan de estos últimos años, entre 2021 y 2024, aunque también se incluyen algunas anteriores, ofreciendo una amplia visión del trabajo de la cineasta.
