La nueva serie de esculturas creadas especialmente para esta instalación nos remiten a un momento concreto de la historia islámica, cuando la prohibición de la figuración dio origen al aniconismo, cuando las formas geométricas y la magistral caligrafía sustituyeron a las representaciones figurativas de seres vivos o de la presencia divina. El episodio más conocido del aniconismo fue la destrucción de los ídolos de la Kaaba, en la que el profeta Mahoma marchó sobre La Meca al frente de un ejército y derribó y demolió los ídolos paganos de la Kaaba.
La escena de la destrucción puede verse en diversas ilustraciones que se crearon y divulgaron por Oriente Medio y el norte de África en torno al año 970 de la Hégira (1550 d.C.). En una de ellas se ve a un demonio escapando de una escultura hecha pedazos. Monia Ben Hamouda reúne, en una sola e impacta escena, los cuerpos fragmentados de las esculturas destruidas, los demonios y el punto de encuentro entre los símbolos abstractos y la figuración. Los restos de los antiguos “ídolos” figurativos están esculpidos en madera quemada y en cerámica, mientras que las superficies de acero de las figuras diabólicas, cortadas con láser y colgadas del techo, están revestidas con pigmentos derivados de especias naturales. La figuración y la ornamentación abstracta luchan entre sí en las figuras de acero, que recuerdan virtuosas pinceladas; una mano, una pata y una cabeza surgen de la danza de líneas y vuelven a ser engullidas.
The Destruction of the Idols of Ka’ba indaga en la (im)posibilidad de la representación en los artistas islámicos que, a lo largo de la historia, plantaron cara a la prohibición de la figuración, así como en el legado híbrido de la propia Monia Ben Hamouda.
Nacida en el seno de una comunidad musulmana e hija de un calígrafo islámico, la artista transita por su legado generacional y lo interpela mediante lo que describe como un proceso chamánico. Al revestir las superficies de sus esculturas y el espacio que las rodea con especias aromáticas como la cúrcuma, el chile, la canela o el comino, o al quemar las piezas de madera, la artista evoca tradiciones rituales y medicinales de su legado cultural al tiempo que subraya el poder casi posesivo de los antepasados. Las fragancias, la luz, la madera chamuscada y las esculturas caligráficas crean un portal que da acceso al espectador a un ámbito donde la historia cultural se encuentra con el turbulento presente. La oleada de actos violentos contra monumentos públicos que se ha producido recientemente en todo el mundo —los destrozos, las quemas, los escupitajos— desmantela, aunque solo sea de manera simbólica, la larga historia de la opresión. Las esculturas de madera fragmentada de la instalación de Monia son una prueba tangible del impulso de destrucción del ser humano; solo que ahora es la historia escrita por los hombres, la “his-story”, la que está llamada a ser destruida.
Monia Ben Hamoud a (1991, Milán) vive y trabaja entre la ciudad tunecina de Kairuán y Milán. Se licenció en Bellas Artes por la Academia de Brera, en Milán. Ha sido profesora visitante en la Hochschule für Bildende Künste de Dresde y en el máster de comisariado del Istituto Marangoni de Florencia, además de formar parte del jurado del Filmmaker Festival de Milán. Su obra ha sido presentada en espacios como ChertLüdde (Berlín), Ashes/Ashes (Nueva York), ar/ge kunst Kunstverein (Bolzano), Jevouspropose (Zúrich), Museo Salvatore Ferragamo (Florencia), Et.Al (San Francisco), Ada (Roma), Galerie Valeria Cetraro (París), Universitätssammlungen Kunst (Dresde), Alios 16me Biennale d’Art Contemporain (La Teste de Buch) y Marsèlleria Permanent Exhibition (Milán). Ha obtenido reconocimientos como: beca de la Pollock-Krasner Foundation (ganadora), VI Club Gamec Prize (finalista), TSI Art Award x Artissima (ganadora), beca Art Business Accelerator de Artwork Archive y Redline Contemporary Art Center (ganadora) y DUCATO Contemporary Art Prize (ganadora del premio especial).