EQUIDISTANCIA es una exposición que nos invita a hacer una reflexión personal acerca del hecho multicultural de la sociedad actual y de cómo participamos, tanto en el ámbito social y colectivo como de forma individual, de dicha realidad plural y diversa, alimentada de mestizaje, en un marco globalizado pero plagado de movimientos migratorios, intercambios comerciales, culturales, e incluso amamantada, en algunos aspectos, por vestigios de pasados colonizadores.
Tres artistas, Chema Perona (España), David Agredano (México) y Marcelo Mendonça (Brasil) aúnan talento, buscando en esta manifestación artística, más que una exposición coral, la creación una gran obra común resultante del intercambio de las manifestaciones culturales afines a sus propias identidades.
EQUIDISTANCIA reivindica, desde la propuesta etimológica que da origen a la denominación de esta exposición, la anteposición de la equidad sobre la distancia. Desnudos de prejuicios, pese a la singularidad de nuestras propias raíces, nuestra condición humana, en sustancia, nos hace iguales. Lejos de proponer una convivencia basada en un respeto asumido, pero donde la distancia subraya la diferencia, se nos invita a la participación en esta sociedad diversa mediante la interacción y el intercambio equitativo. El acercamiento, como manera de comprender y entender otras costumbres y tradiciones da lugar a un recíproco aprendizaje y, por tanto, un crecimiento personal en ambas direcciones. Porque hay una riqueza intrínseca de valor incalculable acunada en cada manifestación cultural y una oportunidad única de encontrar y reconocer valores comunes a través de distintas formas de expresión, con la posibilidad de agregar el valor de cada singularidad para crear nuevos universos transculturales.
La interpolación de los diferentes elementos culturales, enraizados en lugares distantes, una vez comprendidos, puede dar lugar a combinaciones magistrales. Una alquimia, albada y perseguida en distintos ámbitos como la gastronomía, la arquitectura, la moda o la música, generando una evolución plena como sociedad, incluso con la posibilidad de aportar rasgos identitarios propios para futuras generaciones.
La creación resultante de esta fusión de artistas con distintos orígenes nos da la oportunidad de conocer y reconocer rasgos identitarios personales que se entremezclan, para fundirse en un abrazo y despegar libres, como seres alados, sobrevolando un mundo que, todavía hoy, sólo sabe observar la pluralidad en términos de diferencias. Desavenencias como excusas para alejarnos de aquello que no podemos identificar como propio.
Esta propuesta artística, sin embargo, nos propone una manera diferente de relacionarnos. Con sólo alzar la cabeza y cambiar nuestra forma de participar en la realidad podemos identificarnos como criaturas cinéticas, poblando otro universo tal vez utópico, metafórico y anhelado, pero más cercano de lo que pensamos, donde nosotros, simples aves migratorias en constante itinerancia, nos reunamos en el centro de una geometría circular en donde todo es equidad, y desde donde nuestros orígenes sólo se perciben como mera equidistancia.
Emilio Ortiz. Coleccionista de Arte