La Costa Brava es libre, gayfriendly, mira con buenos ojos el nudismo y como cualquier otro pueblo mediterráneo ama mezclarse. Se bebe cava en calma y se escucha hablar catalán en sus calles, bares, terrazas y masías repletas de identidad, evocación y modernidad.
A lo largo de sus 200 kilómetros de costa, esta región ofrece una diversidad de encantos que van desde playas escondidas hasta ruinas medievales, pasando por antiguos puertos pesqueros, calas salvajes de impactantes paisajes donde reinan las rocas pobladas de pinos que se unen a su mar gélido y bravo.
La gastronomía es otro de sus muchos atractivos. Pues Catalunya en general y Girona en particular es cuna de la tradición de hostelería en la península. Chefs reconocidos internacionalmente han compartido espacio con restaurantes y otros espacios gastronómicos menos conocidos -tradicionales, de fusión o vanguardistas- creando un sorprendente crisol sin jerarquías y en cuya factura estética impera el buen gusto en el diseño de interiores.
Lo mejor de la Costa Brava y de la provincia que la aloja, es sin duda, la permanencia del hechizo del pasado. Numerosos pueblos de esta región se mantienen intactos arquitectónicamente. No sucumbieron al desarrollismo y al consiguiente desastre urbanístico que tantos municipios destruyó en numerosos lugares del Mediterráneo. En Cadaqués, Port del la Selva, Tamariu, Tossa o Calella de Palafrugell, entre otros, el tiempo parece no haber pasado. Solo advertimos ese paso del tiempo al fijarnos en la voluntad de innovación y vanguardia que tanto caracteriza al pueblo catalán, y que desde su esencia cosmopolita y acogedora ama su identidad y su lengua. Una identidad que se deja ver en las calles y rincones de esos sorprendentes pueblos, y que se funde naturalmente con los nuevos pobladores; a veces residentes, a veces de paso.
Es fundamental saber, que la Costa Brava no es solo costa. Pueblos medievales llenos de magia rodeados de montañas y verdes colinas reivindican su protagonismo y su historia. En ellos podremos encontrar excelentes restaurantes de cocina tradicional y de marcado; pero también de autor, además de hoteles rurales de extraordinaria calidad, una tranquila pero sofisticada vida nocturna y un ambiente elegante, moderno, discreto y respetuoso con el entorno natural y su patrimonio cultural.
Capítulo a parte son sus calas, que casi se pueden recorrer caminando por el mítico Camí de Ronda. Paisajes abruptos de belleza sobrecogedora y tonalidades de verdes que estallan como el oleaje ante nuestros ojos nos acompañarán para siempre. Pero de estas calas os hablaremos en otro artículo; prometido.
Girona, capital de la provincia y centro emocional de Catalunya.
Girona, la capital de la provincia homónima, es una puerta de entrada imprescindible para explorar la Costa Brava. Su impresionante casco antiguo, con el Barri Vell (el barrio antiguo) y la emblemática Catedral de Girona, da una idea del legado histórico y cultural que caracteriza toda la región. La ciudad también es conocida por sus puentes sobre el río Onyar, sus laberintos medievales y sus murallas que ofrecen vistas panorámicas de la ciudad y los alrededores. Girona es además un excelente punto de partida para adentrarse en los encantadores pueblos que jalonan la costa, cada uno con su propia historia y belleza natural, que hacen de la Costa Brava un destino único.
Lloret de Mar, Platja d’Aro y Palamós: El Corazón Turístico de la Costa Brava
Aunque la Costa Brava es conocida por sus pequeños pueblos con encanto, algunas localidades más grandes como Lloret de Mar, Platja d’Aro y Palamós también forman parte esencial del destino. Lloret de Mar, la más famosa de las tres, es conocida por su vibrante vida nocturna, su animado paseo marítimo y sus extensas playas. A pesar de ser un destino turístico muy popular, Lloret ha sabido mantener su esencia en lugares como el Jardín de Santa Clotilde, con sus vistas al mar y su arquitectura paisajística.
