Javier Bellot nos habla en su novela de un niño de barrio fascinado por el mundo del espectáculo se propone a los 10 años, tras ver un musical al que le lleva su padre, triunfar en la Gran Vía. En el camino se cruza con locutores de radio, pintores, músicos y muchos artistas, desde Rocio Jurado a Sara Montiel, de Victoria Abril a Penélope Cruz, Antonio Banderas, Imanol Arias, Carmen Maura o Almodóvar. Formando parte activa de la llamada Movida Madrileña, regentando bares y discotecas. También se encuentra con chaperos, camellos, drogas, alcohol, mucho sexo, meditación, sanación espiritual y las herramientas necesarias para el encuentro consigo mismo.
Nos encontramos en el restaurante afterworks, Diurno, con Javier Bellot; periodismo canalla, periodismo cultural; la narrativa de una generación clave en la evolución de nuestro país asoma en su mirada sabia e ingenua a la vez. Entusiasta y generoso, cool hunter a su pesar y cronista urbano para siempre, Javier Bellot nos ofrece una de sus entrevistas más íntimas.
La vida nos enfrenta en ocasiones a momentos complejos que de cierta manera transforman nuestra vida desde el dolor y el aprendizaje, ¿Cómo definirías al actual Javier Bellot después de la catarsis emocional que has vivido?
El Javier Bellot actual ha madurado desde la soledad y el dolor más profundo. He nacido en Madrid y sin embargo, siempre he huido de Madrid. Me considero una persona libre que ha sabido crearse sus objetivos y ha sabido cumplirlos. Soy la suma de muchos momentos oscuros en circunstancias adversas que han puesto a prueba mi fortaleza mental y emocional. Estoy sereno y en paz. Después de la tormenta viene la calma y después de la calma viene la tormenta. Estuve cerca de ocho años encerrado en casa por que tuve que cuidar a mis padres enfermos de cáncer. Renuncié a mi actividad profesional y mi vida personal quedó completamente anulada. Fue la etapa más difícil de vida que provocó cambios profundos en mi personalidad y me sumió en una profunda depresión. A pesar de todo durante esos años mi válvula de escape fue seguir formándome como profesional y de paso encontrar nuevas vías de sanación espiritual. Realicé cursos de coaching, PNL, terapia de hipnosis y uso de regresiones espirituales para profundizar en mi autoconocimiento. Fue un viaje azaroso lleno lecciones de vida. Aprendí a decir no con honestidad respetando mis límites como ser humano. Ya no me sentía cómodo con los trajes limitantes que tanto tiempo habían enmascarado mi verdadera esencia. Abandoné mi zona de confort y evolucioné transitando nuevos senderos espirituales.
Eres un periodista icónico de la escena cultural más vanguardista; del periodismo honesto y mordaz que ha dado voz a tantos artistas emergentes, ¿Cómo ha evolucionado tu carrera hasta alcanzar la madurez profesional?
La experiencia vital de tantos años de trabajo profesional te van haciendo experto a la hora de identificar las problemáticas y retos a los que se enfrenta nuestra profesión periodística en el mundo convulso que nos ha tocado vivir. Con los años, las herramientas y habilidades se consolidan y adquieres una mayor seguridad en ti mismo. He vivido intensamente quemando todas las etapas emocionales posibles. Cada década de mi vida ha tenido un significado especial. Nací en los 50 y en los 60 aprendí a ver cine y a disfrutar del teatro junto a mi padre, ya que mi madre comenzaba a estar enferma con mucha frecuencia. Ese fue el primer crujido frio y seco de mi temprana infancia. Con diez años tuve muy clara mi auténtica vocación: me quería dedicar al mundo de la comunicación y del espectáculo. Acepté también sin fisuras, mi verdadera orientación sexual. En los 70 disfruté de la libertad de los años del instituto y de la Universidad y tuve mi primera pareja sentimental. En los 80 aconteció el terremoto de la movida madrileña y con ese éxtasis embriagador de sexo, arte y drogas abrí un bar llamado Salón España en una de las zonas más céntricas de Madrid. Cuando cerró el Salón de España el periodista Vicente Molina Foix dedicó un artículo en El País donde decía que al cerrar dicho bar había muerto, de paso, la movida madrileña. En esa época tuve la oportunidad de conocer a Antonio banderas, Loles León, Bibi Andersen, Sara Montiel , Rocío Jurado y muchos otros grandes artistas del panorama artístico de la época. He vivido la noche madrileña de manera desenfrenada y libertina y a su vez, he aprendido y crecido mucho profesionalmente.
¿Cómo fue el proceso de creación de tu libro : Hijo, quiero que me ayudes a ser como tú?
