¿Cómo empezó tu historia con el flamenco?
No es precisamente lo más común en alguien que creció en Burgos. Mi caso es un claro ejemplo de que la música no entiende de fronteras ni de absolutamente nada. Yo llegué al flamenco mediante la copla, que al fin y al cabo es un género más popular y más cultivado entre nuestros abuelos, pero como entre la copla y el flamenco hay muchos puentes, crucé todos ellos y llegué hasta él.
¿En qué momento descubriste que el flamenco era tu forma de expresión artística?
Yo creo que no lo descubrí como tal, sino que entró dentro de mí como un sentir. El sentir flamenco es muy diferente, es más profundo, más denso, más intenso, las alegrías se viven como un perpetuo gozo pero las tristezas se viven como una muerte doliente en vida.
¿Cómo fue el salto a Madrid?
Madrid era mi meta, mi ciudad soñada, un signo de libertad que rompía con las cuatro paredes que significaba mi ciudad natal, no por coartar mi libertad ni mi identidad, que eso nunca lo consiguieron, sino ya por el simple hecho de intentar hacerlo.
Ahora que vives en Madrid y te presentas en “Veranos de la Villa”, ¿Cómo ha influido la ciudad en tu desarrollo artístico y personal? ¿Qué diferencias notas respecto a tu experiencia en Burgos?
Madrid artísticamente me ha dado mucho, me ha ayudado a aprender flamenco como los antiguos, escuchando, bajándote a los tablaos para ver a tus amigos cantar, bailar y tocar. Me ha dado la oportunidad de conocer a personas maravillosas que me van a acompañar el resto de mi vida, y me ha dado la oportunidad de conocer otras artes, otras disciplinas, de ponérmelas en la palma de la mano, que eso en ciudades más pequeñas es mucho más complicado. El flamenco tiene una raíz profundamente tradicional.
¿Cómo ha sido tu experiencia como persona no binaria en este entorno tan arraigado en ciertos códigos culturales?
Para empezar yo estoy en tierra de nadie en todo, en la identidad, pues no soy hombre ni mujer, soy una persona no binaria, un maricón pintado con peluca que en esta sociedad dualista es difícil de entender muchas veces. También estoy en tierra de nadie en la música pues, aunque mi sentir es flamenco y el más flamenco del mundo, yo no soy cantaor, esa palabra me viene grande y no me define, pues conozco el flamenco y los palos pero lo utilizo como pilar fundamental, como cimiento y transporte de mi música y mi arte. Aunque para muchos flamencos soy pop y para los del pop soy flamenco.
Tu propuesta en “Veranos de la Villa” no solo es musical, también es profundamente política. ¿Cómo lo vives? ¿Qué lugar ocupa lo político o lo reivindicativo en tu música? ¿Sientes que tu arte es también una forma de activismo?
Considero que en el mismo momento en el que mis padres me parieron empecé a reivindicar. Toda mi infancia y adolescencia fue una lucha constante porque mi identidad permaneciese brillando mientras tenía una bandada de cuervos a mí alrededor que querían romper la bombilla. En el arte lo mismo, reivindico y hago activismo con mi música, con mi palabra, y me duele la boca de hablar en cada concierto de Rafael de León, de Federico García Lorca, de Miguel De Molina y de todos los maricones que han sostenido, sostienen y sostendrán la cultura de este país. Se me han cerrado muchas puertas y no me han salido trabajos por mi identidad y mi imagen, pero prefiero que esas puertas se permanezcan cerradas para siempre, que las tapien, y las puertas que se han abierto, que las quiten, que estén siempre abiertas, que dejen un hueco hermoso para que pase la luz y el aire.
¿Te has encontrado con obstáculos o prejuicios dentro del mundo del flamenco por tu identidad de género? ¿Te has encontrado con rechazo dentro del mundo flamenco?
Yo a todo el mundo que he conocido del flamenco, que no son pocos, me han expresado su respeto y admiración, porque cuando tú ves que una persona tiene arte, sabe lo que hace y tiene respeto a lo que hace es lo mínimo que se merece.
¿Cómo integras tu identidad no binaria en tu forma de interpretar o componer flamenco?
No la integro conscientemente, yo creo que nadie lo hace, sería muy forzado. Mi identidad no binaria es parte de mi y tiene un trasfondo y un discurso detrás muy fuerte, también es maravilloso ver todo sin género, verlo como esencia, como arte, como algo que puedes captar y utilizar, ya sea en música, en moda o en todo lo que se te ocurra.
¿Crees que el flamenco está preparado para abrirse a nuevas expresiones de género y diversidad? ¿Has notado algún cambio en los últimos años?
El flamenco, aunque vengan cuatro señores a intentar decir lo contrario, es lo más abierto, cambiante y evolutivo que existe. No hay un flamenco puro, el flamenco es una amalgama de todo y de nada al mismo tiempo, algo puro es que desde sus inicios hasta el momento en el que se habla de ello no ha sufrido ningún cambio, y el flamenco siempre ha estado en constante evolución. Y a lo que te refieres del género y la diversidad, en la copla y el flamenco siempre ha habido travestís y maricones, eso por descontado. Aquí no se ha inventado nada y que no hay que abrirse a nada nuevo porque aquí la puerta siempre ha estado abierta, es más, me atrevería a decir que no hay ni puerta.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Desde dónde nace una letra, un cante, un sentimiento?
No tengo un proceso creativo como tal, es lo que me nace en cada momento. A veces una melodía, otras una letra, en muchas otras ocasiones la melodía y la letra juntas, que eso ya es una maravilla… Tampoco necesariamente tiene que venir la inspiración de algo profundo, puede venir de una fotografía, de un paisaje, de un olor…
¿Qué referentes te inspiran?
El arte en mayúsculas de Lola Flores, la voz de Rocío Jurado, la interpretación de Marifé de Triana, la voz de cristal de bohemia de Gracia Montes, el torrente que aflora de la garganta de La Paquera de Jerez, el metal de la voz de Adela la Chaqueta, la sabiduría en el arte de La Niña de los Peines, la dulzura de La Niña de La Puebla, el alma salvaje e indomable de María Jiménez… Puedo seguir así horas y años.
¿Qué veremos en tu actuación en “Veranos de la Villa”?
Mi espectáculo Sombras en un concierto íntimo a guitarra, piano y voz en el que saco todo mi interior, me desangro sobre el escenario y lo voy colocando ante el público, son sentimientos comunes, pues trato temas que todos conocemos y sentimos, entonces es como una catarsis grupal en la que doy mi energía, pero también recibo la energía del público que vive lo que estoy contando o más bien cantando.
¿Qué le dirías a alguien joven que te ve y se siente reflejadx, pero que aún tiene miedo a presentarse a “Veranos de la Villa”?
Yo no soy quien para dar consejos porque me tendrían que dar todos los del mundo a mí, pero lo que siempre digo que sirve para todo el mundo: ¿Si tú en este precioso momento murieras, te irías feliz y satisfecho? Yo desde luego me iría con las botas puestas.
¿Qué proyectos tienes ahora entre manos? ¿Podemos esperar un disco, una gira o alguna colaboración próxima?
Acabo de terminar de grabar un disco, del que ya se han podido escuchar singles como Lloro Corales, La Torre o Ahogame en el río. Lanzaré más si no les poco a poco hasta lanzar el álbum y comenzar con su tour.
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En este reportaje a colaborado el estilista y diseñador Anel Yaos (@anelyaos)
Álvaro Sola (@alvarosolas)









