Urban Beat Contenidos

“Manual para follarse un hombre con vagina” es una obra teatral protagonizada por Pablo Alamá cuyo sugerente título conlleva a la siguiente pregunta: ¿Hace falta un manual para follarse un hombre con vagina?

Cada día se aprende algo nuevo. Yo no sabía que hacía falta un manual para follarse un hombre con vagina porque yo no me follo hombres con vagina, pero bueno que todos los absolutos respetos a quienes lo hagan, hay que estar abiertos a todas las posibilidades, hasta que conocí a Pablo Alamá que considera de manera fehaciente que hace falta un “manual” para follarse un hombre con vagina, es obvio que el título es metafórico, como también es obvio que es metafórico todo lo que yo opine sobre este hecho, con la libertad de expresión que me corresponde, sin fisuras. Aquí todos podemos hacer de las metáforas “palomas trans” que defequen sobre un texto predecible, que aspira a una comicidad fallida y que pocos espectadores han entendido. La obra en cuestión pudo apreciarse en la espléndida sala de Madrid Umbral de la Primavera, hace unos días, nadie se acuerda.
Pablo Alamá

El brillante engendro teatral: “Manual para follarse un hombre con vagina” ya desde su nacimiento o aborto intelectual decapita el buen gusto y el respeto por el colectivo trans, porque el dramaturgo Pablo Alamá pobrecito, con ánimos de ser transgresor,  le ha disparado un tiro en el pie. Cualquier ser humano con sentido común denotaría que solo y solo el título de la obra incluye estos conceptos nefastos: misoginia, machismo, pornografía obscena, incoherencia, pobre dramaturgia sensata,  vulgaridad, violencia encubierta, grosería gratuita, una cosificación del colectivo trans que sobrepasa todo entendimiento, una frivolidad que daría alergia a los críticos más generosos… yo como periodista de valor leyendo ese título, no apostaría por una película de Disney. Pablo Alamá quiso ser disruptor de su propia falacia escénica cuando debería poner más empeño dada su dramaturgia ciega, en encontrar el interruptor.

Pablo Alamá

La obra parece transitar por una comicidad impostada hilvanada por una levedad casi frívola. Lo bueno es que Pablito tiene nociones de interpretación y defiende su proyecto como una madre que ve a su hijo muerto antes de nacer. Pablito defiende la obra con uñas y dientes, aún sabiendo que es un feto escénico abortado lo que tiene delante. Él se empeña y parece lucirse perdido en las superficialidades que achaca con descaro al colectivo trans. Del manual para follarse un macho con vagina vemos pocas páginas. Pablito utiliza el gancho pero luego lo frivoliza todo porque se autolesiona con sus propias metáforas. Vende sus pobres experiencias con una marca soberbia, que no sirve para nada porque se autodestruye después de leer. Pablito carece de estrella en el escenario, es un poco zombi, sin recursos que solo busca agradar desde su atalaya de pobre hombre con un conflicto terrible. Lo bueno es que después de la obra  hay reminiscencias de lástima, burda compasión y dar un voto de confianza. Él  quiere tirar de la comedia y acaba en un melodrama inconexo, sin la más mínima gracia. “Manual para follarse a un hombre con vagina” busca la comicidad en su propio declive. Manual para follarse un hombre con vagina es, en su núcleo, una pregunta irresuelta, una metáfora abrupta sobre cómo habitar el mundo cuando se es construido como imposibilidad, como monstruo, como error. La obra se despliega en un escenario que oscila entre la crudeza y la ternura, entre la ironía del discurso terapéutico y la belleza precaria de la confesión. Hay monólogos que atraviesan la infancia, la medicalización, el deseo, la pornografía, la masturbación, los ligues, el abandono. Pero también hay humor de usar y tirar y fiesta sin música acorde, un grito de vida que se rebela frente a la patologización de los cuerpos disidentes. Alamá no busca la piedad del espectador cis, sino su complicidad ética: el teatro como trinchera llena de muertos, como ritual obsceno compartido donde la marginalidad no es un estigma, sino una forma compleja y valiente de estar en el mundo. Pablo Alamá es nuestro héroe que aspira a ser antihéroe pero le falta talento.

Lo trans en Alamá no es una etiqueta identitaria, sino una forma de insurgencia existencial de poca monta. Su texto dinamita el binarismo, pero también interroga al deseo, a la masculinidad, al neoliberalismo queer que convierte la diversidad en espectáculo vacío. Cada escena interpela al espectador desde la vulnerabilidad radical: ¿Qué cuerpos son amables? ¿Qué pieles se consideran follables? ¿Quién define lo que es un hombre? ¿Dónde empieza el consentimiento cuando el cuerpo ha sido tantas veces campo de guerra? Lo más conmovedor de Manual para follarse un hombre con vagina no es su crudeza, sino su generosidad impostada. En lugar de resentimiento, hay una voluntad de diálogo que nadie entiende  consigo mismo. En lugar de encierro, hay un intento de construir puentes que le den pleitesías a su ego decadente de actor mediocre.

