Para Daniel Steegmann Mangrané, que ha vivido dos décadas en Río de Janeiro, la selva tropical no es solo un lugar, sino un ser vivo que encarna las complejidades del mundo contemporáneo, ya sean medioambientales, políticas o sociales, y sirve de metáfora del delicado equilibrio y la interconectividad de todas las cosas. El cambio climático nos recuerda que todos formamos parte del mismo organismo, y que estamos entretejidos en una compleja red de relaciones de transformación mutua.
«Eu era gases puro, ar, espaço vazio, tempo» (Yo era puro gas, aire, espacio vacío, tiempo). Este verso de la poeta brasileña Stella do Patrocínio encapsula los conceptos de impermanencia y transitoriedad que fundamentan la práctica artística de Daniel Steegmann Mangrané (Barcelona, 1977).
Valiéndose de la biología y los nuevos discursos antropológicos como marcos conceptuales, Daniel Steegmann Mangrané propone una visión del mundo holística, en la que no existe distinción entre los humanos y su entorno y donde las relaciones entre todos los elementos están en constante flujo. Su obra cuestiona los dualismos coloniales como, por ejemplo, entre cultura y naturaleza, sujeto y objeto, realidad y sueño, a la vez que incorpora la subjetividad y agencia social de los no humanos y de los elementos inanimados.
El trabajo de Daniel Steegmann Mangrané tiene también una fuerte influencia de los creadores neoconcretos brasileños. Como ellos, el artista considera la implicación sensorial como una vía de acceso democrática y sociopolítica a la obra de arte, que disuelve las fronteras que intentan compartimentar nuestra experiencia del mundo, transformando la exposición de un objeto inanimado para ser visto a una entidad en constante cambio para ser experimentada a través de nuestro cuerpo y de todos nuestros sentidos.
Una hoja en lugar del ojo reúne obras realizadas a lo largo de veinticinco años y construye una coreografía entre el espacio, la luz, los objetos y las personas. Explorando las intrincadas conexiones entre lo vivo y lo inerte, la exposición deviene un lugar que nos invita a implicarnos física, sensorial e intelectualmente, así como a reconfigurar nuestra relación con la naturaleza.