
El montaje, en cartel del 28 de octubre al 16 de noviembre en la Sala Jardiel Poncela, se enmarca en la programación especial del Día de Todos los Santos y el Día de Difuntos, organizada por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. Con esta producción, el teatro invita al público a cruzar las fronteras entre la vida y la muerte, en una experiencia que combina música en directo, palabra poética y atmósfera romántica.
Izaguirre, que debuta con esta pieza como autora teatral y directora de escena, construye un relato escénico que entrelaza la biografía de Bécquer con su legado literario. En escena, Álvaro Alvarado, Fran Pineda y Zuria Gómez encarnan las distintas voces que pueblan el imaginario del escritor. La música en vivo —interpretada al violín por el propio Alvarado— intensifica la textura onírica de la obra, en diálogo con la escenografía y vestuario de Ada Ventura y la iluminación y espacio sonoro de Julio Bao.

El texto se nutre de las leyendas más emblemáticas de Bécquer, “Los ojos verdes” y “El monte de las ánimas”, junto con fragmentos de sus “Rimas”, “Cartas desde mi celda”, “Cartas literarias a una mujer” y otros escritos. A partir de estas fuentes, Izaguirre reconstruye el perfil íntimo del poeta: su sensibilidad herida, su obsesión por el más allá y su mirada enamorada del misterio. La directora ha descrito la obra como un intento de imaginar los últimos días del autor, de entender cómo el amor y la muerte se entrelazaron en su vida hasta volverse inseparables.
En el imaginario colectivo, Bécquer es el emblema del romanticismo español, el poeta que supo transformar la melancolía en belleza. Más allá de esta vida lo rescata del mármol con que lo esculpió la historia para devolverle carne, duda y temblor. Sus leyendas, pobladas de espectros, doncellas y caballeros errantes, son reinterpretadas aquí desde una sensibilidad actual, donde la muerte no es solo un final, sino una presencia que acompaña, un reflejo del amor absoluto.

El montaje propone, además, un diálogo entre épocas: la Sevilla del siglo XIX se funde con la mirada escénica del siglo XXI. El resultado es un espectáculo que no pretende ilustrar la vida del poeta, sino invocar su espíritu. En cada gesto, en cada nota, en cada palabra, late la misma intensidad con la que Bécquer vivió: entre la pobreza y la exaltación, entre el amor y la pérdida, entre la sombra y la luz.
Débora Izaguirre, con una sólida trayectoria en teatro y televisión, continúa en esta obra la línea de exploración poética que ya había mostrado en su cortometraje Las frases de las historias que escribo. En Más allá de esta vida, da un paso más allá: convierte la escena en un territorio donde la palabra poética se funde con la música y el silencio.
El Fernán Gómez presenta así un espectáculo que trasciende la biografía para convertirse en una experiencia sensorial. El espectador no asiste a una lección de historia literaria, sino a un encuentro con la esencia becqueriana, con esa mezcla de misticismo, romanticismo y tragedia que sigue resonando en la sensibilidad contemporánea.
A través de este “cuento musical de terror y amor”, Bécquer reaparece no como figura del pasado, sino como una voz que todavía nos habla desde el umbral. Más allá de esta vida nos recuerda que los poetas, como los fantasmas, nunca desaparecen del todo: permanecen donde la emoción es más intensa, donde la belleza roza el abismo, donde el amor —aun imposible— sigue pidiendo ser nombrado.
