
Existe una preocupación fehaciente de muchos conglomerados industriales de distintos ámbitos empresariales a nivel internacional relativa al impacto negativo que puede ejercer la inteligencia artificial respecto a los derechos humanos más elementales; y no os penséis que es una preocupación genuina, es un baño de realidad de “los que mandan” que protege a la clásica clase media que recolecta de paso, las migajas de una democracia que le paga los “viajecitos” al jefe de estado y retroalimenta con sus impuestos todo el sistema. Está aprobado por la constitución. La Carta Magna igual que la Biblia, debe ser venerada. Sin fisuras. Ambas en apariencia tienen claro como piedra filosofal y centro de acción: los derechos humanos. Ambas, en su jolgorio perenne y desvergonzado suelen pasar los derechos humanos por los filtros elocuentes de sus eruditos de turno, presos de intereses transnacionales, minúsculos funcionarios puestos a dedo, creacionistas pagados por la tierra plana supra-tecnológica de los señores del poder. La redes tecnológicas, sociales, políticas, culturales están viendo con audacia una especie de alarma que indica que si los funcionarios-influencers típicos que las manejan y que deben velar por las leyes básicas se sustituyen por máquinas adoctrinadas con cientos de actualizaciones sin control, al final, los derechos humanos, los pocos que subsisten en en este mundo ultra-neoriberal; se irán al traste. Y no es poco. Entre los pioneros en lanzar una herramienta que corrija este software inhumano (conjunto de reglas o programas que dan instrucciones de un ser pensante a un ordenador para que realice tareas específicas) figura el Consejo de Europa, la organización supranacional que agrupa a 46 estados -entre ellos los 27 de la Unión Europea- que ha puesto en marcha y a disposición de empresas y de instituciones y administraciones públicas su propia herramienta para evaluar esos riesgos, para mitigarlos e incluso para eliminarlos.

La herramienta ha sido bautizada como «HUDERIA» (acrónimo que combina las siglas en inglés de las palabras Derechos Humanos; Democracia; Estado de Derecho; y Evaluación de Impacto) y los promotores de la iniciativa han valorado que va a permitir evaluar los riesgos de la inteligencia artificial para garantizar que su uso sea eficiente, ético, seguro y confiable.
El español Mario Hernández es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid y preside el Comité de Inteligencia Artificial del Consejo de Europa, el organismo que ha lanzado el Convenio Marco sobre Inteligencia Artificial que se ha convertido en el primer tratado internacional jurídicamente vinculante en este ámbito y que ha sido ya firmado por numerosos países, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europa o el Reino Unido -aunque está pendiente de ratificación en cada estado-.
En declaraciones a EFE, Mario Hernández ha asegurado que van a ser necesarias legislaciones muy específicas que atiendan todos los retos, riesgos y problemas que pueda suscitar la nueva realidad tecnológica, pero ha descartado la «falsa dicotomía» que a su juicio existe sobre si establecer una regulación muy rigurosa y completa puede suponer un freno para su desarrollo.
El Convenio impulsado por el Consejo pretende garantizar que los sistemas de inteligencia artificial sean «plenamente compatibles» con los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho, ha apuntado Mario Hernández, y ha asegurado que la herramienta «Huderia» va a permitir identificar contextos y aplicaciones en los que el despliegue de esos sistemas podría plantear riesgos.
El responsable del Consejo ha observado que varios organismos internacionales tienen ya sus propias herramientas y metodologías, pero ha destacado el valor añadido de la desarrollada por el Consejo de Europa porque combina aspectos técnicos de la IA, contextos sociales, políticos y culturales, y todo el acervo jurídico de este organismo supranacional en materia de derechos humanos, democracia y estado de derecho.
«Cuanto más impacto tenga un sistema de inteligencia artificial en los derechos de las personas, más altos y estrictos deben ser los estándares y las obligaciones que deben cumplir los desarrolladores», ha manifestado Mario Hernández, y ha informado de que el Consejo de Europa trabaja ya con el Alan Turing Institute -el instituto nacional del Reino Unido para la ciencia de datos y la inteligencia artificial- para su implementación.
