Desde el punto de vista formal, “Me trataste con olvido (Clásicas en rebeldía)” quiere apartarse del carácter testimonial que suelen tener los recitales para levantar, en torno a la palabra poética, un espectáculo teatral con plena entidad artística, que pueda llegar al espectador por vía emocional. Me trataste con olvido es, en este sentido, una función mucho más lírica que dramática, en la que la danza y la música, compuesta específicamente para la obra, juegan un papel fundamental, y en la que las actrices han compuesto sus personajes descifrando el alma de las propias poetas.
Como en los anteriores espectáculos de “La Otra Arcadia”, el propósito de la puesta en escena es alumbrar el texto poético en su dimensión formal para revelar sus sutiles y misteriosos contenidos. En este caso, el tema es el amor humano desde la perspectiva de las mujeres. Es decir, las mujeres son sujetos amantes y no meros objetos amados. Para desplegar el amplio abanico de emociones y posturas ante el sentimiento amoroso -de la ‘caritas’ a la concupiscencia, de la pasión al desengaño-, se ha creado una dramaturgia dialéctica que incluye multiplicidad de voces de las más grandes autoras de nuestra literatura áurea, y que será interpretada por dos actrices de reconocido prestigio nacional.
Estarán acompañadas en escena por un ‘Él’, el amado, que, en este caso, permanecerá en escena como una presencia muda. Su figura establecerá una comunicación corporal y no verbal con Ellas. Por eso, será interpretado por un bailarín de danza contemporánea. La razón es que la pasión tiene una dimensión física muy importante que queremos que esté presente en escena, pero también se trata de entender la fusión de cuerpo y palabra en la expresión de la relación amorosa.
La poesía es danza y la danza es poesía, y ambas se complementan con la música. Por este motivo, el compositor y pianista Miguel Huertas ha creado una banda sonora original que ejecuta en directo en escena.
El espacio escénico se presenta casi vacío, solamente ocupado por el piano y los cuerpos, y vestido con un tapiz dorado de fondo, como era costumbre en las funciones “adornantes” áulicas. En él irán apareciendo ante los espectadores, por medio de la iluminación y los audiovisuales, “emblemas” de amor típicos del Renacimiento y el Barroco. Es decir, imágenes de los más importantes tratados de ese género lecto-visivo que era la emblemática, y que siempre están en los poemas de esos periodos. Nos referimos a Thronus Cupidinis sive Emblemata Amatoria y Amorum emblemata, de Vaenius, sobre todo, pero también a Nederduytsche Poemata, de Heinsius, Emblems of Love, de Ayres, Le Théatre des bons engins, de La Perrière, o la Iconología de Ripa, entre otros. Imágenes en las que el niño alado tira sus flechas, une los corazones y riega el huerto del amor, pero en las que se mezclan las alegorías del desengaño, la traición y los celos. Un espectáculo que aúna poesía, música, danza y videoescena para meditar con las y los espectadores sobre el amor humano.
Acerca de Teatros del Canal:https://www.teatroscanal.com/