En este libro me he parido literalmente. Poco después de la muerte de mi padre tuve que poner espacio de por medio y me fui a Valencia. Al poco tiempo de estar en Valencia llegó la pandemia. Recuerdo de manera entrañable el día 4 de marzo cuando publiqué en Facebook unas palabras dedicadas a mi padre y para mi sorpresa ha sido la publicación con más likes de toda la historia de mis publicaciones en Facebook. Sentí la necesidad de escribir un libro durante la pandemia para contarle a mi padre quien era realmente su hijo de una manera divertida y desprejuiciada. Es un libro de vivencias personales con un estilo intimista y emocional. Es un collar de sucesos cuyo hilo conductor son los 22 arcanos mayores del Tarot y sobre cada arcano hay construida una historia. Cada historia se ilustra y se explica con los arcanos lo cual fortalece el subtexto del relato. Es una historia individual que alcanza los límites de la colectividad. Es el libro de cabecera para mucha gente pues te da una señal o una lección de vida sin caer en las vanas elucubraciones de los manidos compendios de autoayuda que pueblan los anaqueles de las librerías. Me han escrito varias personas diciéndome que gracias a la lectura de mi obra las navidades han sido diferentes porque han aprendido a valorar con otros ojos los entresijos del amor paterno filial. Mi intención era abrir una nueva puerta de comunicación y amor incondicional ya que pongo el foco en lo que realmente importa. El libro está en La Casa del Libro, la Fnac, El Corte Inglés y en Carrefour y esta teniendo una acogida brutal por parte de mis lectores.
¿Cómo era la relación con tus padres?
Mi padre era un mueble más que había en el salón. Mi madre era un ser muy inteligente y autoritario. Nadie tenía una voz más alta que la suya en casa. Hasta el punto que cuando yo llamaba por teléfono mi padre siempre me pasaba con ella sin mediar palabra. Mi madre no había tenido padre y estaba acostumbrada a un matriarcado. Era una hiedra que trepaba por un muro de incomunicación que había construido ella misma y eso está explicado en el libro. He vivido fuera de mi casa desde los 21 años, y el punto de inflexión fue cuando me encuentro con qué mi madre estaba a punto de morir de cáncer. La cuidé los 4 años que tardó en morirse. Luego me encuentro frente a frente con mi padre; un señor de 86 años que al año y medio le da un ictus que le deja secuelas que tuve que afrontar en una convivencia forzada. Ahí fue cuando hicimos un pacto. Yo le tenía prohibido levantarse por la noche para evitar que se cayera y se rompiera la cadera y entonces una noche se levantó y abrió la puerta de la calle para irse, discutimos y me dijo una frase que se me quedó grabada con fuego en mi conciencia: hijo quiero que me ayudes a ser como tú, antes de morirme quiero ser como tú. Se refería a que quería ser una persona libre como yo, se refería a esa necesidad de vivir en plenitud. Ese fue el motor emocional que me llevó a escribir mi libro.
¿Cómo habría sido Javier Bellot padre?
Seguramente no habría sido el típico padre tradicional o conservador pero si que habría amado mucho a mis hijos y les habría inculcado el amor incondicional. La muerte de los padres es la soledad más absoluta porque ya no tienes el paraguas; pierdes el cordón umbilical que te une a esa energía de los progenitores que es insustituible. Siempre están ahí en circunstancias complejas, aunque llegues borracho o drogado a casa ellos siempre van a estar y te van a perdonar siempre. Cuando no están te cuesta mucho seguir, es una cicatriz imborrable y etérea. Es muy duro asumir la soledad más absoluta cuando no tienes pareja y entonces tus amigos más cercanos son la clave para seguir adelante.
¿Cómo ha influido el cambio de siglo en tu experiencia vital?
Agradezco la experiencia adquirida y sobretodo seguir vivo. Estoy vivo porque considero que tengo una misión que cumplir de lo contrario, ya me habría ido de este plano material hace mucho tiempo. La vida es un tránsito breve y ese tránsito puede ser muy pesado cuando vas cumpliendo años y ya tienes una edad que te limita en ciertos aspectos de la cotidianidad. Estoy muy agradecido y disfruto mucho de la vida porque he aprendido a valorarme y disfrutar de los pequeños momentos felices de la existencia.
¿Qué es para ti la libertad?
Ser independiente y poder actuar según mis convicciones sin dar explicaciones a nadie y ser coherente conmigo mismo. Mi lema es obedecer al dictado de mi corazón, entender las señales que recibimos y ser fieles a ellas bajo todas las circunstancias.
Vivimos en un mundo fracturado por las desigualdades desprovisto de empatía y muy polarizado, ¿Eres de derecha o de izquierdas?
Mi corazón pertenece a la izquierda porque considero que es la mejor manera de estar comprometido con el progreso. En mi opinión el entendimiento de los extremos políticos ha quedado obsoleto. Mas allá de todo ello me considero una persona de futuro que aboga por una economía que cree futuro y que conquiste nuevos derechos. Debemos construir una sociedad inclusiva donde quepamos todos con independencia de ideologías, procedencia, orientación sexual o raza.
¿Por qué consideras que todas las madres y todos los hijos deberían leer tu libro?
Deberían leerlo porque te da pautas concretas para el crecimiento personal de una manera amena y divertida. Es un viaje metafórico por los 22 arcanos del tarot que toca un gran abanico de emociones y vivencias que cualquiera puede haber experimentado a lo largo de su vida. Estoy en una relación amor odio con el libro porque considero que tiene un par de erratas, la última copia ya me costó leerla. El libro forma parte de una trilogía Madre-Padre-Hijo, en la última entrega ya estoy trabajando.
Hijo, quiero que me ayudes a ser como tu de Javier Bellot AQUI
Fotos Pepino Marino