“La Hermandad de las malas hijas” es la nueva novela de Vanessa Montfort (Barcelona, 1975). La escritora creció en Madrid y se licenció en Periodismo. Es novelista y dramaturga. Considerada una de las voces más destacadas de la literatura reciente en lengua castellana, su obra está presente en veinticinco países, entre ellos Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Corea, Estados Unidos y toda América Latina. Es autora de El ingrediente secreto (XI Premio Ateneo Joven de Sevilla, 2006), Mitología de Nueva York (XLII Premio Ateneo de Sevilla, 2010) y La leyenda de la isla sin voz (Premio Ciudad de Zaragoza. Mejor novela histórica del año, 2014). Después vinieron Mujeres que compran flores (2016), que confirmó su éxito internacional de crítica y público, El sueño de la crisálida (2019) y La mujer sin nombre (2020), basada en su propia obra de teatro. La novela nos presenta a Mónica que entrena perros para la Policía Nacional, aunque siempre ha querido ser detective, y debe lidiar con una madre que llama permanentemente su atención. A raíz de la extraña muerte del paseador de perros del barrio, se encargará de investigar qué sucedió recuperando el contacto con su grupo de amigas de la infancia, ya que sospecha que sus madres ocultan algo. Se hacían llamar «las malas hijas» y, aún hoy, no consiguen sentirse lo suficientemente buenas: una actúa como madre de su propia madre; otra se sintió abandonada por su progenitora; otra nunca ha escuchado que esté orgullosa de «A los siete años le dices: mamá, te amo. A los diez: mamá, te quiero. A los quince: mamá, déjame en paz. A los dieciocho: quiero irme de esta casa. A los cuarenta: mamá, no me controles. A los cincuenta: no te vayas, mamaíta. A los setenta: cuánto daría por estar cinco minutos contigo, mamá». Así resume uno de los protagonistas el lazo que nos une con nuestras madres, un lazo inquebrantable que no pocas veces parece estar a punto de romperse. Crecer provoca en nosotras la necesidad de tomar nuestro propio camino y alejarnos de la herencia que a menudo rechazamos, una forma de reivindicar que tenemos derecho a ser nosotras mismas, una independencia reclamada y necesaria que con la edad aprenderemos a conquistar más o menos sanamente. Llegado el momento, cortaremos el cordón umbilical, pero no para alejarnos, sino para dejar de cargarlas con nuestro peso emocional. «… las madres, con sus cuidados, son los primeros seres humanos que nos hacen sentirnos deseados». «El error está en pensar que la madre que te crio bien o mal tiene que seguir haciéndolo ahora, en el futuro. Hay que reconstruir esa relación, pero desde dos adultos que tienen que adaptarse a sus nuevos roles. Y dejar que ellas conozcan a ese yo que, sí, claro que es consecuencia de nuestra crianza, pero también de cómo nos hemos construido nosotros mismos después. No echemos balones fuera, compañeros… Ese yo en el que nos hemos convertido, si no dejamos que lo conozca ni siquiera nuestra madre, acaba sintiéndose solo. Y desconectado de ella y del mundo». Montfort ha logrado dibujar en La hermandad de las malas hijas cuatro nuevos prototipos de relaciones maternofiliales que podemos identificar en la actualidad y en los que la gran mayoría de los lectores se verá reflejado. La dependencia, el chantaje emocional, la deuda afectiva, la dificultad de ser madre y tener que cuidar de tu propia madre, la sospecha o incluso la certeza de no ser lo que ellas esperaban, de no cumplir sus expectativas, el abandono (de madre a hija y viceversa), la culpa… son algunos de los temas que la autora desarrolla en las páginas de esta novela. Esta es también una historia generacional, pero de dos generaciones. El reencuentro de un grupo de amigas que provoca otro, el de las hijas con sus madres, que pertenecen a otra generación: muchas pasaron de ser niñas a mujeres y madres de la noche a la mañana, sin que nadie las guiase y las cuidara. Que fueron ellas las que les dieron alas a pesar de que sabían que las dejarían solas. ¿O no lo sabían? Que tejieron un hilo para guiarnos por un laberinto de libertades recién conquistadas. Y que no hay por qué sentirse una mala hija por no ser perfecta pero tampoco debe de sentirlo una madre. Un diálogo nunca surge de los reproches. La hermandad de las malas hijas es una historia original con una fuerte carga psicológica. Una lectura alegre y tierna a veces, y otras profundamente íntima y crítica. Un homenaje a la madre de carne y hueso, a las nuestras, pero también a esas hijas que lo hacen lo mejor que pueden, a nosotras. Un regalo para compartir que puede ser la llave que abra una ventana al diálogo sentimental: ¿qué le dirías a tu madre que no le hayas dicho nunca? ¿qué crees que ella te diría a ti si pudiera? ¿ha llegado la hora de hacerlo?
Leonardo Padura ha presentado su último libro: «Ir a la Habana» un alegato de amor con su ciudad natal y un grito de rebeldía contra la dictadura cubana
El escritor cubano Leonardo Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras, ha publicado recientemente su último libro: «Ir a la Habana» donde con su pluma brillante nos adentra en la realidad de La Habana con honestidad y amor incondicional. Leonardo Padura ya es un clásico de la intelectualidad cubana harta de una dictadura que devora día a día, y sin pudor, la libertad y la esperanza del pueblo cubano. Leonardo Padura considera que Cuba vive actualmente la peor crisis en su historia, hasta el punto de que un millón de personas, el 10 % de la población, abandonó el país en los últimos tres años.