
Para esta XIII edición, Abderhalden ha concebido un programa bajo el lema “Campos magnéticos”, inspirado en la idea de que la creación artística funciona como un campo de atracción que, al entrar en contacto con otras fuerzas, genera choques, preguntas, nuevas prácticas y formas de relación con otras comunidades. El planteamiento se refleja en una programación diversa, que reúne a 29 artistas e investigadores de ámbito nacional e internacional y que integra trece propuestas escénicas a lo largo de diez días, todas atravesadas por el compromiso social y el activismo.
La edición 2025 de ÍDEM se distingue también por su dimensión asociativa: el festival trabaja junto a colectivos dentro y fuera del sector artístico, ampliando horizontes hacia lo social, educativo y comunitario. Asimismo, despliega múltiples lenguajes: desde performance, instalaciones y cine vivo, hasta laboratorios de creación, talleres y encuentros.

Por primera vez, ÍDEM se expande a Casa San Cristóbal, espacio cultural de la Fundación Montemadrid en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, subrayando su voluntad de descentralizar la cultura y conectar con otros territorios.

Instalación inspirada en el espectáculo precinematográfico del siglo XIX Gran panorama móvil del Misisipi, de John Banvard. Incluye dos activaciones.
Entre los estrenos más esperados figura Una estación fisiomágica, del colombiano Santiago Sepúlveda, que se presenta los días 18 y 19 de septiembre. Se trata de una obra de cine vivo protagonizada por dos personas sordas que evocan la magia del cine mudo, recordando a los antiguos benshi japoneses, narradores orales que interpretaban para el público las películas sin sonido. El proyecto se nutre de las investigaciones de Sepúlveda sobre dos pioneros del séptimo arte: el médico y fotógrafo Étienne Jules Marey y el ilusionista George Méliès, preguntándose cómo habría sido una colaboración entre ambos. El resultado son experiencias visuales, sonoras y espaciales que trascienden las palabras y la voz humana, abriendo una reflexión sobre el sonido más allá de lo articulado.

El cine es también el eje de la obra de la brasileña Bibi Dória, residente en La Casa Encendida en 2025. El 17 de septiembre estrenará en Madrid Nome de filme y Cão de sete patas, piezas que entrelazan cine y performance a partir de Copacabana Mon Amour, filme de Rogério Sganzerla censurado en 1970 por la dictadura brasileña y que sobrevivió al incendio de la Cinemateca Brasileira en 2021, símbolo de abandono institucional.
Otro de los estrenos destacados es Tuerce, del venezolano Euyín Eugene (16 de septiembre), concebido durante su residencia en 2024. La obra aborda la disforia de género y el legado colonial desde un enfoque crítico, alejándose de discursos medicalizados. El proyecto se completa con paisajes sonoros creados por Íren Márquez Dos Santos, artista afrodescendiente que explora la resistencia y la sanación a través del sonido.


El festival ÍDEM también resalta su vocación comunitaria. El Desenterrador, de Societat Doctor Alonso, compañía a la que se dedica el programa Foco 2025, se presentará los días 10 y 11 de septiembre. La obra, elaborada junto a internas del centro penitenciario de Estremera, investiga sobre el lenguaje y abre al público un proceso de trabajo iniciado en mayo.
En paralelo, el colombiano Checho Tamayo lidera Entre la espalda y el cielo, un proyecto que fusiona danza y fútbol, dos disciplinas tradicionalmente percibidas como opuestas, pero unidas en su esencia corporal. La pieza, construida junto a jóvenes de San Cristóbal, se mostrará el 13 de septiembre en el CEIP Azorín.
Por su parte, Alegría y Piñero presentan Panorama móvil: de ida y vuelta II, instalación desarrollada con personas con discapacidad intelectual del Colectivo Ojo Pértico. La propuesta consiste en una gran tela pintada de 45 metros de largo que gira mostrando escenas acompañadas de luces, sombras chinescas y un archivo sonoro de narraciones y música.
El universo onírico tiene también un lugar central en Comunidades soñantes, laboratorio inscrito en el proyecto universitario EXPERIMENTA. Se abrirá el 11 de septiembre con la conferencia de Victoria Pérez Royo, y continuará con iniciativas como Escuchatorio de sueños, de Shaday Larios, que recupera memorias colectivas y experiencias de migrantes haitianos a través de relatos oníricos. Del 15 al 17, el taller BUG STORIES, de Silvia Zayas, trabajará con niñas y niños de familias migrantes para explorar el trauma heredado mediante un film colectivo.
La programación se completa con encuentros de pensamiento como Nada podrá con nuestras glándulas acuíferas, de Adriana Urrea, y La cultura de la resistencia, del dramaturgo palestino Nabil Al-Raee, que reflexiona sobre el poder del arte en contextos de violencia colonial.
La clausura del festival, el 20 de septiembre en Casa San Cristóbal, incluirá una deriva escénica dirigida por el laboratorio Experimenta/MADRID, coordinado por Abderhalden y Urrea, con jóvenes creadores seleccionados por convocatoria pública. El cierre culminará con la sesión gratuita Imaginarios Polirrítmicos, organizada por La Parcería y Salsódromo, una acción sonora y política que rescata la memoria afrolatina mediante vinilos, percusión en directo y baile, con el maestro Jaime Vásquez como invitado especial.
Más allá de esta edición, ÍDEM se ha consolidado a lo largo de doce años como un espacio multidisciplinar, crítico y transformador, donde artistas de todo el mundo han abordado temas como la justicia geopolítica, la colonización y descolonización, la salud mental, la diversidad y los cuidados. Por su escenario han pasado nombres como La Ribot, Milo Rau, Nora Chipaumire, Pippo Delbono o Teatro de los Sentidos, entre muchos otros.
El nuevo rumbo de Abderhalden refuerza esa vocación: hacer del arte un campo magnético que conecta prácticas, colectivos y territorios, invitando al público a repensar su lugar y a experimentar el poder del arte como catalizador de transformación social.