Pablo Alamá no escribe desde el odio ni desde la superioridad moral, sino desde un dolor que se hace político sin dejar de ser íntimo. Y en ese gesto, la obra deviene innecesaria: porque nos obliga a repensar nuestras formas de amar, de mirar, de convivir con lo diferente sin ser coherente. Vende humo y artificio de dramaturgo insensato. Honestamente os recomiendo al artista Odín Maldonado, Pablo Alamá es su marca blanca. Deseamos  a Pablito que aprenda a poner un título que conlleve coherencia. Le queda toda la vida por delante.

Compartir:

Facebook
Twitter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Urbanbeat Julio 2024
¡Descarga ahora el último nùmero de nuestra revista!

Angélica Liddell se extrae sangre en pleno escenario, y da una vuelta de tuerca a su show desquiciado de la mano de Yukio Mishima

A las 5:45 de la madrugada, cuando incluso los pájaros bostezan y las farolas dudan entre seguir alumbrando o entregarse al amanecer, un grupo de valientes —o insomnes irremediables— acudió al estreno de “Seppuku”, la nueva ceremonia de autoflagelación estética de Angélica Liddell que supuestamente homenajea en su centenario a Yukio Mishima (1925-1970), un influyente y multifacético escritor japonés, considerado uno de los autores más importantes de la posguerra . Allí estaban, los espectadores disciplinados y expectantes, dispuestos a recibir lo que la gurú de la vanguardia teatral ha decidido servir este año: una invitación al suicidio, sangre fresca, y la promesa de que el teatro todavía puede ser una liturgia… siempre y cuando uno esté dispuesto a dejar la razón en la puerta. Dos enfermeros extraen dos bolsas de sangre a Liddell , que luego es usada para escribir caracteres nipones y teñir una gasa, mientras algunos espectadores caen desmayados por esta pornografía del dolor innecesaria y amarillista que podría parecer transgresora, pero es solo una burda insinuación iconoclasta de vampiros sin gracia intelectual, rebeldes abrumados por un escenario lleno de bilis y sangre. Es realmente indignante que Temporada Alta no solo permita, sino que celebre este tipo de espectáculos cuyas entradas, por cierto, se agotaron en 5 minutos ¿Dónde están los límites legales de esta clase de montajes, que enarbolan la pornografía de la violencia, el dolor y la apología del suicidio?

El “Big Bang” de Temporada Alta reúne a más de cien programadores y consagra a Girona como faro de la escena contemporánea

Temporada Alta abre una nueva edición del “Big Bang”, el fin de semana del festival consagrado a la creación contemporánea, convertido ya en uno de los escenarios predilectos para programadores internacionales en busca de obras audaces y nuevos nombres con proyección. Desde hoy y hasta el domingo 23 de noviembre, Girona y Salt se transforman en un epicentro creativo que reunirá a más de un centenar de profesionales del sector —directores, dramaturgos, programadores, escenógrafos y gestores culturales— procedentes de todo el mundo con un único propósito: descubrir la vitalidad escénica del territorio y estimular futuras alianzas y coproducciones.

El clamor indómito de “Numancia” regresa a los Teatros del Canal

La voz desgarrada que Miguel de Cervantes imprimió en “Numancia” —ese alegato colectivo contra la imposición del poder y la mutilación de la libertad— volverá a resonar, honda y pertinaz, en los Teatros del Canal a partir del 9 de diciembre. La Comunidad de Madrid presenta una nueva y ambiciosa producción del clásico, amparada por el sello Creación Canal y dirigida por José Luis Alonso de Santos, que firma además la versión del texto. Sobre el escenario, un elenco de veinte intérpretes liderado por Arturo Querejeta y la siempre magnética Pepa Pedroche reaviva la tragedia del pueblo numantino con una energía casi ritual.

Hibridación, vértigo y pensamiento: así respira la segunda edición del festival Riesgo

La segunda edición de Riesgo. Festival de Circo de la Comunidad de Madrid regresa a los Teatros del Canal como un territorio donde el circo contemporáneo se expande, muta y se mezcla con otros lenguajes escénicos hasta convertirse en un organismo vivo, poroso y sorprendente. Entre el 12 de febrero y el 1 de marzo, seis compañías procedentes de España, Bélgica, Francia, Suiza y Canadá desplegarán un abanico de propuestas que invitan a un público juvenil y adulto a contemplar el cuerpo como centro narrativo, como brújula sensible y como herramienta de pensamiento. El festival, impulsado por la Comunidad de Madrid, vuelve a apostar por una programación que entiende el riesgo —físico, emocional, conceptual— como motor creativo y como forma de comunicación con el espectador.