Por otro lado, Platja d’Aro destaca por su elegante ambiente y su animada zona comercial. Esta localidad es ideal para los que buscan una combinación de playa, compras y diversión, con el toque distintivo de la Costa Brava en su puerto y sus calas más tranquilas, como Cala del Pi.
Finalmente, Palamós es un pueblo pesquero que ha sabido mezclar su tradición marinera con el turismo de calidad. Su puerto pesquero sigue siendo uno de los más importantes de la región, y su gastronomía, especialmente el pescado fresco y las gambas de Palamós, es un referente para los amantes de la buena mesa.
En este artículo, exploraremos los 10 pueblos más fascinantes de la Costa Brava que, por su belleza, historia y encanto, se destacan como destinos imprescindibles para cualquier viajero. Claro, según la Lista TOP 10 Urban Beat, pero no podéis perderos otros que aunque no hemos incluido merecen mucho la pena, como son S´Agaró, SÁlguer o Empuriabrava entre otros, y en representación del turismo de lujo y más exclusivo.
- Cadaqués: Bohemia y eterna, refugio y Paraíso de Dalí
Cadaqués es, sin duda, uno de los pueblos más icónicos de la Costa Brava. Situado en el extremo norte, en la comarca de l’Alt Empordà, Cadaqués ha sido un refugio para artistas durante generaciones. Su blanca y pintoresca arquitectura, su puerto tranquilo y las estrechas calles empedradas parecen sacadas de un cuadro.
El pintor Salvador Dalí vivió aquí durante muchos años y su influencia es palpable en cada rincón. La Casa-Museo Salvador Dalí, ubicada en la vecina localidad de Port Lligat, es una visita obligada para los interesados en su obra. Pero Cadaqués no es solo arte; sus calas solitarias, como la de Portlligat, invitan a relajarse y disfrutar del mar Mediterráneo.
- Sa Tuna: el secreto encanto del chic
Sa Tuna es un pequeño y encantador pueblo costero ubicado cerca de Begur. Esta tranquila cala rodeada de acantilados ofrece una belleza impresionante, con sus aguas cristalinas y su pintoresco puerto pesquero. Las casas de colores en el pueblo parecen fusionarse con el paisaje, dando la sensación de estar en un lugar apartado y casi mágico.
A pesar de su tamaño, Sa Tuna es un lugar perfecto para desconectar. Además, desde la playa, se pueden hacer caminatas por los senderos que bordean los acantilados, lo que permite disfrutar de vistas panorámicas del mar y el paisaje circundante.
- Tossa de Mar: el enclave inmortalizado por el cine clásico y el amor errante de Ava Gardner.
Tossa de Mar, con su famosa “Vila Vella” (ciudad vieja), es uno de los destinos más populares de la Costa Brava. El casco antiguo, rodeado por murallas medievales y torres de defensa, está ubicado en lo alto de un acantilado, ofreciendo unas vistas espectaculares del mar. La playa de Tossa, situada justo debajo de la fortaleza, es ideal para disfrutar del sol y el agua cristalina.
Tossa de Mar también es conocida por su tradición pesquera y su gastronomía, especialmente los mariscos frescos. Además, ha sido un lugar de inspiración para varios artistas, como Marc Chagall, quien pasó tiempo aquí en la década de 1930.
- Calella de Palafrugell: Encanto Costero y Tranquilidad
Este pintoresco pueblo costero se encuentra a lo largo de la costa en la comarca del Baix Empordà. Calella de Palafrugell es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Sus calas de aguas turquesas, como la Cala de la Pineda, y sus playas de arena dorada son ideales para los que buscan tranquilidad.
Además, la arquitectura tradicional de sus casas blancas con detalles en azul y las estrechas calles que desembocan en el puerto pesquero brindan un ambiente relajado y auténtico. El Jardín Botánico de Cap Roig, ubicado cerca, también ofrece una hermosa vista sobre la costa.
- Begur: indiana y misteriosa.
Begur es un pueblo que combina lo mejor de la montaña y el mar. Su casco antiguo está lleno de casas de colores pastel y calles empedradas, y desde aquí se pueden ver espectaculares vistas de las playas cercanas, como la de Sa Riera y Aiguablava.
