Salve Regina nos lleva al mundo de Regina, que no está bien. Desde hace meses un tic-tac le taladra el ánimo. Mientras lidia con este sonido repetitivo e incesante, ha empezado a plantearse si quiere o no ser madre, y en caso de serlo, de qué manera lo haría. No tiene pareja estable, ni dinero para congelar óvulos. La Sanidad le cubriría la inseminación artificial, pero… ¿quiere ser madre soltera?
Salve Regina, que estará en cartel del Teatro del Barrio del 11 de junio al 1 de julio, es un espectáculo unipersonal en el que seremos partícipes del recorrido de una reflexión profunda sobre una decisión que determina el curso de una vida. Una decisión que puede estar condicionada por la biología, por la presión social, el modelo familiar en el que uno está criado, la situación económica. Y, en definitiva, una inercia que nos lleva a algo que quizás no es lo que realmente deseamos.
Este es un montaje unipersonal de una intimidad extrema escrito por Ángela Palacios y Paloma Remolina, e interpretado por la primera y dirigido por la segunda, donde se comparten dilemas y reflexiones sobre ser madre, cómo serlo y las consecuencias que conlleva.
Salve Regina se nos presenta en el escenario con un carro de la compra lleno de muñecos de bebé de plástico, denotando múltiples lecturas y permitiendo un delirante juego con el pensamiento de la
protagonista. La puesta en escena se completa con un sugerido cuadrilátero de boxeo delimitado por un neón rosa fucsia, en un símil de la lucha interna con la que toda mujer batalla frente a la opción de la maternidad. Este cuadrado luminoso implica a los asistentes a la función, puesto que lo rodea el grupo de mujeres que conforman el grupo de terapia (Grupo de Apoyo para Mujeres con Dudas sobre el tema de la Maternidad Sí o No Anónimas) que, en realidad, será encarnado por el público.
Y es que Regina se ha apuntado a un grupo de apoyo a mujeres con dudas sobre la maternidad, y en una sesión colectiva de terapia con su psicóloga de confianza, Matilde, se desnuda para hablar con absoluta honestidad y confesarnos sus dudas, miedos e incertidumbres.
En palabras de la propia dramaturga, “plantearme la cuestión de la maternidad y de mi propia posible maternidad me ha acercado inevitablemente a reflexiones más profundas que tienen que ver con la trascendencia, el sentido de la vida y la existencia de Dios. Creo que traer nueva vida a este planeta nos enfrenta aunque no queramos a esa cuestión. Traemos vida y la muerte aparece de la mano. Entonces, ¿hay algo más? Igual que nos preguntamos si hay algo después, con el nacimiento de un bebé, nos preguntamos, ¿qué había antes? En definitiva, de dónde venimos. ¿Qué es el alma? Esa alma nueva que aparece entre nosotros. ¿Existe realmente?”.
Sobre la compañía
Los espejos son para mirarse es una plataforma de creación multidisciplinar radicada en Barcelona que utiliza todas las disciplinas artísticas a su alcance para expresar todo lo que necesite ser contado. El colectivo nace de la necesidad y el imperativo de mirarse a una misma con el fin de comprenderse y crecer. Esta plataforma entiende el arte como una herramienta de autoexploración individual y colectiva y reivindica el “mirarse al ombligo” para encontrar nuestra esencia más auténtica, que nos ayude a relacionarnos más honestamente con el mundo, con los demás y con nosotres mismes.
Su primera producción fue la obra de teatro MIRTA EN ESPERA, multipremiada pieza alabada por crítica y público que estuvo en cartel durante siete años desde su estreno en 2015. La segunda fue la película documental, DE ESO NO EN HABLÁBAMOS, un viaje íntimo que retrata el duelo por la muerte de la madre de la autora.
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