Por dentro y por fuera, el cine se convirtió en la sombra de lo que fue: la humedad consumía las paredes, la erosión destrozó el suelo y distintos actos vandálicos habían hecho mella en las instalaciones durante años. El derrumbe del techo del edificio fue casi una sentencia de muerte para un símbolo de la cultura tangerina. “Durante los últimos años nos ha hecho soñar con que lo único que había que hacer era abrir la puerta y tomar asiento”, evoca el asesor y gestor cultural, además de poeta y escritor, Farid Othman-Bentria Ramos, uno de los asesores de las dos comisiones culturales convocadas por el gobierno marroquí para el proyecto de rehabilitación del ‘Alcázar’. Pero el antiguo cine tendrá una segunda vida gracias a la apuesta del estado y la Wilaya de Tánger: “Casi coincidiendo con el confinamiento provocado por el Covid-19, poco antes, se iniciaron las obras de rehabilitación con un coste aprobado de 4.620.792 dirhams (unos 425.000 euros) y un tiempo estimado de cinco meses”, desgrana Othman-Bentria.
No obstante, lo que sí queda claro es que la rehabilitación del espacio “pasa también por recuperar su carácter popular, su importancia como centro cultural y dinámico de su entorno, y su pluridisciplinariedad”, basada en el cine y centrada sobre todo en el público infantil y juvenil, siendo el lugar tanto de proyecciones como de talleres y otras actividades pedagógicas que conecten con el público local para así convertir el espacio en un elemento acorde a su historia, accesible, “tremendamente vivo” e interesante para el visitante. Si bien “aún quedan elementos por concretar”, prosigue. Pero lo importante, subraya Othman-Bentria, es que a pesar de todo, Tánger “siempre renace”.
historia del cine alcázar.
El Gran Teatro Cervantes, la plaza de toros y el cine Alcázar son lugares de memoria que identifican Tánger”, resume la escritora tangerina Randa Jebrouni. Además, eran símbolo de la mella que había supuesto la cultura y el habla hispana.“Los dueños del teatro eran judíos tangerinos, de la familia Cohen, y todo el cine que se proyectaba en él era en español”, explica. La lengua castellana era la predominante en el barrio, que daba cobijo a numerosos españoles (aventureros, expatriados, inmigrantes, hijos de familias mixtas, refugiados tras la Guerra Civil) y a judíos sefardíes. Hay que recordar que en el momento de mayor presencia hispana, en la década de los 50, vivían en la ciudad más de 45.000 españoles además de unos 20.000 judíos marroquíes (mayoritariamente sefardíes) que se expresaban habitualmente en lengua castellana.
En este contexto de abandono, el Cine Alcázar se dispone a resurgir en un momento donde las relaciones bilaterales entre España y Marruecos vivían sus semanas más difíciles. Ubicado a la entrada del barrio tangerino de Marshán, el Alcázar ha sido rehabilitado gracias a un programa de restauración enmarcado en el proyecto global de recuperación de la medina tangerina a cargo de Wilaya de Tánger y del Estado marroquí.
Erigido en 1913, fue teatro antes de convertirse en sala de cine cuatro años después por razones puramente comerciales, ya que contaba con aforo para 700 personas. Tras sufrir una inexorable decadencia, el espacio fue definitivamente sumido en el abandono hasta su cierre definitivo en 1993. El cineasta italiano Bernardo Bertolucci lo inmortalizó en una secuencia de la película ‘El cielo protector’ como homenaje a este mágico lugar.