Arquitectura brutalista o la corriente arquitectónica que defiende el brutalismo nace como ilación de la decadencia progresiva de una arquitectura moderna ya decrépita y repetitiva y, sobre todo, de un momento histórico muy determinado. Como consecuencia de cambios principalmente sociales y políticos causados por la Segunda Guerra Mundial, surgen modificaciones en la manera de construir los edificios.
El brutalismo responde con su arquitectura reiterativa y económica ante la necesidad del momento histórico social en el que surge, respaldado especialmente por la sociedad y por partidos de posicionamiento socialista y comunista (se pueden encontrar Palacios de este claro estilo en la arquitectura de la antigua Unión Soviética). Caracterizado principalmente por el uso masivo del cemento y el hormigón, esta corriente pretende resaltar el poder de la estructura a través de volúmenes robustos, acentuados e incluso agresivos.
El principal representante de esta forma de construcción mana del arquitecto francés Le Corbusier, de quien se derivó el término “brutalismo”, procedente del francés “béton brut” (hormigón crudo). Este material se convirtió en el aliado más especial de este arquitecto para sus proyectos de gran escala como las viviendas de Marsella y Berlín, así como la arquitectura magistral de Chandigarh en India, proyecto creado para marcar distancia con su pasado colonial e impulsar una visión sólida de su futuro en nombre de la nueva capital.
Las características coincidentes en este tipo de construcciones se proyectan con la ausencia total de ornamento, la presentación del hormigón desnudo en sus fachadas como material principal de la estructura y la escala de los edificios, proporcionalmente superior a los edificios hasta ahora construidos.
En Madrid podemos encontrar algunas de las expresiones más características de esta forma de construcción. La más conocida son las Torres Blancas diseñadas por Francisco Javier Sáenz de Oiza en 1969. Es un caso curioso dentro del brutalismo, ya que lo habitual es que este tipo de construcciones se usen para viviendas de bajo coste y, en este caso, las Torres Blancas corresponden a un residencial de lujo. Se trata de un edificio de 71 metros de alto , el cual representó un desafío para la arquitectura de la época por sus numerosas curvas. Por ello, recibió el premio a la Excelencia Europea en 1974.
Otro edificio de características brutalistas es la Torre Valencia, construcción especialmente criticada dada su ubicación, puesto que rompe con la sintonía que forman la vista desde la Calle Alcalá, abarcando en el primer plano Cibeles y edificios como el Banco de España. Además, su construcción obstaculiza a la vista la panorámica que ofrece el Parque del Retiro, imposibilitando además la visibilización del monumento a Alfonso XII. Para más inri, siempre ha sido reconocido como un símbolo de la corrupción urbanística del franquismo.
La Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Filipinas es también otro ejemplo de edificio que acoge diseños presentes en esta corriente, fuertemente influidos por Le Corbuiser. En este caso, fue Cecilio Sánchez Robles Marín el autor de esta obra. El templo muestra volúmenes austeros que se superponen en la fachada externa junto a diferentes alturas y una placa de hormigón curva.
María Casajust.