Hace 70 años se estrenó en Francia La sumisión, una comedia patrimonio del teatro del siglo XX, prácticamente inédita en España. Obra polémica, de un descarado e irreverente humor, como era habitual en la trayectoria del autor, por su burla rabiosa del conservadurismo, de la manipulación que ejerce el poder, del desastre ético que nos rodea.
En esta disparatada farsa, Ionesco narra la historia de un joven llamado Jacobo, que desencantado del mundo que le rodea languidece tirado en un sofá, negándose a formar una familia; sus padres y abuela intentarán dominar la desobediencia del joven instándole a casarse y tener muchos hijos. En un afán de rebeldía, Jacobo se niega a hacerlo a no ser que sea con la mujer más fea del mundo, pero los padres contraatacan presentándole a Roberta, una chica con tres narices, que termina seduciéndole.
Ionesco es a veces insoportable de escuchar, sin duda difícil de agradar al gran público, pero nunca de entender. Sus metáforas son nítidas y valientes, no se muerde la lengua. Ante una sociedad mundial que se ve atacada por populismos e ideologías reaccionarias, suena con voz disconforme e hiriente. Nos propone ser insumisos, rebelarnos, para no renunciar a nuestros principios, para no caer en la sumisión.
Morfeo Teatro presenta este irreverente montaje que va de la risa al estupor, icono del teatro del absurdo, y que se revuelve con furia contra el pensamiento ultraconservador.