La entrada en escena de Peter Halley, hacia 1980, rectificó la tradición del arte abstracto-geométrico del siglo XX, dominado hasta entonces por concepciones idealistas y formalistas, situándolo en un contexto social. Para los pioneros de la abstracción, la geometría encarnaba una racionalidad ideal dotada de valor utópico; tanto en su pintura como en sus ensayos críticos y teóricos, Halley reinterpreta la geometría como un medio de confinamiento y control social, con rasgos distópicos. El cuadrado, que había sido objeto de un culto cuasi-religioso desde Malévich hasta Josef Albers, lo convierte con humor crítico en sus iconos de prisiones, celdas y conductos.
Y en sus composiciones que recuerdan circuitos integrados y diagramas de flujo, Peter Halley anticipa la sociedad de la era digital, marcada al mismo tiempo por el aislamiento sistemático y la interconexión total. Además, con su recurso a una paleta de colores fluorescentes (Day-glo), que evoca la energía de las pantallas electrónicas, Halley se ha distinguido como uno de los coloristas más audaces y experimentales de nuestro tiempo.
Peter Halley comenzó como un artista independiente radical y ha trabajado hasta hoy sin el soporte de una megagalería, colaborando en cada país con galeristas con los que tiene una larga relación de confianza.
La exposición destaca la excepcional acogida que su obra ha disfrutado en España desde hace casi cuarenta años, donde expuso por primera vez en 1986, participando en El arte y su doble: una perspectiva de Nueva York, una colectiva que mostró el panorama de la escena neoyorquina de entonces en la Fundación Caja de Pensiones de Madrid. Poco después, en 1992, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presentó una retrospectiva que había podido verse antes en otros museos europeos de Burdeos (APC Musée d’Art Contemporain), Pully/Lausana (FAE Musée d’Art Contemporain) y, posteriormente, en Ámsterdam (Stedelijk Museum). Fue entonces cuando empezó a exponer también en galerías españolas, como Galería Senda en Barcelona y, unos años más tarde, con Javier López en Madrid. Los lienzos de Peter Halley se encuentran en colecciones públicas españolas, como las del Museo Reina Sofía, la Fundación “la Caixa” o el IVAM (Institut Valencià d’Art Modern), y en colecciones privadas, y cuenta con una instalación permanente en la Biblioteca Pública José Hierro de Usera, en Madrid (2002), basada en el cuento de Jorge Luis Borges La biblioteca de Babel.
La exposición presenta veinte obras de gran formato que abarcan toda su trayectoria, desde 1985 hasta 2024, y con las que se puede observar su evolución a lo largo del tiempo. Cárcel (1985) o Comercio de pieles (1994) presentan composiciones sencillas que tienen a lo monocromo, cercanas al minimalismo, mientras que Edutainment y Apagón (ambas 2005) o Gravedad (2006) ya muestran más dinamismo y complejidad, conseguido a través de la repetición de figuras, giradas o volteadas, la superposición de planos y un mayor número de colores.
Más adelante, Halley continúa profundizando en las ideas que estaban detrás de sus primeros trabajos geométricos, aunque con colores más luminosos, más claros o menos intensos que en décadas anteriores, o multiplicando las formas, como en Mágico a medias (2018), Clemencia (2019) o La nota alta (2020), donde presenta tres celdas en lugar de una sola.
Más acerca del Museo Nacional Thyssen Bornemisza: https://www.museothyssen.org/coleccion
Más acerca del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía: https://www.museoreinasofia.es/