“Tenía mucho interés en estudiar cómo se ha ido construyendo la imagen de la mujer a través del miedo y cómo el miedo ha llevado a construir una imagen de mujer malvada. Es muy triste pero el privilegio solo se sostiene cuando consigues hacer creer a quienes no tienen ese privilegio y esos derechos que realmente no merecen tenerlos. Es así como se ha construido todo un edificio sobre la mala mujer”, explica González en una entrevista con EFE.
Desde los mitos clásicos de Medusa, Artemisa o Casandra hasta las advertencias contra las sirenas o las brujas, la divulgadora especializada en historia de las mujeres reúne en Sirenas, amazonas y adúlteras. Breve historia de la humanidad: de las niñas sin miedo a las mujeres con poder (Roca Editorial) parte de la historia que pocas veces se cuenta, pero que constituye un relato crucial de la humanidad.
En estas páginas, González parte de casos y relatos concretos para analizar cómo se construye la idea de mujer malvada. “Es muy fácil deslizarse por la pendiente de la mala mujer, pero es completamente imposible cumplir las expectativas de la buena mujer. Al final todas somos malas de una u otra forma”, expresa.
La también autora de títulos como Soror. Mujeres en Roma (2021) o Cunnus. Sexo y poder en Roma (2023), ambos editados por Desperta Ferro Ediciones, asegura que “la mala mujer era la que era mujer y la que hacía cosas. Para no serlo, tenías que ser mártir o santa, pero era un juego muy tramposo porque las mujeres tenían que abandonar toda idea de su cuerpo, de la maternidad, de la familia, de ser mujer para convertirse en hombres”.
“Pero si te convertías en un hombre en contra de los intereses de ellos tampoco valía. Al final cualquier mujer que no sonreía, no se callaba, no tenía hijos y no hacía lo que mandara el hombre era una mala mujer. El concepto se creó para asustarnos con las brujas pese a que éstas eran señoras que vivían tranquilamente o que tenían poder. Esas malas mujeres de la antigüedad en realidad no hacían nada malo y si lo hacían tenían tanto derecho a hacer cosas malas como los hombres”, agrega.
Al final parece que tenemos que ser seres de luz, de algodón de azúcar, perfectas y maravillosas para ser consideradas personas y no caer en la imagen de monstruas. Es muy injusto”, denuncia González.
Además, la historiadora recuerda que en la antigüedad clásica la inferioridad de las mujeres respecto de los hombres se razonaba con argumentos científicos. Es por ello que en el libro se hace hincapié en que la ciencia es “un constructo social”. “Si no sabemos que la ciencia es un constructor social, que nuestras categorizaciones son culturales y que todo lo que creemos está mediatizado por nuestros valores y lenguaje, vamos a seguir perpetuando” la desigualdad de género en esta y otras áreas, apunta.
González también dedica un apartado a analizar el tópico de la mala madre que está estrechamente ligado al de la mala mujer. Como relata, en este caso, la buena madre también es aquella que “desaparece, que lo sacrifica todo, la que calla, la que sufre en silencio”. Un tópico que aún está muy instalado en la sociedad.
“Es muy importante que reivindiquemos que las madres siguen siendo mujeres adultas con una vida y que no son una especie de colchón para sus hijos. De hecho, este discurso es peligroso porque potencia las depresiones postparto cuando las madres no sienten que sus hijos son absolutamente todo en su mundo. Y es peligroso porque no hace falta que lo sean, ni hace falta que las mujeres tengan hijos si no quieren ser madres”, exclama.
Es en este punto que González reitera la importancia de analizar cómo se ha construido el prejuicio de las malas madres en la antigüedad para ver cómo se sigue reproduciendo esta idea en la actualidad, pese a que como apostilla la historiadora “muchas veces la mala madre actual es el padre promedio”.
González afirma que las sociedades del siglo XXI aún son herederas del machismo de la antigua Grecia y Roma, y considera que hemos ido un paso más allá. “No sólo es que lo hemos heredado, es que lo hemos naturalizado, ampliado y lo hemos puesto como base de nuestros valores morales”, alerta.
“Esas imágenes se han ido transmitiendo, transformando, perviviendo y asentando para construir toda una serie de tópicos sobre la perversidad femenina que nos miran a los ojos en el presente. Son imágenes que se validan a sí mismas con el peso de la tradición, con siglos de cuadros que admiramos en museos, de literatura que consumimos, de narraciones que disfrutamos…”, escribe la autora en el libro.
Y reivindica que ya es hora de deconstruir todo este ideario que ha contribuido y aún contribuye a la normalización de la violencia contra las mujeres.
En este sentido, alude a la cantidad de cuadros históricos que retratan raptos o violaciones a mujeres. Pero explica que no se trata de cancelar a los romanos y griegos o de eliminar las obras de Rubens en el Museo del Prado, en Madrid. “Se trata de que pensemos que lo que nos están contando a través del arte no es inocente y que transmite unos valores. Si no somos capaces de reflexionar sobre ello, no sirve de nada”, concluye.
Patricia González Gutiérrez es licenciada en Historia por la UCM, donde también se doctoró, con una tesis sobre el control de la natalidad y del cuerpo femenino en Roma. Su tesis fue publicada posteriormente con el título El vientre controlado. Anticoncepción y aborto en la sociedad romana (KRK). Es autora de Soror. Mujeres en Roma (Desperta Ferro Ediciones) y ha sido, además, asesora histórica de la serie El corazón del Imperio (Global Set/ Movistar), precisamente sobre las mujeres en Roma. También es la traductora del libro Pioneras, 1850-1960, de Marina Amaral y Dan Jones, un recorrido por la historia visual de las mujeres.
Patricia González Gutiérrez ha realizado también dos másteres, uno en Historia y Ciencias de la Antigüedad por la UAM y uno en Estudios de Género por la Universidad de Sevilla. Ha sido becaria de investigación en la UCM y profesora de un programa senior en la UNED, además de dar clase en instituciones privadas como el Centro Elba y el CECOLE. Su interés por la divulgación la ha llevado a dar charlas en colegios e instituciones, tanto privadas como públicas, como, por ejemplo, las llevadas a cabo en la Asociación Lasinmiedo (Sevilla), el museo Provincial de Guadalajara o el de San Isidro (Madrid).
En su carrera investigadora, Patricia González Gutiérrez ha dado conferencias y ha publicado artículos sobre varios temas, como la mujer en el cristianismo primitivo, la corporalidad femenina en el mundo clásico, la educación femenina en Roma o sobre el tratamiento historiográfico de los personajes históricos femeninos. También ha colaborado en la organización de diversos simposios, en la edición del reciente libro Blame it on the gender, y realizado estancias de investigación en Roma y Oxford. Actualmente es miembro de la Asociación Barbaricum, dedicada al conocimiento sobre el mundo tardoantiguo.
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