
A pesar de los avances en derechos humanos y en la lucha por la equidad de género, esta forma de violencia sigue vigente en varias regiones del planeta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la MGF como “todos los procedimientos que implican la alteración o lesión de los órganos genitales femeninos por razones no médicas”. Este artículo ofrece un análisis detallado sobre la MGF, sus causas, consecuencias y los esfuerzos para erradicarla en el siglo XXI.
Tipos de Mutilación Genital Femenina
La OMS clasifica la MGF en cuatro tipos principales:
- Clitoridectomía: Extracción parcial o total del clítoris.
- Excisión: Extirpación del clítoris y los labios menores, con o sin eliminación de los labios mayores.
- Infibulación: Estrechamiento de la abertura vaginal mediante la eliminación y cosido de los labios menores o mayores.
- Otros procedimientos nocivos: Incluyen la perforación, incisión, raspado o cauterización de los genitales femeninos.
Causas y justificaciones culturales
Las razones detrás de la MGF varían según la comunidad, pero algunas de las justificaciones más comunes incluyen:
- Normas socioculturales: En muchas sociedades, la MGF se considera un rito de iniciación a la adultez y un requisito para el matrimonio.
- Control de la sexualidad femenina: Se cree que la MGF reduce el deseo sexual, promoviendo la castidad y la fidelidad.
- Creencias religiosas: Aunque ninguna religión mayoritaria la prescribe, algunas comunidades la asocian con prácticas religiosas.
- Presión social y estatus: Las familias temen el rechazo social si no practican la MGF en sus hijas.


Consecuencias para la Salud
La MGF tiene impactos físicos y psicológicos severos, tanto inmediatos como a largo plazo:
- Complicaciones inmediatas: Dolor intenso, hemorragias intensas, infecciones, shock y, en casos extremos, la muerte.
- Problemas a largo plazo: Dificultades en el parto, infertilidad, dolor crónico, infecciones recurrentes y problemas urinarios.
- Efectos psicológicos: Ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y disfunción sexual.
La práctica es prevalente en países de África, Medio Oriente y algunas regiones de Asia. También se ha documentado en comunidades migrantes en Europa, América del Norte y Australia.
Algunos de los países con mayor prevalencia son:
- Somalia (98% de las mujeres afectadas)
- Guinea (97%)
- Egipto (87%)
- Sudán (86%)
- Mali (89%)
Marco legal y esfuerzos internacionales para su erradicación
Diversas organizaciones internacionales y gobiernos han implementado leyes y programas para erradicar la MGF. Entre los principales esfuerzos se incluyen:
- Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW)
- Convención sobre los derechos del niño (CDN)
- Resoluciones de la ONU condenando la MGF
- Leyes nacionales en más de 40 países que penalizan la práctica
A pesar de estos avances, la implementación efectiva sigue siendo un desafío debido a la resistencia cultural y la falta de cumplimiento de las leyes.

Programas de sensibilización y educación
Para eliminar la MGF, no basta con la prohibición legal; es fundamental cambiar las normas sociales y educar a las comunidades. Algunas estrategias exitosas incluyen:
- Educación comunitaria: Talleres y programas que informan sobre los riesgos de la MGF.
- Empoderamiento de las mujeres y niñas: Fomentar la independencia económica y educativa para reducir la dependencia de normas tradicionales.
- Participación de líderes religiosos y comunitarios: Su apoyo puede ser clave para transformar las creencias arraigadas.
- Alternativas a los ritos de iniciación: Implementar ceremonias sin daño físico para preservar las tradiciones culturales sin violar los derechos humanos.
Desafíos en la erradicación
A pesar de los esfuerzos, la eliminación de la MGF enfrenta varios obstáculos:
- Persistencia de creencias culturales: En muchas comunidades, la MGF es un requisito social.
- Falta de aplicación de leyes: La impunidad y la corrupción dificultan el cumplimiento de las prohibiciones.
- Movimientos migratorios: La diáspora mantiene la práctica en países donde es ilegal.
- Resistencia de algunas mujeres: Muchas mujeres sometidas a la MGF defienden la tradición por presión social o miedo al ostracismo.
La mutilación genital femenina es una violación grave y sistemática de los derechos humanos que sigue afectando a millones de mujeres en el mundo. Si bien ha habido avances en su erradicación, todavía queda mucho por hacer. La combinación de marcos legales, educación, sensibilización comunitaria y empoderamiento femenino es clave para lograr un cambio real y sostenible. La lucha contra la MGF es un desafío global que requiere el compromiso de gobiernos, organizaciones internacionales y, sobre todo, de las propias comunidades afectadas.
