Además de diseñadora de vestuario y estilista Cristina Rodríguez es actriz y presentadora. Sin duda, una comunicadora todoterreno que desde su particular relato nos abre la mente y acerca al gran público, las tendencias y sobre todo los significados del envoltorio: la imagen con la que queremos trasladarnos y trascendernos y que sirva de vehículo para explicar aquello que somos o que queremos ser.
De sí misma, Cristina Rodríguez, cuestiona considerarse actriz y presentadora; “he hecho algunas cosas, pero no se si puedo catalogarme como tal”, sostiene esta mujer que brilla por su presencia, por sus conclusiones y por dejar dicha su emocionalidad en todo aquello que hace.
Cristina Rodríguez: de todas esas cosas y etiquetas de las que eres “sospechosa” –profesionalmente hablando-, y que han hecho que cruces esa cuarta pared que es la que nos separa, a través de una pantalla del “gran público”, ¿con cuál te quedas?
Fundamentalmente soy diseñadora de vestuario para cine. Esa es mi gran pasión y lo que más me gusta.
7 Nominaciones a los Goya avalan ese arraigo y sentimiento de pertenencia a esta profesión.
Y lo que es más difícil no es haber estado nominada 7 veces a los Goya; sino no haberlo ganado nunca.
Casi 30 años de carrera; comenzaste en el año 1994 entre bambalinas, dando fuerza y poniendo tu impronta en el mágico mundo del cine. ¿Cómo afrontas cada proyecto?
Yo siempre lo vivo como si fuera la primera y la última vez. He hecho más de setenta películas, pero a la hora de afrontar un nuevo reto, de abordar el entorno y el storytelling de un guión pierdo esa conciencia. La experiencia y el aprendizaje están, te hablan y dialogan pero en mi imaginario lo que realmente funciona y razona es esa sensación de la urgencia que una vive la primera y la última vez. Eso me sirve para no relajarme, porque en el momento en el que confías demasiado en ese bagaje pasado, por lo menos para mi se pierde esa frescura que te produce hacer algo por primera vez.
Muchos creativos e incluso otro tipo de profesionales hablan del miedo como algo positivo. De hecho es un recurso bastante recurrente en esto de la inteligencia emocional. ¿Tú qué opinas? ¿Qué relación tienes con el miedo?
Yo lo siento así, tal cual lo estás describiendo. Yo cuando me reúno por primera vez con el director de una película siento miedo, nervios. La lectura del guión es algo difícil de contar. Por ejemplo siento miedo a la impostura, a que me puedan ver el fallo. Pero cuando empiezo mi intervención, cuando empiezo a hablar y a dar mi opinión sobre, pongamos esa película; me veo desde fuera y me sorprendo a mí misma. A menudo contamos con recursos que no conocemos de nosotras y de nosotros mismos.
En tu perfil profesional convive la dimensión técnica como Directora y Diseñadora de vestuario pero también un evidente componente mediático que siempre otorga un barniz especial. ¿Cuál prevalece?
Cuando hago cine como técnico prevalece y creo, además, que solo existe eso. La parte técnica. Me olvido de mi y de lo que creo; de cualquier valoración u opinión que no se circunscriba a lo que realmente estoy llamada a hacer. Todas las demás cosas que soy no existen en ese momento.
¿De todas esas nominaciones a los Premios Goya, recuerdas alguna particularmente especial o que te hayan marcado?
Que te den un Goya es como que te toque la lotería. Es muy difícil porque hay muchos compañeros y compañeras haciendo trabajos maravillosos. Además puntúa de forma definitiva el hecho de que la película en sí, más allá de tu trabajo sea “favorita”. Recuerdo especialmente la película “Explota explota”.
¿Hay un hilo conductor que defina tu forma de entender esto de la moda, la imagen o el estilismo?
Bueno, para empezar no comparto para nada aquello del “Menos es más”. Yo siempre digo que “Más es poco”.
Probablemente haya influido en esa perspectiva el haber nacido en una ciudad tan maravillosa y excesiva como es Benidorm.
¿Qué representa Benidorm para ti?