Los cisnes de Bourne vuelan otra vez: danza, furia y vulnerabilidad en el Teatro Real

Treinta años después de conmocionar al mundo de la danza, “El lago de los cisnes: la nueva generación” regresa al Teatro Real como un vendaval que sigue desafiando las convenciones. La versión creada por Matthew Bourne —interpretada por su compañía, New Adventures— se ha convertido en uno de los hitos escénicos más influyentes de finales del siglo XX, una obra que sacudió el canon clásico para reinventar el relato de Chaikovski desde un prisma audaz, crítico y profundamente humano.

“El entusiasmo”, de Pablo Remón: la ficción como refugio ante la crisis de la vida

Es verano en un pequeño pueblo, la noche vibra según “Dream Baby Dream” y entre el frontón y la verbena, una chica y un chico se encuentran por azar y el amor, por un instante, parece posible. Así arranca “El entusiasmo”, el nuevo montaje de Pablo Remón —autor y director—, una producción del Centro Dramático Nacional en colaboración con Teatro Kamikaze, permanecerá en cartel hasta el 28 de diciembre en el Teatro María Guerrero de Madrid.

También te puede interesar

Emprender sin relato es gestión; con arte y cultura, es construcción de un sentido empresarial sólido

Hay procesos que, por exceso de uso, empiezan a vaciarse de sentido como por ejemplo, lo relativo a la simbiosis entre cultura y empresa. Dos términos que, en apariencia, ocupan continentes distintos: uno remite a la lenta sedimentación de símbolos, hábitos y memorias compartidas; el otro, a la velocidad del riesgo, a la alquimia de la incertidumbre de una oportunidad de negocio. Sin embargo, en la práctica contemporánea, ambos conceptos se encuentran en un territorio común marcado por una pregunta decisiva: ¿Qué tipo de sociedad construimos cuando no alentamos la fusión de la creación cultural con el emprendimiento empresarial bajo criterios coherentes?

El Círculo de Bellas Artes presenta “Extrema rareza” de Flannery O’Connor en el marco de la celebración de su centenario

Hablar de Flannery O’Connor es adentrarse en esa Norteamérica donde la salvación y la bala comparten bolsillo, donde la Biblia se empuña con la misma firmeza que un revólver oxidado. Su obra, inscrita en el gótico sureño, no necesita artificios para exponer la grieta: allí están los predicadores itinerantes, los fanáticos que confunden la fe con la coacción, los racistas de misa dominical y los desheredados que avanzan hacia la desgracia como si respondieran a un designio inapelable. Bajo el título “Extrema rareza”, el Círculo de Bellas Artes homenajea a la escritora estadounidense en dos jornadas que tendrán lugar los días 27 y 28 de noviembre.

Donde el cuerpo se vuelve campo de batalla: violencia sexual contra hombres en conflictos bélicos

En cada guerra hay zonas prohibidas, espacios donde el lenguaje parece romperse, porque la realidad desgarradora que intenta nombrar excede su capacidad de entendimiento semántico. Uno de esos territorios, quizá el más silenciado, es la violencia sexual ejercida contra hombres. Durante décadas se la relegó al terreno de lo impensable, como si la virilidad fuese un escudo ontológico frente al crimen. Pero la guerra de Ucrania ha levantado ese velo con la frialdad brutal de las cifras y el peso inapelable de los testimonios. Los casos de los que hablamos no sólo se circunscriben al conflicto en Ucrania, también en ocurrieron en la la guerra de Bosnia (1992-1995) y en los conflictos bélicos en la República Popular del Congo.

La Tate Britain crea un diálogo entre Turner y Constable: dos genios del paisaje, un legado que aún incendia la mirada

La Tate Britain inaugura la primera gran muestra dedicada a desentrañar las vidas entrecruzadas y la herencia estética de los dos paisajistas más reverenciados del Reino Unido: J.M.W. Turner (1775-1851) y John Constable (1776-1837). Aunque sus temperamentos y modos de creación no podían ser más opuestos, ambos desafiaron los cánones visuales de su tiempo y alumbraron maneras de contemplar el mundo que aún laten en la sensibilidad contemporánea. Con motivo del 250.º aniversario de sus nacimientos, la exposición traza en paralelo la progresión de sus trayectorias, mostrando cómo fueron aplaudidos, cuestionados y puestos en confrontación, y cómo esa tensión los empujó hacia perspectivas artísticas inéditas. Reúne más de 190 pinturas y piezas sobre papel, desde la trascendental obra de Turner The Burning of the Houses of Lords and Commons (1835), cedida por el Museo de Arte de Cleveland y ausente de Gran Bretaña durante más de seis décadas, hasta The White Horse (1819), uno de los hitos creativos de Constable, no visto en Londres desde hace veinte años. La muestra podrá apreciarse del 27 de noviembre al 12 de abril de 2026.

Scroll al inicio

¡Entérate de todo lo que hacemos

Regístrate en nuestro boletín semanal para recibir todas nuestras noticias