Urban Beat Contenidos

Las trece rosas

El libro que desmitifica la historia de las “Trece Rosas”

El 5 de agosto de 1939, 56 personas fueron fusiladas en las tapias del cementerio del Este de Madrid: las jóvenes conocidas como “Las Trece Rosas”, junto a los “43 Claveles”, militantes “todos-todas-todes” del Partido Comunista de España (PCE) y de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). El historiador Roberto Muñoz Bolaños sabe muy bien de estos hechos por eso ha escrito: “Las 13 Rosas. La verdad tras el mito”, y con esta obra pretende hacernos entender que la historia debe recordar a las mujeres valientes milicianas exterminadas por la dictadura franquista pocos meses después del fin de la Guerra Civil.
Las trece rosas

El historiador Roberto Muñoz Bolaños se toma su tiempo como brillante demiurgo, para desnaturalizar con su fina pluma la leyenda tejida con una sinrazón insensata acerca del relato de  las  “Las Trece Rosas”. El pasado, en este caso, es una historia de mujeres heroicas que debe ser puesto con voluntad en estos días. Las nuevas generaciones deben entender que la historia no solo se hace hoy en TikTok, sino que es imprescindible conocer nuestro pasado histórico  en profundidad para evitar que hechos tan terribles vuelvan a repetirse en el futuro. Muñoz Bolaños (Madrid, 1970), doctor en Historia Contemporánea y especialista en historia militar y política de España en el siglo XX, denuncia cómo el  mito de las “Trece Rosas” «ha sido utilizado para romper los consensos de la Transición y polarizar a la sociedad española» y aboga por una memoria «más reconciliadora e inclusiva».

El autor recuerda que «Las Trece Rosas fueron parte de un movimiento de resistencia armado y organizado, en el que participaron de manera consciente».

En concreto señala que fueron militantes de una organización, las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), que intentó organizar una guerrilla urbana en Madrid en los primeros meses de la posguerra.

Sus miembros «recogían armas y explosivos, preparaban robos y atentados, planificaban secuestros e intentaban infiltrarse en las instituciones franquistas para destruirlas desde dentro», por tanto «pertenecían a la resistencia armada comunista».

Esa actividad fue una de las causas de su condena a muerte ya que «los jueces militares no se molestaron en evaluar sus niveles de responsabilidad», indica el historiador, que también destaca la influencia de la visión del género femenino que tenían los sublevados, que veían cómo esas mujeres invadían el espacio público tradicionalmente reservado a los varones.

Otro aspecto influyente en su ejecución, subraya, fue el asesinato del comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón Irurzun, de su hija Pilar y de su chófer, José Luis Díaz Madrigal, un suceso sobre el que se construyó la teoría de una gran conspiración comunista contra las instituciones del Estado.

Esta tesis, creada por el Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) con el objetivo de evitar que trascendiera su pasividad a la hora de detener a los responsables del triple crimen antes de que se produjese, tuvo como consecuencia que un consejo de guerra condenase a muerte a la casi totalidad de los encausados.

Las Trece rosas
Roberto Muñoz Bolaños

Acerca de la editorial Espasa: https://www.planeta.es/es/editorial-espasa

Compartir:

Facebook
Twitter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Urbanbeat Julio 2024
¡Descarga ahora el último nùmero de nuestra revista!
Las trece rosas

¿“El Kremlin de azúcar” o el Putin de bilis?: Vladímir Sorokin nos saca de dudas con su nuevo libro

En “El Kremlin de azúcar”, Vladímir Sorokin construye un espejismo distópico que huele a caramelo derretido con la hoz de bilis incandescente del señor Putin en pleno otoño de un régimen que se enorgullece en la plaza rojiza helada del Kremlin, de masacrar niños ucranianos, y de paso, engordar a su pueblo ingenuo con sórdidos algodones de azúcar, para luego, marcarlo como reses so pena de ser envenenados por ser proscritos. En estas páginas no gobierna el realismo al uso, sino una fantasía brutal, afilada como diamante, una alegoría mordaz de un poder que se disfraza de dulzura para transformarse en sanguinaria tiranía a través de una fábula inocente. Con la precisión del satírico más implacable, Sorokin esculpe un futuro posible –vacaciones navideñas de 2028– donde emerge un “Kremlin de azúcar”, un regalo para niños convertido en símbolo de un Estado neomedieval que consume, que devora y que disfraza su dominio con rituales hipnóticos azucarados

