Patrick Modiano, Pierre Le-Tan, cuarenta años de una amistad artística excepcional. Este París de mi juventud es un paseo poético lleno de misterio y de nostalgia, a veces frívolo, a menudo melancólico, de un hombre un poco dandy, Pierre Le-Tan, un poco extravagante, apóstol del dibujo minimalista con plazas o calles generalmente vacías que narra e ilustra. Los muelles del Sena, la place Vendôme, la avenue Paul-Doumer, rue du Quatre-Septembre, bd Sérurier, rue Guénégaud, rue Jussieu, rue de Tournon, rue des Artistes… Es también el hombre que hace revivir, en palabras siempre delicadas y sentidas, a grandes personalidades del París de los años 1950.
Iniciado en los años ochenta, este paseo es también una balada donde se oye una pequeña música cautivadora, donde el pasado cercano se mezcla con el presente, inextricablemente. Justo antes de morir en 2019, Pierre Le-Tan preparó una segunda versión de este libro, claramente enriquecida con respecto a la anterior, que será la editada en Cabaret Voltaire.
Pierre Le-Tan (París, 1950), hijo de madre parisina y del pintor indochino Le-Pho. En los dibujos de Pierre Le-Tan, el mundo occidental se tiñe de una mirada oriental con un refinamiento que encierra en ocasiones una intriga y una desolación que va más allá de lo paisajístico. Gran ilustrador, las obras de Le-Tan se han visto publicadas en los últimos treinta años en numerosas publicaciones como: The New Yorker, Vogue Décoration, o The world of interiors; así como en numerosos textos literarios.
La literatura y el arte están profundamente unidos en la obra de este artista, escritor y coleccionista. Sus dibujos son relatos de novela, sus viñetas son poemas-postales, sus textos no son sólo cuadernos de notas de un ilustrador. En sus libros el texto no es un apoyo al dibujo, o un complemento, sino que uno y otro son anverso y reverso de lo mismo: una manera de entender la vida, entendiendo la literatura como una forma de memoria. Pese a que dibuje a Occidente, Le-Tan sigue siendo un ilustrador de Oriente, un calígrafo disfrazado de miniaturista, un cosmopolita con la vista vuelta hacia atrás, hacia unas ciudades y un tiempo que dejaron de existir.