
El congreso se celebrará del 14 al 17 de octubre, y sus días prometen un despliegue de pensamiento, arte y diálogo. Según el Decreto Supremo n.º 032-2024-RE, la Cancillería peruana tiene a su cargo la organización general, fruto de un convenio con la Municipalidad Provincial de Arequipa. A la cita asistirán más de 260 académicos, escritores y especialistas internacionales, además de 180 periodistas provenientes de Hispanoamérica, España y diversos rincones del mundo.
Pero el acontecimiento no será solo académico: es también un gesto político y cultural de alto alcance. La presencia del rey Felipe VI de España, de la presidenta de la República del Perú, Dina Boluarte, del director de la Real Academia Española y presidente de la ASALE, Santiago Muñoz Machado, del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y del presidente de la Academia Peruana de la Lengua, Eduardo F. Hopkins, confiere al congreso un carácter histórico. En ellos converge la voluntad de custodiar un idioma que, lejos de pertenecer a una sola nación, vive en todas.
Un idioma en debate
El lema de esta décima edición —“Grandes desafíos de la lengua española: mestizaje e interculturalidad, lenguaje claro y accesible, culturas digitales e inteligencia artificial”— resume los ejes de un encuentro que busca mirar hacia el futuro sin renunciar a las raíces. La lengua como territorio mestizo, como puente entre culturas, como organismo vivo que se adapta a los tiempos digitales.
Durante las jornadas, se desarrollarán sesiones plenarias, mesas de diálogo, conferencias y paneles simultáneos en una decena de espacios emblemáticos del centro histórico arequipeño: los claustros y el paraninfo de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), el Teatro Municipal, el salón consistorial de la Municipalidad Provincial, el Colegio de Abogados y el Colegio de Arquitectos, entre otros. A ellos se sumarán siete escenarios adicionales para la agenda cultural paralela, que incluirá exposiciones artísticas, conciertos, presentaciones de libros y actividades abiertas al público.
Más de 500 asistentes presenciales —en su mayoría estudiantes y docentes de universidades de Arequipa, Chiclayo, Huánuco, Lima, Moquegua, Tacna y Trujillo— participarán en las sesiones. Desde el extranjero llegarán delegaciones académicas de España, Estados Unidos, Suecia y Sudáfrica, confirmando el carácter global del encuentro.
Los autores y la palabra viva
El X CILE será también una celebración literaria. Entre los invitados destacan los escritores Javier Cercas y Carlos Granés, voces imprescindibles de la narrativa y el ensayo contemporáneos. El Perú estará representado por un sólido grupo de autores que refleja la diversidad de su literatura: Alonso Cueto, Giovanna Pollarolo, Fernando Iwasaki, Jorge Eduardo Benavides, Harry Belevan, Zoila Vega Salvatierra y Jeremías Gamboa, entre otros.
Cada uno aportará su mirada sobre la lengua como materia viva, como instrumento de creación y pensamiento, como reflejo de las transformaciones sociales y tecnológicas de nuestro tiempo.
Una organización coral
Desde su primera edición en 1997, los Congresos Internacionales de la Lengua Española se realizan cada tres años bajo la organización del Instituto Cervantes, la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), junto con el país anfitrión.
En el caso del Perú, la organización del X CILE fue declarada de interés nacional por el Gobierno en 2024, por su relevancia en la promoción de la cultura, la educación, el turismo y el comercio. La coordinación general recae en el Ministerio de Relaciones Exteriores, con la colaboración del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, a través de PromPerú, así como del Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura y el Comité Organizador en Arequipa.
La Academia Peruana de la Lengua asume la secretaría académica del congreso, mientras que el Comité Organizador local reúne a los rectores de la Universidad Nacional de San Agustín, la Universidad Católica de Santa María, la Universidad Católica San Pablo y la Universidad La Salle. También lo integran el alcalde provincial, los gerentes regionales de Educación y Comercio Exterior y Turismo, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, los directores de las oficinas desconcentradas de Relaciones Exteriores y Cultura, y el director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa.
Arequipa, escenario del idioma
Arequipa, la segunda ciudad más poblada del Perú, es conocida como la Ciudad Blanca, un nombre que evoca tanto la pureza de su arquitectura de sillar volcánico como la luminosidad de sus paisajes. Fundada el 15 de agosto de 1540 por Garci Manuel de Carbajal, Arequipa se asentó entre los volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu, un entorno que ha marcado su historia, su estética y su forma de vida. Su centro histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2000, conserva una mezcla singular de influencia española y tradiciones locales, reflejando siglos de mestizaje cultural.
La ciudad es un crisol cultural, donde la herencia indígena y la influencia colonial se entrelazan. Sus calles empedradas, patios con arcos elegantes y suntuosas iglesias de sillar blanco, como la Catedral de Arequipa, narran historias de poder, fe y creatividad. Arequipa ha sido cuna de importantes figuras de la política, la literatura y la ciencia, y su universidad, la Universidad Nacional de San Agustín, es uno de los centros académicos más antiguos y prestigiosos del sur del país.
La cultura popular arequipeña se manifiesta en tradiciones, música y festividades. Entre las más emblemáticas destaca la Semana Santa, donde procesiones y ceremonias religiosas se combinan con expresiones de arte barroco y mestizo; y la Festividad de la Virgen de Chapi, patrona de los agricultores y ganaderos, que refleja la conexión de la ciudad con su entorno rural. La gastronomía también forma parte central de su identidad: platos como el rocoto relleno, la ocopa arequipeña y el chupe de camarones son un reflejo de la riqueza de sus productos y de la creatividad de sus cocineros.
La vida cotidiana de Arequipa combina tradición y modernidad: mercados bulliciosos, plazas llenas de transeúntes, cafés y bibliotecas conviven con centros comerciales y universidades. Su gente, orgullosa y hospitalaria, mantiene vivos los valores de comunidad y respeto por la historia. Entre volcanes, conventos y sillar, Arequipa se presenta como un lugar donde el pasado y el presente dialogan en cada calle, en cada fiesta, en cada plato. La Ciudad Blanca no solo se observa: se vive, se saborea y se siente.
Convertida en una inmensa aula abierta, la Ciudad Blanca vuelve a situarse en el centro del mapa cultural iberoamericano. Sus volcanes, su cielo alto y su arquitectura de sillar serán el marco de un diálogo que trasciende los límites del papel.
El español —esa lengua que une sin uniformar, que crece en la diferencia— hallará en Arequipa su casa por unos días. Y mientras los ponentes discuten sobre la claridad del lenguaje o la inteligencia de las máquinas, la ciudad recordará algo más esencial: que las palabras, cuando se pronuncian con sentido, todavía pueden construir comunidad.

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