La novela insurrecta hermana del cine distópico

El siglo XX no solo transformó la manera de concebir la literatura, sino también la forma de narrar. La irrupción del cine como lenguaje autónomo, con sus recursos de montaje, sus encuadres y su obsesión por capturar la inmediatez del gesto, se convirtió en un espejo inevitable para los escritores. Así, emergió un tipo de novela que podríamos llamar “cinematográfica”: aquella cuya estructura y ritmo evocan la cámara, cuya prosa se desliza como si fuese un travelling, y cuyos silencios sugieren la elocuencia de un fundido a negro. La literatura, siempre atenta a los lenguajes vecinos, absorbió el impacto del séptimo arte y lo tradujo en un estilo narrativo que privilegia lo visual, lo ágil, lo atmosférico.

Michel Nieva y la distopía disfrazada de salvación: una lectura crítica de “Ciencia Ficción Capitalista”

Hay libros que no se limitan a describir una época, sino que la desnudan con bisturí afilado, y “Ciencia ficción Capitalista”, de Michel Nieva, pertenece a esa estirpe incómoda. “Este ensayo pretende ser una crítica política a la estetización de la acumulación capitalista mediante la tecnología” así describe el filósofo Michel Nieva (Buenos Aires, 1988) su último libro. No es un ensayo concebido para el consumo rápido ni para engrosar las bibliotecas de moda; es, ante todo, una radiografía crítica de las narrativas con las que el capitalismo tecnológico intenta justificarse. Su eje es claro y contundente: los multimillonarios de Silicon Valley, con sus discursos mesiánicos sobre la colonización de Marte, la inmortalidad digital o el turismo espacial, han apropiado el imaginario de la ciencia ficción para vendernos la ilusión de que habrá un futuro brillante más allá de los escombros de la Tierra.

El libro “Chanel Alta Costura” de la mano de Sofia Coppola ilumina los entresijos de la maison parisina

Existen libros que no se leen, sino que se absorben en nuestro imaginario, con la sutileza de sus páginas. Sus alas narrativas no avanzan como capítulos, sino como oleadas visuales que se incrustan en la piel intelectual de cualquier lector ansioso por conocer los entresijos de la alta costura. El libro “Chanel Alta Costura”, editado por Sofia Coppola, pertenece a esa clase secreta de volúmenes que no buscan descifrar la moda, sino transmitir el estremecimiento emocional que esta despierta. No pretende ser teoría, ni inventario sistemático: es un álbum personal, casi una confesión que hecha imagen, rinde un emocionante homenaje a la legendaria Coco Chanel.

Leonardo Padura y “Morir en la arena”: crónica de una herida irresuelta de un acólito de la dictadura

Hay escritores que convierten la página en blanco en un protocolo de la memoria colectiva: registran, clasifican, exponen las heridas del tiempo con la precisión metódica de un perito. Leonardo Padura es de esos y como acólito de la dictadura cumple su función épica de resistencia pactando con los esbirros de Canel una estrategia de no agresión, siempre y cuando goce de ciertos beneficios, al alcance de unos pocos privilegiados como la difunta Alicia Alonso, el genial Carlos Varela o el amantísimo Silvio Rodríguez . Nacido en La Habana en 1955, ha hecho de la ciudad su mapa, su expediente y, a la vez, su paciente literario con una enfermedad incurable gracias a la nefasta Revolución Cubana. En “Morir en la arena” vuelve a concentrar la energía de una carrera dedicada a nombrar lo que muchos prefieren dejar fuera del relato —la descomposición íntima, la fatiga social, la rutina del desapego—; pero lo hace sin estridencias, con la paciencia cortante de quien sabe que la verdad duele más cuanto más se la despoja de adornos. Sigue viviendo en la Cuba dictatorial, sigue padeciendo el síndrome de Estocolmo porque considera que le pueden quitar todo, menos su alma de escritor brillante. También es cierto que no se ha ido de Cuba porque algunos privilegios le salvan del exilio o de la cancelación de la dictadura de Díaz Canel. Es el típico escritor privilegiado que critica un régimen, mientras se nutre de todas sus obscenidades libertarias y disfruta de condescendencias proscritas, cuyo origen, ni el mismo sabe.

