Urban Beat conversa con Maldonado (Ondina Maldonado) en los Teatros del Canal y queda preso de su carisma y sabiduría, absorto ante la vivacidad de sus ojos verdes y enganchado a su elocuencia reivindicativa: Es necesario partir de la base de que el género no existe. El género como tal, es un constructo social y la diferencia entre tú y yo no pasa por el género. ¿Qué te define a ti como hombre?; si tu mañana pierdes el pene en un accidente que doy por hecho que tienes pene, ¿dejas de ser un hombre?. Maldonado es un artista multifacético que ha cosechado grandes éxitos en la escena musical con discos como “Despegar” o “Aquí y ahora” que evocan una gran sensibilidad y una brillantez sonora sin fisuras. Maldonado ha participado en grandes musicales como “Hoy no me puedo levantar” dirigido por Nacho Cano y ha estado junto de grandes de la música como Ana Belén, Serrat, Miguel Ríos y Víctor Manuel de la mano Marcela Ferrari en la gira “El gusto es nuestro”.
Ondina Maldonado da el salto a las tablas con “No gender”, un monólogo reivindicativo y honesto que rompe cánones deconstruyendo los arcaicos conceptos sobre el género. Maldonado vive su propia transición en el escenario, no da lecciones, tan solo se abre en canal y permite a los espectadores sacar sus propias conclusiones en un espacio donde la libertad, el amor y la aceptación, se funden en un viaje directo hacia lo que realmente importa.
¿Qué nexos vitales se unifican en No Gender?
No gender efectivamente unifica mis nexos emocionales, identitarios y artísticos en la armonía de una historia que aterriza en las tablas de los Teatros del Canal el próximo día 28 de mayo. Todas mis decisiones personales están mezcladas con mi vocación artística. El momento profesional en el que me encontraba hace unos meses pedía grabar un nuevo disco y entrar en la promoción rutinaria que tal hecho conlleva. En medio de todo ese proceso me di cuenta de que debía dar un giro y montar un espectáculo distinto donde bailo, canto y actúo desde una mirada multidisciplinar y a su vez, atravesado por la temática de la visibilidad trans. Sentía profundamente que dicha temática debía ser el hilo conductor de la obra y ocurrió algo muy interesante porque mi transformación personal se conectó directamente con la transformación que sufre el personaje en la obra. Comencé a vivir la historia escénica desde mi propia persona con mi transición deconstruyendo la identidad de género. Llevo cinco meses con testosterona y mi voz ha desaparecido tal como la entendíamos antes, ahora es más grave y todo se resume en un arduo trabajo de construir algo diferente respetando los tiempos y las circunstancias. Ese proceso es en realidad para mí un duelo que se refleja irremediablemente en el escenario, de una manera honesta y transformadora. A lo largo de estos cinco meses de hormonación, me he ido alejando de tratarme como sujeto femenino y me dirijo más a términos masculinos o neutros. Ondina Mandonado es mi nombre actual y es un nombre muy potente, con mucho carisma y que siempre me ha gustado mucho. El hecho de pensar en cambiarlo pues inevitablemente me ha dado vértigo y forma también parte del duelo personal. Es un elemento interesante que hemos decidido incorporar al espectáculo. Los espectadores verán en vivo cómo indago sobre mi propia onomástica para cerrar así el círculo creativo del arte versus investigación identitaria.
¿Cuál es el relato transformador que estructura la obra No gender?
No gender es una investigación escénica sobre el género, sobre que supone la identidad de género atravesado por mi propia identidad como persona trans no binaria en plena transición. Para mí, No gender es un diálogo que parte de mi experiencia personal para exponer nuevas vías de autoconocimiento y abrir de alguna manera el pensamiento en común en un debate social donde prime el respeto y el entendimiento bajo todas las circunstancias.
¿Cómo ha sido el trabajo con los demás integrantes del equipo de No gender?
