Davide Salvado se enamoró de esa tradición. Tal y como nos relata en esta entrevista, “de cómo transformaban las vivencias, tanto malas como buenas, en música. Ese proceso de convertir experiencias en arte me resultó fascinante y me impulsó a investigar más.
A partir de ese momento, me dediqué por completo a sumergirme en las aldeas, buscando no solo la música, sino también formas de vida y sabiduría ancestral que pudieran desaparecer con el tiempo. Este viaje me llevó a aprender y a conectar con esas raíces que, para mí, son esenciales en la preservación y reinterpretación de la cultura.”
La carrera musical de Davide Salvado arranca hace más de veinte años. Kilómetros de búsqueda de un sonido que le devolviera a la raíz, al tiempo que encontraba su voz. Formó parte del grupo Ecléctica Ensemble junto a Ugia Pedreira, y se unió también al percusionista Xosé Manuel Budino con quien compartió escenarios a escala internacional.
Hasta la fecha, Davide Salvado ha publicado tres discos, Ámica Pura, Rústica y Lobos.
El cantante gallego habla para Urban Beat de sus últimos proyectos y de su visión de la cultura y el escenario musical y social.
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Tu sonido está claramente influenciado por tu orígenes culturales. ¿De qué forma has transformado esas influencias en la música de raíz?
Tengo la sensación de que no estoy transformando nada en realidad; simplemente tomo las melodías y letras tradicionales y las rodeo de nuevos instrumentos, añadiendo mis propias vivencias y experiencias personales. Sin embargo, creo que eso, por sí mismo, ya es un acto transformador.
Lo importante es que lo que se escucha y lo que sale de mi boca, o de los instrumentos que uso, ya sean orgánicos o electrónicos, sea verdadero. Esa autenticidad es la clave. La tradición, tal como la entiendo, está en constante transformación, porque cada generación aporta algo nuevo, sin perder la esencia de lo que fue antes. Para mí, esa verdad y ese proceso continuo son lo que mantiene viva la música tradicional.
¿Cuáles son los principales elementos artísticos y culturales que construyen el discurso musical de Davide Salvado?
Mi discurso se construye a partir de mi forma de vida, sin ninguna pretensión. Es simplemente una expresión de lo que soy y lo que siento, una verdad que fluye en armonía con mi existencia. A veces es un camino duro, lleno de desafíos, pero siempre encuentro una profunda belleza en él. La soledad y la belleza son elementos que marcan mi música, y en esa soledad, encuentro también la inspiración.
El amor por el campo, donde vivo con mis caballos, es una parte fundamental de mi creación. Mi vida autosuficiente, en contacto con la naturaleza, me apasiona y me brinda la libertad para seguir creando. Es ese modo de vida, simple pero lleno de significado, lo que me permite mantener una conexión auténtica con mi música, inspirándome día a día en lo que me rodea.
La estética es otro de los aspectos que caracterizan tu puesta en escena. ¿Cómo se produce ese diálogo estético y su consecuente elección?
La elección de los elementos estéticos es algo fundamental para mí, ya que forman parte de mi día a día y reflejan mi identidad artística y personal. Para mí, es importante rodearme de cosas bonitas, y la moda juega un papel crucial en esa expresión. A través de la moda, siento que se puede comunicar mucho, y al igual que la música, la estética es una forma de lenguaje.
Como mencioné antes, la belleza es una guía constante en mi vida. Esto se refleja no solo en cómo visto, sino también en los objetos que elijo para vivir y rodearme. Mi entorno está lleno de elementos que considero bellos, y eso influye directamente en mi forma de crear. Creo que cuando todo lo que te rodea está alineado con lo que sientes, desde la ropa hasta los objetos cotidianos, eso también se refleja en tu arte.
Apuestas por el gallego como la lengua que suele protagonizar tus canciones. ¿Forma de parte de una forma de reivindicación?