El castillo de Begur, una fortaleza medieval ubicada en lo alto de una colina, ofrece una vista panorámica de la región. Las playas cercanas son ideales para practicar deportes acuáticos, y sus calas escondidas, rodeadas de pinos y acantilados, son perfectas para los que buscan privacidad.
- L’Escala: Tradición y Gastronomía
L’Escala, situada en la Costa Brava baja, es conocida por su rica tradición pesquera y su excelente gastronomía, especialmente por el “anchoa de l’Escala”, uno de los productos más populares de la región. El pueblo cuenta con varias playas, pero lo que realmente lo hace destacar es la Ruina de Empúries, un antiguo yacimiento griego y romano, que es uno de los mejores ejemplos de la influencia clásica en la región.
Además de su valor histórico, L’Escala tiene un encanto especial en su puerto antiguo, donde los turistas pueden disfrutar de una tranquila tarde frente al mar.
- Peratallada: la esencia del Empordà en un delicioso tópico de callejuelas, flores y tradición.
Peratallada es uno de los pueblos medievales más impresionantes de la Costa Brava. Se caracteriza por sus estrechas calles empedradas, sus casas de piedra y sus murallas medievales, que han sido perfectamente conservadas. El nombre “Peratallada” proviene de las piedras talladas que forman las paredes de muchas de las construcciones del pueblo.
El castillo, que se encuentra en el corazón de la localidad, es un importante atractivo turístico. Peratallada es ideal para los amantes de la historia y la arquitectura medieval.
- Castelló d’Empúries: un río y la efímera evocación de un pasado y mil recuerdos
Este pequeño pueblo, situado en el corazón de l’Empordà, destaca por su impresionante patrimonio histórico. Castelló d’Empúries fue un importante centro medieval y aún conserva su imponente catedral, la Catedral de Santa María, una de las mejores muestras del gótico catalán.
El casco antiguo de Castelló d’Empúries está lleno de callejones y plazas llenas de encanto, perfectas para pasear. Además, el pueblo se encuentra cerca del parque natural de los Aiguamolls de l’Empordà, una de las zonas húmedas más importantes de Cataluña, ideal para los amantes del birdwatching.
- Port de la Selva: la belleza y la intimidad de una desconocida
Port de la Selva es uno de los pueblos más pintorescos y tranquilos de la Costa Brava. Situado en una bahía protegida en el norte, cerca del Parque Natural de Cap de Creus, este pequeño puerto pesquero es perfecto para aquellos que buscan escapar de las multitudes. Sus calles estrechas, sus casas blancas y su puerto pintoresco ofrecen una atmósfera relajante, ideal para paseos tranquilos junto al mar.
Además, Port de la Selva es un excelente punto de partida para explorar el Parque Natural de Cap de Creus, con sus formaciones rocosas únicas y sus vistas espectaculares.
- Tamariu: el Refugio de Ensueño en el imaginario
Tamariu es uno de los rincones más serenos y encantadores de la Costa Brava. Este pequeño pueblo costero, perteneciente al municipio de Palafrugell, está enclavado en una pequeña bahía rodeada de acantilados y pinares. La playa de Tamariu es ideal para los que buscan una escapatoria tranquila, con aguas cristalinas y un ambiente relajado.
El pueblo conserva su esencia tradicional, con casas blancas que se alinean a lo largo del paseo marítimo. Además, desde aquí se pueden realizar rutas de senderismo que ofrecen vistas impresionantes de la costa, convirtiéndolo en el lugar perfecto para quienes buscan tanto la paz como la belleza natural.
La Costa Brava es un destino lleno de pueblos que capturan el alma de la región: su historia, su cultura y, por supuesto, su impresionante belleza natural. Desde los antiguos castillos medievales hasta los tranquilos puertos pesqueros, cada pueblo tiene una personalidad única que hace de esta zona un lugar de visita obligada. Ya sea que busques relax, aventura o sumergirte en la historia, la Costa Brava tiene algo que ofrecer a cada tipo de viajero.