Todo el proceso ha sido muy interesante y enriquecedor porque soy la única persona trans del equipo. Tanto el dramaturgo Salvador S. Sánchez como el director Ferran Carvajal, se han embarcado junto a mí en un viaje de escucha máxima, de respeto máximo, de deconstrucción máxima y de muchísimo diálogo entre todas las partes: hay una catarsis constante de indagación sobre nuevos universos creativos. El equipo ha llevado a cabo una ardua labor que agradeceré toda la vida. Por otro lado, había algo que me interesaba mucho de esta unión y es lo referido al lenguaje reivindicativo que permea toda la obra. Es complejo construir el relato desde la visión cis vinculada a lo trans en una necesaria convivencia como equipo que permita a su vez crear un universo de reflexión, sin ataques y sin decirle a nadie como debe pensar. En No gender estamos trabajando con nuevos matices del mundo sonoro, jugamos con la luz como elemento generador de espacios escénicos, y está presente el movimiento corporal muy ligado al texto desde una visión disruptiva y evocadora. Si fuese un espectador me apetecería comprar una entrada y asistir sin egos, sin prejuicios, tan sólo dejándome llevar por un encuentro con la tolerancia, el respeto y el amor sin fisuras.
Los atributos anatómico-sexuales marcados por la genética tradicionalmente han sido asignados de manera pétrea al género. ¿Cómo valoras esta disyuntiva entre género e identidad?
Es necesario partir de la base de que el género no existe. El género como tal, es un constructo social y la diferencia entre tú y yo no pasa por el género. Hay otras diferencias tales como la carga hormonal, los genitales o los rasgos anatómicos de tu cuerpo. ¿Qué te define a ti como hombre?; si tu mañana pierdes el pene en un accidente que doy por hecho que tienes pene, ¿dejas de ser un hombre?, entonces: ¿qué es lo que te define como hombre?. Si yo tengo más testosterona en el cuerpo por equis motivos ¿soy más hombre que tú?. Cuando te haces preguntas lógicas te das cuenta de que el género no existe. El género es un constructo en el que hemos metido cosistas en casillas que oscilan de un lado a otro y es algo que poco a poco se está rompiendo. Partiendo de la base de que el género no existe pues nos quedamos con que el género es un lenguaje social. En ese lenguaje social que se divide en dos, de manera literal: hombre o mujer; todo lo que está en medio de ese arco de género es trans o no binario y en ese juego hay muchas opciones. No comprendo porqué de todo el espectro que hay, tengo que elegir determinadas cosas impuestas por el lenguaje social. En mi caso el hecho de hormonarme no impide que sea una persona no binaria. Hay un punto en el cual considero que es interesante no castigarnos por ser lo que somos, pero sí asumirlo y entender que somos racistas, machistas, tránsfobos y homófobos y desde ahí poder partir para decir que tenemos algo que, entender,solucionar, transgredir y deconstruir. Debemos quitar el peso de la culpa y de la vergüenza para poder avanzar y encontrar una sociedad más igualitaria y respetuosa con los derechos humanos. La problemática de la identidad de género es algo que me atraviesa a mí desde dentro pero también te atraviesa a ti desde fuera y es una convivencia que debe ser entendida y respetada en profundidad. No pretendo dar lecciones de moral porque entonces el entendimiento de la realidad se frivoliza y distancia al espectador de mi historia. Estamos en un momento que debemos aceptar que no sabemos lo suficiente sobre este tema y es hora de asumir la responsabilidad de dar espacio al diálogo inteligente que nos permita conquistar nuevos horizontes. Es imprescindible abordar de manera sensata la parte trans masculina de la cual, no tenemos ni idea porque prácticamente no hay testimonios fehacientes o investigaciones que ahonden en este tema que, en mi opinión, está muy invisibilizado. Mi misión es contarte en primera persona mi testimonio y darte la posibilidad de posicionarte y tomar partido desde tu propia individualidad. Lo que me pasa a mí no es un hecho puntual de una persona especial o rara, sino que es una realidad social que afecta a muchísima gente y que también te afecta a ti. No es necesario que seas trans para que el género te afecte, hay que entender que esta problemática atraviesa a toda la sociedad desde distintos puntos sensibles y desde ángulos muy diversos.
¿Cómo ha sido tu proceso de transición?