Por supuesto, priorizo mi lengua materna, el gallego, como medio de expresión y la utilizo en mis canciones. Para mí es esencial darle el valor que se merece, especialmente en un contexto como el de Galicia, donde aún tenemos que luchar por mantener viva nuestra lengua. Cantar en gallego no es solo una cuestión de identidad, sino también de resistencia cultural.
Sin embargo, también disfruto cantando en otros idiomas como el castellano o el portugués. Me parece enriquecedor explorar otras lenguas y culturas, pero siempre manteniendo el gallego en el centro, ya que representa mis raíces y lo que soy.
Galleguismo, nacionalismo o independentismo. ¿Cómo te llevas con esto de las patrias y los países? ¿Cuál es tu posición?
Como he mencionado antes, priorizo mi cultura y mi idioma, el gallego, sin que esto implique rechazar otras culturas o lenguas. Sin embargo, creo que es importante ser claros en este aspecto: es vital proteger lo propio, porque aún hoy en Galicia tenemos que luchar por la supervivencia del gallego y nuestra identidad cultural.
En cuanto a política, me identifico con una postura de izquierdas, pero no me posiciono de forma extremista en ningún sentido. Dicho esto, el BNG (Bloque Nacionalista Galego) es el partido con el que más me identifico en la actualidad, ya que comparte muchas de mis ideas y luchas, especialmente en lo que respecta a la protección y promoción de la cultura gallega.
¿En qué medida crees que el arte y en tu caso la música puede ser un elemento transformador de la sociedad?
El arte y la cultura son, sin duda, elementos profundamente transformadores. En lo personal, nos permiten transformar nuestras emociones, especialmente aquellas más difíciles de manejar o expresar. A menudo, las emociones negativas o complicadas encuentran en el arte una vía de salida y transformación. En particular, el canto tradicional gallego tiene algo mágico en este sentido. La técnica vocal utilizada y la forma de cantar tienen un poder transformador único que va más allá de la simple interpretación.
A nivel sociológico, el arte tiene un papel fundamental en el cambio social. No solo puede cambiar a individuos, sino que puede influir y transformar a comunidades enteras. Es una herramienta vital para transmitir ideas, generar conciencia y promover la cohesión social. Para mí, el arte es tan necesario como comer o respirar; es una forma de vida que impulsa el cambio y nos permite expresar lo que las palabras a veces no pueden.
¿Y cómo ves en este momento a la sociedad y a nuestros dirigentes?
Veo que nuestros dirigentes no están preocupados por la cultura y parecen estar enfocados principalmente en una economía que no es necesariamente sostenible. Un ejemplo claro es el proyecto de instalar la macrofábrica de ALTRI, altamente contaminante, que destruirá una parte importante de Galicia y fomentará la expansión de los eucaliptos, una especie muy dañina para el ecosistema local. Este proyecto no solo afectará a una comarca, sino que tendrá repercusiones en toda Galicia. Me preocupa profundamente, ya que esta es la visión que están promoviendo los políticos gallegos de derechas, priorizando intereses económicos a corto plazo sobre la preservación de nuestro medio ambiente y patrimonio.”
Sostenibilidad medioambiental, igualdad, fractura social o injusticia. ¿Cuáles son las banderas que abraza Davide Salvado?
Abrazo la bandera de la igualdad, no solo en términos de derechos humanos, sino también en el respeto por todas las formas de vida. Creo profundamente en una coexistencia armoniosa entre los seres humanos, los animales y la naturaleza. Para mí, la sostenibilidad no es solo una palabra, es una forma de vida. Apostar por un modelo sostenible implica proteger el medio ambiente, promover el ecologismo y luchar contra la explotación de los recursos naturales. En un mundo que cada vez se aleja más de sus raíces, considero vital preservar la belleza de las culturas propias, esas que están profundamente conectadas con la tierra y que a menudo son ignoradas o marginadas por los intereses globales.
