
El actor, dramaturgo e ideólogo Xron nos propone darle la vuelta a todo con una historia documentada al milímetro: la historia de Helen Keller; la primera mujer sordociega en obtener un título universitario en Harvard en 1904 y en poner en duda los conceptos alienantes del capitalismo.
Xron es actor, dramaturgo, director e ideólogo. Se integra en el Grupo Chévere en 1988, realizando labores de creación de textos, producción, interpretación, dramaturgia, documentación y dirección artística y escénica en más de 40 proyectos. Xron empieza a descubrir la historia de una mujer, totalmente desconocida, llamada Helen Keller.

Nacida en Tuscumbia (Alabama), se convierte en una celebridad mundial al ser, según las fuentes oficiales, la primera persona sordociega en obtener un título universitario en 1904 en Harvard, después de un duro proceso de aprendizaje desde los ocho años. Por lo menos esta es la parte de su vida que se fija en la memoria colectiva, como un modelo ejemplar de superación de la discapacidad. Y por lo que se sabe, la mayoría de sus escritos acaban rescatados como simples aforismos motivacionales. Pero al investigar en varios archivos digitales norteamericanos se van descubriendo otras facetas desconcertantes de su vida, que son sistemáticamente ocultadas. Y lo más sorprendente, en los últimos años se difunde masivamente por las redes sociales una campaña que afirma que la historia de Helen Keller es falsa, incluyendo una petición en charge.org para eliminarla de la historia. Después de una serie de piezas que cuestionaron las narrativas oficiales a través de historias locales en las que se cruzan la memoria colectiva y la experiencia personal, este proyecto cuestiona nuestro modus operandi, con el objetivo de seguir desbordando los límites y las estrategias de las prácticas de teatro documento. Se aleja de las historias más o menos locales y de la mirada generacional, pero mantiene el interés por narrar desde las zonas de fricción entre la memoria colectiva y los relatos oficiales, usando la misma metodología de trabajo y las tácticas de creación propias.

Pero al investigar en varios archivos digitales norteamericanos se van descubriendo otras facetas desconcertantes de su vida, que son sistemáticamente ocultadas. Y lo más sorprendente, en los últimos años se difunde masivamente por las redes sociales una campaña que afirma que la historia de Helen Keller es falsa, incluyendo una petición en charge.org para eliminarla de la historia. Esto desencadena la curiosidad necesaria para compartir la historia con el público. ¿Por qué se oculta parte de su vida? ¿A quién le interesa hacerlo? ¿Por qué quieren eliminarla de la historia? ¿Porque es una mujer, sorda y ciega? ¿Porque no se acepta que una de las personas más famosas del siglo XX en EE.UU. sea comunista? ¿Porque una mujer con discapacidad no puede actuar como una líder anticapitalista? Son preguntas que tratan sobre la posibilidad de la rebeldía y la disidencia en nuestra sociedad. Sobre la posibilidad de ser considerada una mujer maravillosa y al mismo tiempo poder vivir simplemente como una mujer independiente y autónoma. Sobre la posibilidad de aceptar que sea una mujer sorda quien rompa los silencios sociales o que sea una mujer ciega quien abra los ojos de la sociedad ante la injusticia que nos rodea. Más allá de eso resuena la posibilidad de la utopía entendida como una función de nuestra memoria. ¿Puede Helen Keller devolverle los sueños a Greta Thunberg?. Este también es un trabajo que cuestiona la in-comunicación entre personas oyentes y no oyentes, explorando las posibilidades de compartir un diálogo abierto en el escenario, como una silenciosa reivindicación de la importancia de las lenguas minorizadas, de su uso público y de su encuentro. Por eso integramos en la misma obra la lengua oral en gallego y la lengua de signos. Integramos en la misma obra la lengua oral y la lengua de signos. Porque queremos llegar a públicos que se han quedado siempre fuera de nuestro teatro.

Porque sabemos que colocar simplemente unos subtítulos no significa que la obra sea accesible para personas sordas. Porque queremos confrontar al público oyente con la realidad de las personas sordas, su lengua, su cultura y su marginación. Porque queremos juntar en la misma sala y en igualdad de condiciones a personas oyentes y personas sordas. La convivencia entre una lengua de signos y una lengua oral en el mismo plano y sobre el escenario no es fácil. Es algo que nos ha obligado a cuestionar las soluciones que conocíamos y a buscar otro tipo de recursos para llevar la historia a escena. Ha sido una invitación a empezar de cero otra vez. A considerar el silencio como una materia propia del teatro y a valorar el tiempo que lleva contar algo con el movimiento de las manos, más allá de la rutina de las voces, los gritos o los susurros. Para conseguirlo, hemos establecido la lengua de signos como lengua vehicular del proyecto. Las personas del equipo que no la conocían han estado estudiando y aprendiendo lengua de signos durante algo más de un año, una formación básica para poder entender de lo que estábamos hablando en la obra. Para elaborar este proyecto hemos desarrollado un intenso trabajo de investigación y documentación sobre Helen Keller. Hemos leído gran parte de sus libros y muchos de sus artículos desperdigados en revistas y periódicos. Entre otras fuentes, hemos consultado los archivos de Helen Keller que conservan la Fundación Americana de Ciegos (AFB por sus siglas en inglés) o el Instituto Perkins para Ciegos de Boston, donde se encuentra la numerosa correspondencia que mantuvo a lo largo de su vida. Hemos leído y consultado una extensa bibliografía, con especial atención a las biografías de Helen Keller que se han ido publicando, como la primera de Van Wyck Brooks de 1956, las de Joseph Lash (1980), Dorothy Herrmann (1999), Kim Nielsen (2005) y la más reciente de Max Wallace (2023). Hemos visto infinidad de fotografías y vídeos y numerosas películas y documentales sobre su vida, su pensamiento y su obra escrita, desde su primer biopicde 1919, titulado Deliverance, que contó con su participación, hasta el documental de John Gianvito titulado Her socialist smile, de 2020. Y hemos seguido con interés las publicaciones y opiniones de investigadoras y activistas de la discapacidad como Stella Young, Elsa Sjunneson, Georgina Kleege, Kathi Wolfe, Leona Godin, Susan Crutchfield o Anita Cameron.
