Carla Simón se alzó con el prestigioso Oso de Oro del Festival de Berlín con esta película, segundo largo-metraje de su carrera, tras la magnífica ópera prima Estiu 1993. Como aquella, esta historia también nace, aunque de un modo menos directo, de su propia experiencia familiar. Ambientada en Alcarràs, la localidad de Lérida en la que su familia ha cultivado desde hace años melocotones, la película es una “historia sobre la pertenencia a una tierra, a un lugar.
Un drama sobre las perpetuas tensiones gene-racionales, la superación de antiguas tradiciones y la importancia de la unidad familiar en tiempos de crisis”.Con actores naturales que interpretan al clan protagonista, el filme narra la forma en que los miembros de la familia Solè se enfrentan a la última cosecha de las tierras que han estado trabajando los últimos ochenta años. “La historia de los Solé sucede en un momento en que la forma tradicional de hacer agricultura ha dejado de ser sostenible”.
“El suyo es un caso más de las muchas familias que, tras varias generaciones de cultivos, se ven forzadas a abandonar sus tierras –explica la directora y guionista-. ¿Qué es la agricultura hoy en día? ALCARRÀS es un tributo a la resistencia de las últimas familias de agricultores, que cada día corren un mayor riesgo de extinción en el mundo occidental”.
“Concebí la película como un relato coral por mi deseo de expresar lo que significa formar parte de una gran familia. Diálogos cruzados, energías opuestas, caos, gestos sutiles pero significativos, emociones en efecto dominó… Cada miembro de los Solé trata de encontrar su lugar en el mundo en un momento en que están a punto de perder su iden-tidad familiar”, añade la cineasta que ha trabajado con el guionista Arnau Vilaró, Daniela Cajías en la dirección de fotografía, Andrea Koch en la composición musical y Ana Pfaff en el montaje