un mundo de retales.
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha necesitado aprender y documentar los lugares que atravesaba, construyendo relatos del mundo que le permitían orientarse en él, al mismo tiempo que comprender los fenómenos que modelaban su entorno. El mapa, representación espacial por excelencia, se cuenta entre ellos. Sin embargo, en su versión más canónica, este ha codificado una visión muy concreta del mundo, funcionando como herramienta de control y conocimiento, pero también de anticipación y definición espacial en diversos territorios. Y así, durante siglos y en muchos lugares, las líneas del mapa han determinado las relaciones con la tierra, configurando identidades estáticas delimitadas por fronteras artificiales. No obstante, y aunque a veces lo olvidemos, el mapa no es el territorio; es tan solo una de las muchas formas de evocarlo y hacerlo inteligible.
A lo largo del siglo XX y hasta nuestros días, se ha venido reclamando la visibilidad de esas otras maneras de contar el mundo. Entre ellas, se encuentra la creación artística. Algunas obras cuestionarán, subvertirán y redefinirán representaciones cartográficas familiares; otras, producirán nuevos lenguajes que permiten referir algunas de las dimensiones del territorio que no figuran en ningún mapa. Muchas de estas piezas se articulan en torno a la experiencia personal, evocando la centralidad del habitar tanto en la modelación del mundo como en la construcción de sus narrativas. Estos proyectos muestran que la vivencia permite concebir otros imaginarios y pertenencias espaciales con el potencial para transcender y redibujar algunas de las líneas que, durante siglos, los mapas han trazado.
A través de las obras reunidas en esta exposición, Amina Agueznay, Asmaa al-Issa, Christine Gedeon y Filwa Nazer exploran de manera diversa sus vínculos con una serie de lugares físicos y simbólicos. Las historias individuales y colectivas, la vivencia corporeizada e interactiva, pero también la distancia, y con ella la memoria o los imaginarios espaciales, se revelan en sus proyectos como factores esenciales tanto en la relación con los lugares, como en su definición y relato. A su vez, la naturaleza somática y relacional de las experiencias del territorio se hace eco en las técnicas y materiales empleados. Y es que, con un carácter artesanal y textil, estas piezas navegan el lugar y sus posibles representaciones a través del retal y el bordado, evidenciando que las siempre cambiantes relaciones con el mundo quizás requieran, más que una imagen definitiva y panorámica, un relato hecho de fragmentos e hilos entrelazados.
Casa Árabe.