Un escultor contra el ruido
Nacido en Agrinio en 1931, Theodoros creció en una Grecia marcada por la posguerra y por la necesidad de redefinir sus formas culturales. Entre 1952 y 1957 estudió en la Escuela de Bellas Artes de Atenas, y poco después obtuvo una beca estatal para continuar su formación en París, donde asistió a la École nationale supérieure des beaux-arts y a la Académie du Feu. Allí aprendió metalurgia, un saber técnico que marcaría para siempre su modo de entender la escultura como un lenguaje en transformación.
Desde el principio, su búsqueda se orientó hacia la renovación de la disciplina. En un tiempo en que el arte tendía a diluirse entre los medios de masas, Theodoros defendió la escultura como un espacio de resistencia y reflexión. Incorporó el sonido, el movimiento y la acción performativa a su trabajo, adelantándose a muchas prácticas contemporáneas. Fue, además, uno de los primeros en Grecia en aplicar una crítica institucional consciente, cuestionando las jerarquías del museo y los límites del objeto artístico.
A lo largo de su carrera mantuvo una intensa presencia pública: escribió, opinó, participó en debates televisivos y radiofónicos, y convirtió su figura en la de un intelectual que veía en el arte una herramienta de cambio. Para él, el artista debía intervenir en la esfera pública y reclamar su papel político y social.
Inspirada en la manera en que el propio Theodoros concebía las exposiciones como actos performativos, la muestra adopta una estructura que subvierte las convenciones del género retrospectivo. En lugar de organizar una cronología cerrada, el EMΣT plantea un diálogo vivo entre generaciones. Junto a las obras del maestro, se exhiben creaciones de cinco artistas griegos contemporáneos: Nikos Arvanitis, Paky Vlassopoulou, Iris y Leda Lykourioti (el dúo A Whale’s Architects), Kostas Bassanos y Yiannis Papadopoulos. Todos ellos han explorado problemáticas cercanas —la relación entre cuerpo, materia y poder, la función social del arte, o las tensiones entre espacio institucional y práctica creativa—.
De este modo, la exposición no se limita a rendir homenaje a un legado, sino que continúa su pensamiento: confronta la noción de autoría, desmonta la idea de que una retrospectiva es un ejercicio de clausura, e invita al visitante a interrogar el lugar del artista en el presente.
Un espacio transformado
La escenografía, concebida por el arquitecto y escenógrafo Yannis Arvanitis, despliega las obras en un conjunto de espacios conectados fluidamente, que invitan al tránsito más que a la contemplación estática. Situada en la segunda planta del museo, dentro del programa permanente de la Colección EMΣT, la muestra se integra en un entorno completamente remodelado para albergar futuras presentaciones. Las salas han sido reconfiguradas para favorecer un recorrido continuo, donde la arquitectura, las piezas y los visitantes conviven en una atmósfera compartida.
Esta dimensión espacial es también un homenaje al propio Theodoros, que entendía la escultura no como un objeto aislado, sino como un sistema de relaciones: entre el cuerpo, el espacio y la mirada.
Tras su etapa formativa en París (1959–1962), Theodoros regresó a Grecia con una visión cosmopolita del arte. En los años sesenta y setenta colaboró estrechamente con la histórica Galería de Arte Desmos, donde realizó buena parte de sus exposiciones individuales más importantes, y con el Centro de Arte Contemporáneo Ileana Tounta. En 1972 impartió clases en la Universidad Estatal de California, y a partir de 1980 fue nombrado catedrático de Artes Visuales en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Técnica Nacional de Atenas, donde enseñó hasta 1998. Su docencia fue decisiva para varias generaciones de artistas griegos que encontraron en él una figura abierta, rigurosa y crítica.
Entre sus hitos expositivos destacan su participación en Europalia (Bruselas, 1982) con la performance MANIPULATION XXX, un espectáculo escultórico-musical de carácter unipersonal, y la retrospectiva Theodoros: Journey’s Marks, Traces of Touch – Objects, 1953–1983, presentada en la Galería Nacional de Atenas en 1984. A lo largo de las décadas, alternó la creación de nuevas obras con revisiones constantes de su producción temprana, entendiendo su propio archivo como un laboratorio de memoria activa.
Su obra fue presentada en numerosas muestras en Grecia y en el extranjero, y a menudo se situó en la frontera entre el objeto escultórico y la acción poética. Falleció en Atenas en 2018, dejando un legado compuesto por 110 obras y su estudio personal, donados al EMΣT en un gesto que subraya su fe en la institución pública como espacio de conocimiento compartido.
Más que un escultor, Theodoros fue un pensador que trabajó con materia. Su preocupación por el papel del arte en la sociedad lo llevó a explorar nuevos formatos —desde esculturas sonoras hasta intervenciones efímeras— y a cuestionar la pasividad del espectador. Anticipó debates sobre el rol del artista en los medios, la función crítica de la institución y el sentido político del espacio público.
Theodoros, escultor – En lugar de una retrospectiva reinterpreta ese legado desde el presente. Su título —“en lugar de una retrospectiva”— no es una simple fórmula: expresa la voluntad de huir del homenaje fosilizado para proponer, en cambio, una conversación. La exposición, al poner en relación sus obras con las de artistas actuales, reactiva su pensamiento, recordando que toda práctica artística es un proceso en movimiento.
En las salas del EMΣT, la escultura se convierte así en un lenguaje vivo, un espacio donde la historia y el presente se tocan. Theodoros quiso que la materia volviera a hablar, y en esta muestra su voz resuena, más que nunca, entre los pliegues del metal, la palabra y la memoria.