La obra literaria de Juan Carlos Trinchet: crítica a su densidad extrema y lirismo opresivo

La exigua obra de Juan Carlos Trinchet, publicada en Urban Beat, representa un ejercicio de audacia literaria que, sin embargo, exhibe notables excesos lingüísticos memorables que comprometen la efectividad de su narrativa. Trinchet al parecer, nunca ha escuchado, entendido, asimilado, comprendido o en última instancia, aceptado, la gran frase: “menos es más”. Sus relatos recientes, densos, psicológicamente henchidos de un lirismo abrumador, buscan construir universos fragmentados de introspección profunda y crítica social en última instancia, pero a menudo, caen en una escritura sobrecargada que puede alinear al lector y dificultar la comprensión de la historia que este señor quiere contar. La obsesión compulsiva por la fragmentación temporal y la introspección extrema de metáforas abrumadoras donde los signos de puntuación son inexistentes en muchos casos, conduce a veces a una dispersión depresiva narrativa, donde el estilo eclipsa el contenido. O viceversa. Trinchet en sus relatos se opone a poner signos de puntuación y entonces el lector al quedarse sin el aire de las pausas, abandona el relato. Es tan frenético el ritmo que podemos pensar que es una buena opción, abandonar su lectura. No obstante, quizás su valor radique en su propia imperfección.

También te puede interesar

Picasso y Klee: un diálogo eterno en la colección Berggruen

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza inaugura una exposición que parece susurrar secretos entre las paredes: Picasso y Klee en la colección de Heinz Berggruen. Más que una muestra, es un encuentro de espíritus, un diálogo íntimo entre dos gigantes del arte moderno que, a pesar de sus diferencias radicales, compartieron un impulso creativo que transformó la manera de mirar el mundo. La exposición, comisariada por Paloma Alarcó y Gabriel Montua, reúne más de sesenta obras, la mayoría procedentes del Museum Berggruen de Berlín, y permanecerá abierta del 28 de octubre de 2025 al 1 de febrero de 2026.

“Pajareros 2025”: el vuelo de la conciencia ecológica

Los pájaros regresan a la pantalla grande. Este octubre, La Casa Encendida abre sus alas para acoger la XII edición del ciclo documental “Pajareros 2025”, una celebración del vuelo y del compromiso que une la creación artística con la defensa del planeta. Organizado por SEO/BirdLife y La Fundación Montemadrid, el ciclo amplía su nido y extiende su vuelo: además de Madrid, sobrevuela Santander y aterriza por primera vez en el TEA – Tenerife Espacio de las Artes, del Cabildo de Tenerife. Tres sedes, tres geografías, un mismo llamado: contemplar la belleza de las aves para entender la urgencia de su preservación.

“Leonora”, entre el delirio y la revelación: Conejero resucita el espíritu surrealista de Carrington

Del 10 al 12 de octubre, el escenario de Contemporánea Condeduque será territorio de tránsito entre la razón y el delirio. Allí se estrenará Leonora, la nueva creación de Teatro del Acantilado, dirigida por Alberto Conejero y protagonizada por Natalia Huarte: una pieza que no pretende narrar una biografía, sino encender un espíritu. El de Leonora Carrington, esa alquimista inglesa que convirtió la locura en arte y el exilio en mitología.

Gastronomía sefardí: el sabor de la memoria en un viaje íntimo e infinito por el mar mediterráneo

Hay viajes que no necesitan avión porque reviven en el paladar de todos los rincones del mediterráneo. Así es la gastronomía sefardí; tan mediterránea, tan oriental, tan africana y andalusí. Basta un aroma, un gesto en la cocina, el tacto áspero de un cuenco de barro para que uno cruce siglos y geografías invisibles. Eso me sucede cada vez que preparo un guiso sefardí. En la textura del cuscús que mi abuela me enseñó a desgranar, en el dulzor ambarino de una berenjena confitada o en la fragancia de la canela que se cuela en platos salados, siento la memoria de un pueblo que caminó, que emigró, que fue expulsado y que, sin embargo, supo convertir la diáspora en un recetario de pertenencia.

Scroll al inicio

¡Entérate de todo lo que hacemos

Regístrate en nuestro boletín semanal para recibir todas nuestras noticias