La visión de Versonautas: entre lo efímero y lo eterno
Desde sus inicios, Versonautas ha apostado por un arte que dialoga con la fugacidad del instante y, a la vez, con la eternidad de lo simbólico. La compañía se caracteriza por transgredir las barreras entre diferentes disciplinas artísticas: la instalación, el performance, la imagen y el sonido se fusionan en sus propuestas, creando experiencias inmersivas que retan al espectador a replantear su percepción del tiempo y del espacio. Esta amalgama de géneros y técnicas es especialmente palpable en “Preludio a la lentitud”, donde cada elemento se conjuga para transmitir un mensaje que va más allá de lo meramente visual o estético.
El concepto de lentitud, en una era marcada por la inmediatez y la hiperconectividad, se presenta en la obra como una invitación a detenerse y a observar. Versonautas nos propone una revalorización del “tiempo muerto”, un espacio en el que la pausa se convierte en el preludio necesario para una experiencia sensorial y emocional que, a menudo, se pierde en la vorágine del día a día. La obra se erige como una contracultura ante la incesante urgencia de nuestra cotidianidad, recordándonos la belleza que se esconde en cada instante detenido.
“Preludio a la lentitud”: un viaje multisensorial
“Preludio a la lentitud”, se despliega como un recorrido que, desde el primer momento, involucra todos los sentidos. La puesta en escena es cuidadosamente orquestada para inducir al espectador a una experiencia meditativa, en la que la percepción se agudiza y cada detalle adquiere una dimensión casi mística. Desde la iluminación tenue y los contrastes cromáticos que juegan con las sombras, hasta la disposición espacial que invita a la deambulación y al encuentro inesperado con pequeñas narrativas visuales, todo en la obra está pensado para inducir una sensación de suspensión temporal.
Uno de los aspectos más destacados de “Preludio a la lentitud” es su estructura narrativa no lineal, que se manifiesta a través de una serie de intervenciones artísticas dispuestas en distintos espacios. Cada intervención actúa como un micro-relato, un fragmento de un discurso mayor que cuestiona la velocidad del pensamiento y del actuar. La obra se descompone en secciones que, en apariencia, pueden parecer inconexas, pero que al final se integran para formar un mosaico coherente, en el que la lentitud se convierte en el hilo conductor. Este montaje fragmentado resuena con la idea de que el tiempo, lejos de ser un continuo uniforme, se vive de forma dispare y subjetiva.
La poética del detalle y la introspección
La riqueza de “Preludio a la lentitud” radica en la minuciosidad de cada uno de sus elementos. La atención al detalle es una constante en la propuesta de Versonautas, y en esta obra se traduce en una serie de composiciones visuales que parecen suspender el tiempo. Los objetos cotidianos, transformados a través de la intervención artística, adquieren nuevas cualidades; un reloj detenido, una gota de agua en pleno vuelo o incluso la pausa en un gesto humano se convierten en símbolos que invitan a la introspección.
La utilización de la metáfora visual es otro recurso fundamental en la obra. La lentitud, en este contexto, se entiende como una forma de resistencia contra la fugacidad imperante en la sociedad actual. Versonautas nos reta a ver en lo cotidiano algo sublime, a descubrir la poesía que se esconde en la inercia y la quietud. Cada imagen y cada instalación plantean preguntas sobre la naturaleza del tiempo y del movimiento, cuestionando si la velocidad siempre es sinónimo de progreso o si, por el contrario, la pausa puede ser un acto de reivindicación y de autoconocimiento.
Elementos sonoros y el diálogo con la memoria
El componente sonoro en “Preludio a la lentitud” es tan esencial como el visual. La composición musical, diseñada para acompañar y acentuar la experiencia, utiliza sonidos ambientales, murmullos y silencios cuidadosamente dosificados que complementan la atmósfera meditativa de la obra. Esta partitura sonora, en sintonía con la iluminación y la escenografía, logra crear una resonancia que invita a la reflexión y a la conexión con recuerdos y sensaciones olvidadas. El diálogo entre imagen y sonido se presenta como un eco que refuerza la sensación de estar en un espacio atemporal, donde cada nota y cada sombra tienen el poder de despertar memorias profundas.
