
“Miguel de Molina al desnudo” no es un mero homenaje a su figura, sino a muchos represaliados, muchos maltratados y muchos olvidados en la historia de España”, cuenta el actor Angel Ruiz que se mete en la piel del artista, un papel por el que ganó el Premio Unión Actores, el Premio Max y el Premio del Teatro Musical al Mejor Actor Protagonista en 2016. “Con esta obra queremos hacer justicia y denunciar su situación (…) en un momento en que volvemos a debatir, a hablar, o a poner en tela de juicio cosas que habíamos ganado, ciertas libertades”, añade.

La historia de Miguel de Molina, considerado por muchos el mejor interprete de la canción popular española, es parte esencial de nuestra cultura, pero también es testimonio de la de muchas otras personas que fueron perseguidas y represaliadas por su condición sexual. Con la instauración de la dictadura de Franco, Miguel de Molina es represaliado por su ideología y su identidad sexual. Es brutalmente torturado mientras le gritan “esto por rojo y maricón”, cuentan sus biógrafos. Tras pasar algunos años recluido, un amigo le consigue un pasaporte para poder viajar a Buenos Aires. Sin embargo, al poco acaba siendo extraditado de vuelta. Años más tarde, vuelve a cruzar el charco y consigue huir a México y de ahí de nuevo a Argentina, bajo el mando de Eva Perón, quien le solicitará, personalmente, que actúe en Buenos Aires en un festival benéfico.

En “Miguel de Molina al desnudo” el personaje vuelve para contar su verdad, desde su infancia hasta los fugaces encuentros sexuales con Lorca y la tortura que sufrió ya terminada la Guerra. No es sólo un homenaje a su figura o una biografía musical, es la necesidad de contar a través de su vida algo que atañe a nuestro presente y de situar a la copla en el lugar que le corresponde, como un arte popular que surgió en tiempos de libertad y sedujo a grandes como Rafael de León, Manuel de Falla o el mismísimo Lorca. Esbelto, elegante, sus chaquetillas muy ajustadas y floreadas y sus zapatos de tacón -que diseñaba él mismo- le convirtieron en un icono revolucionario para la época.
Jamás ocultó su homosexualidad, cantaba coplas en masculino, algo que marcaría su enorme personalidad y que años después le convertiría en un símbolo del movimiento LGTBI. Además era militante republicano. Durante la Guerra Civil, Miguel, que ya era una estrella en España, se entregó a la labor de animar con sus espectáculos a las tropas republicanas, algo que después le costaría con la dictadura muy caro.

“La figura de Miguel de Molina es un estandarte de la libertad creadora y personal. Maltratado por quienes le cambiaron su querida España, se vio envuelto en una marea de calumnias e invenciones que no hacían si no contar una falsa realidad de quién y cómo fue. Escúchenle, que saber quién y cómo fue nos da la posibilidad de entendernos a nosotros mismos como seres humanos y sociales” plantea el director de una obra emblemática que marcará el escenario cultural de Barcelona este 2025.
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