Vivir en el campo, en contacto directo con la naturaleza, es una forma de vida que defiendo y promuevo. Creo que volver a lo esencial, a la vida simple, nos da la oportunidad de reconectar con lo que realmente importa: la nobleza de una vida digna, en armonía con nuestro entorno. La vida rural nos enseña respeto, paciencia y una conciencia más profunda sobre el ciclo de la vida y nuestra responsabilidad hacia el planeta. El campo no solo representa una alternativa a la vida urbana acelerada, sino una forma de resistencia frente a la devastación del medio ambiente y la pérdida de las culturas locales.
Mis banderas son el ecologismo, la igualdad, el respeto por la diversidad cultural y la búsqueda de una vida más simple y digna. Esos son los principios que guían tanto mi música como mi vida personal, y creo que son valores que deberíamos impulsar a nivel social para construir un futuro más justo y equilibrado.
¿Revolución o consenso?
Creo que revolución y consenso no son conceptos excluyentes, sino que pueden y deben convivir. La revolución es necesaria cuando es preciso romper con estructuras injustas o insostenibles, cuando hay que impulsar cambios profundos en la sociedad, la política o la cultura. Sin embargo, el consenso es igualmente importante, ya que es la vía para construir un futuro sostenible y equitativo en el que todas las voces puedan ser escuchadas.
La verdadera transformación surge cuando encontramos un equilibrio entre ambos: la energía del cambio radical, pero también el diálogo, la comprensión y la capacidad de llegar a acuerdos. Es vital reconocer cuándo es necesario un golpe de timón y cuándo se debe tender puentes, porque solo a través de la combinación de estas dos fuerzas podremos avanzar de manera justa y cohesionada como sociedad.
En mi caso, busco que mi música sea una herramienta de reflexión, para cuestionar el estado actual de las cosas, pero también para crear espacios de conexión y entendimiento, donde podamos construir algo mejor entre todos.
Háblanos de tu último trabajo
Mi último trabajo está siendo un desafío importante. Me está costando encontrar personas que realmente comprendan mi visión y puedan ayudarme a desarrollar un proyecto que esté alineado con mis ideas. Estoy en un proceso de muchas pruebas y experimentación, buscando cómo plasmar de la manera más auténtica lo que tengo en mente.
Aunque ya he grabado gran parte del proyecto, el corazón de lo que quiero transmitir, aún tengo muchas dudas sobre los detalles finales, lo que me ha llevado a demorarme más de lo esperado. Estoy tomándome el tiempo necesario para asegurarme de que todo encaje y que el resultado final sea algo con lo que me sienta plenamente satisfecho. No quiero apresurar este proceso porque para mí es fundamental que cada elemento del trabajo refleje quién soy y lo que quiero comunicar, tanto a nivel sonoro como artístico. Este proyecto es muy personal y, por eso, estoy siendo muy cuidadoso con cada decisión que tomo.
¿Qué proyectos has ideado para esta nueva temporada?
Este año, uno de mis principales proyectos es terminar mi disco, aunque todavía estoy decidiendo si finalmente será en formato disco o si tomaré otra dirección. Aparte de eso, tengo otras prioridades que van más allá de lo estrictamente musical. Entre ellas, cuidar de mis caballos, perros, gatos, y del jardín, que se han convertido en una parte fundamental de mi vida cotidiana. Este cuidado de mi entorno es también una forma de cuidarme a mí mismo, de reconectar con lo natural y encontrar equilibrio.
En cuanto a la música, sigo muy involucrado en proyectos que me apasionan, como las músicas de raíz que estoy desarrollando junto a Aleix Tobías. Además, continúo con la iniciativa que llevo adelante un año más en ‘La Borriquita de Belén’ en Santiago, un proyecto que me llena de ilusión y que consiste en organizar un concierto cada mes. En estos conciertos, invito a músicos con los que nunca he tocado antes, lo que me permite explorar nuevos sonidos y conexiones. Todo ello, siempre con el apoyo y la compañía de mi gran amigo y músico Cibrán Seixo, con quien comparto escenario y creatividad. Es un proyecto que me mantiene vivo musicalmente, me ofrece la oportunidad de aprender y evolucionar constantemente.