La forma en que Versonautas articula este diálogo es especialmente relevante en “Preludio a la lentitud”, ya que la obra se propone como un preámbulo a una nueva forma de experimentar el arte, en la que la contemplación se convierte en un acto revolucionario. En lugar de apresurarse hacia una comprensión inmediata, el espectador es incitado a dejarse llevar por el ritmo pausado de la obra, permitiéndose así redescubrir la riqueza del silencio y la belleza de lo inacabado.
El compromiso de Versonautas con la experiencia del espectador es evidente en cada fase de la creación y la presentación de “Preludio a la lentitud”. La obra se concibe como un espacio de encuentro, en el que la audiencia no es un mero observador, sino un participante activo en la construcción de significado. Este enfoque participativo se traduce en una serie de intervenciones interactivas que permiten al público explorar, desde distintos ángulos, la temática de la lentitud y la relación con su propio ritmo vital.
El impacto de “Preludio a la lentitud” va más allá de la simple apreciación estética. La obra se posiciona como un catalizador de conversaciones sobre el modo en que vivimos y experimentamos el tiempo. En una sociedad obsesionada con la velocidad y la eficiencia, la propuesta de Versonautas es un llamado a reconsiderar la importancia de la pausa, la observación y la contemplación. Al hacerlo, la compañía no solo enriquece el discurso artístico contemporáneo, sino que también invita a repensar las dinámicas de la vida cotidiana y la gestión de nuestro propio tiempo.
El legado de “Preludio a la lentitud” se inscribe en la capacidad de la obra para transformar percepciones y despertar una sensibilidad hacia lo que habitualmente se pasa por alto. La invitación a ralentizar el paso, a conectar con la esencia de cada instante, es una propuesta radical en el contexto actual, y evidencia la audacia y la visión de Versonautas como motor de cambio cultural. Este planteamiento no solo redefine la temporalidad en el arte, sino que también ofrece una perspectiva alternativa sobre cómo abordar los desafíos de la modernidad.
En conclusión, “Preludio a la lentitud” de Versonautas es una obra monumental que se erige como un hito en la exploración de la relación entre el arte y el tiempo. La propuesta, que conjuga elementos visuales, sonoros y espaciales, logra transformar la experiencia del espectador en un acto de introspección y descubrimiento. Al retar la inercia de la vida moderna y celebrar la belleza de la pausa, la obra no solo invita a una reflexión estética, sino también a una reevaluación de nuestro modo de relacionarnos con el mundo.
La audaz combinación de innovación y tradición, junto con un compromiso profundo con la experiencia sensorial, sitúa a Versonautas en la vanguardia del arte contemporáneo. “Preludio a la lentitud” se presenta como un testimonio de la capacidad del arte para transformar realidades y cuestionar paradigmas, ofreciendo un espacio en el que cada espectador puede redescubrir la riqueza del instante y la magia de lo inexplorado.
Con esta propuesta, Versonautas demuestra que la lentitud no es sinónimo de inactividad, sino de una nueva forma de presencia y de contemplación que invita a replantear la narrativa de nuestras vidas. En definitiva, “Preludio a la lentitud” es un viaje sensorial y filosófico que deja una huella imborrable en el espectador, reafirmando el poder del arte como vehículo de transformación y renovación.
A lo largo de su trayectoria, Versonautas ha creado cinco proyectos escénicos y dos discos, girando por más de 300 espacios y contando con la colaboración de artistas como Pablo Rosal (actor en Agrupación Señor Serrano), Jorge Drexler, Sílvia Pérez Cruz, Pablo Martin Jones (productor musical de la bailaora Rocío Molina), David Espinosa o Carles Campi Campón (productor con numerosos premios Grammy).
Entre sus actuaciones, destacan: Conde Duque Centro de Cultura Contemporánea, Sala Beckett, La Casa Encendida, IVAM, Casa de la Poesía de La Habana, Conciertos de Radio 3, Centre del Carme Cultura Contemporánea, Teatre El Musical, Festival Poetas, Festival Flora, La Cárcel Centro de Creación, Festival Sagunt a Escena, Festival Barcelona Poesia, Festival Eufònic, Caixa Forum BCN, Festival Irreconciliables, Festival Cosmopoética, Teatro Jovellanos, Festival Nombrarse Volcán o Sala Carme Teatre.
Versonautas también colabora en la composición de música para teatro, videoarte, danza y poesía. Medios nacionales y revistas especializadas de España, EEUU, Cuba, México, Chile y Argentina se han hecho eco de su trabajo.
El nombre VERSONAUTAS fue un regalo que les hizo el cantautor Jorge Drexler.
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