Por Jaume Amills.
El relato emocional de las guerras ha sido capturado en el campo de batalla y en sus albores a través de la mirada intrépida y arriesgada de fotoperiodistas que se han jugado la vida en los escenarios reales de los conflictos que han azotado de un mundo que en cada episodio rinde cuentas con la historia.
Las conciencias colectivas y las perspectivas y los motivos a ambos lados de las líneas imaginarias impuestas por quienes diseñan con despiadada calma el horror, construyen la crónica literaria descrita en novelas, cuentos, experimentales poesías para la posmodernidad y el hallazgo de nuevos lenguajes que refuerzan y conmueven la prosa de la que tantos artículos publicados en medios, son deudores. La música alzó las notas de cada acorde y el cine -ficción y documental- testificó la esperanza, la derrota, el compromiso o el terror de los vencidos. Fotogramas que inmortalizaron historias protagonizadas por la miseria, la mezquindad y las pequeñas heroicidades que como destellos emergen del alma de cada víctima.
CASASUR acoge la exposición Arquetipos entre guerras y deseos, que inauguraba hace unas semanas y que cuenta con la participación de artistas como Alain Cugnenc, Artilegio, Benet Mora, Diego de los Reyes, Germán Losada y Marcelo Mendonça. Artistas que se enmarcan dentro del transdisciplinar artes contemporáneo, que indaga en los géneros y revienta los formatos para expresar desde la subjetiva mirada de lo experimental la narrativa a la que hoy el mundo es nuevamente convocado.
Comisariado por el también artista y director de CASASUR, Tomás Valdivieso, Arquetipos entre guerras y deseos, nos habla del impacto emocional de al víctimas de los conflictos. Más allá del rostro humano y de la dimensión sensacionalista que suele acompañar las historias a menudo edulcoradas dispuestas a hacer brotar la lágrima jamás comprometida, existe una forma de juzgar la historia, poniendo el acento en la deconstrucción humana e individual de la guerra a través de las turbadoras miradas de las víctimas. Amores, deseos, frustraciones y aspiraciones comienzan y terminan en cada jornada de conflicto.
Esto es, la reverberación de bombas, derrumbamientos, gritos y llantos, sirenas; y ese pitido intenso y final, parecen adentrarse en lo más profundo de todos y de todas quienes comparecen ante el macabro espectáculo de aquella guerra que se empadrona también en el interior de cada víctima. ¿Vivirá ese horror allí para siempre? ¿Existe la reparación emocional de la víctima? ¿Pueden las reconstrucciones posteriores transformar esa destrucción y ese caos del alma y del corazón como se reconstruye una ciudad?
CASASUR te propone algunas de las respuestas de la mano de todos estos artistas que participan en esta sorprendente exposición.
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