Para mi Benidorm son mis raíces pero también una fuente de inspiración constante. Siempre esta presente en mi narrativa y en la forma en la que voy por el mundo. Es una ciudad que en el imaginario español está muy denostada, mientras luego presumimos de ir a sitios similares como Miami. No lo entiendo. Es una ciudad divertida, diferente, rodeada de una de las costas más hermosas de nuestra geografía como es la Costa Blanca. Se la ha criticado mucho por el tema de la masificación urbanística y la sostenibilidad medioambiental. Aunque muchos urbanistas y arquitectos insisten en que el hecho de que haya crecido verticalmente, es decir, los rascacielos contaminan menos. Todo tiene cabida. Es inclusiva y libre.
¿En qué medida han influido esas raíces en ti?
La Comunidad Valenciana reúne todos esos inputs; el barroquismo, el traje de fallera, el exceso y las noches de fuego, pólvora y hoguera.
Sobre todo el no tener prejuicios. Es imposible, al menos para mi, crear si se tienen prejuicios de cualquier tipo.
Has estado haciendo tele durante mucho tiempo y de forma continuada. Es otra de tus grandes pasiones y de tus talentos incontestables. ¿Cómo llevaste la fama, la popularidad?
Pues es un poco montaña rusa y depende también un poco del día. Pero en general con un mood emocional constante. Que alguien me parara por la calle y me dijera: “estoy muy enferma pero cuando te veo a ti en la tele me siento mejor, gracias”. Es algo que te estoy contando y me entran ganas de llorar. Vale la pena. Que alguien te coja de la mano y te diga: “me has ayudado” es el mejor premio.
Experiencias que supongo que han marcado un antes y un después en tu carrera y en tu vida personal. ¿Cómo ves las dinámicas de la televisión? ¿Qué opinas de la prensa del corazón?
Me parece interesante. Genera un lenguaje audiovisual y es un campo de experimentación. Genera puestos de trabajo y además nos entretiene. Me tomo bien cuando me han seguido e incluso han publicado una foto mía robada: he pensado: “Qué bien lo hacen!”.
Tarde para la ira y No culpes al karma. ¿Qué representan esas películas para ti?
Son títulos sin los que no podría explicarme a mi misma y lo que mi trabajo me cede desde el punto de vista personal. Muchas veces cuando no he ganado me he sentido como en aquella escena de Sexo en Nueva York en la que Carry Bradshaw afronta su plantón en su boda poniéndose un tocado de pájaros en la cabeza revoloteando, que tan bien refleja lo importante que es tener pájaros en la cabeza.
Has hecho también mucho cine independiente. ¿Cómo valoras esa escena alternativa del cine español?
En España se hace mucho cine independiente. La ayuda de instituciones o de la televisión pública resulta valiosísima para dar visibilidad a esas nuevas voces y talentos. A menudo las plataformas hacen películas taquilleras, pero hay que contar también historias pequeñas, como Alcarrás.
Estás trabajando precisamente en La mitad de Ana. ¿Qué otros proyectos tienes entre manos?
En efecto, estoy trabajando en una nueva producción de Alcarrás; “La mitad de Ana”, dirigida por Marta Nieto. Una película sobre la que no puedo hablar mucho pero que expresa desde ese lenguaje del cine independiente, de cómo a veces nos perdemos y de la necesidad de encontrarnos. Estoy también con dos series para Netflix de las que tampoco puedo dar aún ningún detalle y con la séptima temporada de Élite.
¿Cómo es Cristina Rodríguez en las distancias cortas?
Pues verás; mucho menos dramática de lo que pudiera parecer o desprenderse por mi forma de expresarme. En realidad mis pequeñas decepciones o dramas, por decirlo así, se me pasan muy pronto; proceso todo de forma natural y desde la aceptación. Tampoco me siento mayor. Digo mi edad a cualquiera, y no tengo prejuicios respecto a la edad.
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Créditos:
Tocados Monísima de la muerte
Fotografía: The Virum @thevirum
Vestuario de Helena Ramírez Alarcón: @alejandroresta
Vestuario Cristina Rodriguez: @isabelgomilaig