Tengo 37 años y he vivido muchos años en la obligación y en la mentira e incluso en el intento de ser una chica, y en el sufrimiento de que la sociedad me diga que no soy lo suficiente como chica igual que ahora me dicen que no soy lo suficiente como chico. En todo ese proceso ha habido mucho dolor, incomprensión y soledad. Dentro de toda esa vivencia hay una contradicción: si tú, como chico cis, puedes ponerte un vestido y hacer un performance, porqué entonces en mi caso, ese vestido se lee como como que es lo que me toca por género y en ti, es un disfraz y un juego: ¡es muy loca la idea! Para mí las hormonas están siendo un viaje hacia la coherencia, un viaje de vuelta a mi esencia. Sigo siendo la misma persona, pero eso sí, la misma persona inmersa en una transformación revolucionaria que me hace sentir más a gusto conmigo mismo. Antes de hablar de la vivencia trans hablemos del género que en ocasiones ha sido malentendido por un enfoque sociológico caducado e irresponsable. Considero que es muy difícil saber si muchas de las decisiones que tomamos tienen que ver con nuestro criterio o tienen que ver con el criterio social. Puede parecer una estupidez lo que voy a decir, pero me he dado cuenta de que, ahora, cuando voy a un photocall no sonrío sino me apetece porque estoy influido por el cliché de que los chicos están más sexys sino sonríen: ¿por qué como hombre tienes un sitio diferente al mío? ¿por qué en el metro los tíos, al sentarse, abren las piernas y las mujeres, tienen las piernas cerraditas? …se podrían hablar de tantas estupideces que tienen que ver con el machismo intrínseco que sigue teniendo un papel preponderante en nuestra sociedad.
¿Qué papel deben jugar las instituciones públicas y la familia a la hora comprender de una vez por todas al colectivo LGTBIQ+?
En mi opinión estamos en un momento delicado y complejo respecto a este tema. Vivimos un momento de tránsito social muy fuerte y es algo que tanto la familia como las instituciones públicas deben hacer a la par, sin mirar para otro lado, con honestidad y valor. En el campo artístico siento que a veces cubrimos el cupo: una especie de etiqueta políticamente correcta, y en ese sentido tener una persona no binaria en el elenco se ha convertido en un trámite de cumplimiento necesario e incluso, el trámite se asienta cuando muchos directores ni siquiera conocen en profundidad lo que significa todo esto: estamos intentando conseguir una visibilidad que en la práctica muchas veces no se materializa. Necesitamos un país donde puedas ir por la calle tranquilo, un país donde no se censure la cultura; donde no existan agresiones por cuestiones raciales, xenófobas o por identidad sexual de cualquier índole; un país más culto porque ser cultos es el primer paso para ser más libres. Necesitamos un nuevo país más inclusivo y ese país lo formamos todos, por eso, cuando hay una manifestación por los derechos trans debemos ir todes y todos porque independientemente de que no pertenezcas a ese colectivo, sí te afecta de manera indirecta porque quizás tengas algún amigo o algún familiar sufriendo por este tema. Muchas veces se entiende que yo como sujeto trans tengo un problema mental porque se nos dice que necesitamos un psiquiatra para determinar si nuestra transición es apta o real, con lo cual, es muy difícil normalizar y buscar puntos de encuentro. Dentro del propio colectivo LGTBIQ+ hay siglas que están en desigualdad de condiciones con otras, yo lo siento mucho, pero yo ahora mismo la G la recortaría y la metería un ratito en un cajón, o la cogería y diría: esta letra ya tiene su sitio porque lleva muchos años de reivindicación, y pondría, en el primer plano del foco directo de la razón reivindicativa, al resto de siglas.
¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?
Ahora mismo, desaparecer del mapa unos meses… je je je. Después desde este proyecto haré una pausa para darme el tiempo de reconquistar mi cuerpo y encauzar mi nueva voz desde una perspectiva musical distinta. En cuanto al mundo de la interpretación, me dejaré llevar por la incertidumbre inteligente, sin expectativas y con la suficiente apertura para asumir nuevos proyectos en el futuro.
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